Summary: ¿Como puedo aprender a amar a mi semejante como a mi mismo? 1. Amar a otros requiere ATENCION- (Nuestra mente) 2. Amar a otros requiere AFECTO- (Nuestras emociones) 3. Amar a otros requiere ACCION- (Nuestra Voluntad)

¿Como puedo aprender a amar a mi semejante como a mi mismo?

Las Tres Áreas humanas en la Conciencia Social

Introducción

Durante la segunda mitad del Siglo 19, era común mirar a William Booth y su esposa Catherine, marchando por las calles de Londres. Junto con ellos, cientos de seguidores, soldados y amigos del Ejército de Salvación invadían los peores barrios de la capital y otras ciudades y pueblos de Inglaterra; lo mismo alabando a Dios con cánticos que dando una mano amiga al que lo necesitara. Habían declarado una guerra abierta en contra del pecado y de todos los poderes de las tinieblas, incluyendo por supuesto la prevalente discriminación del pobre, del necesitado, del alcohólico y los de mala reputación.

William y Catherine Booth fueron ciertamente los instrumentos de avivamiento más radicales de su tiempo y su herencia transformadora continua hasta el día de hoy, 150 años después. William y Catherine originalmente eran ministros metodistas y gozaban de cierta comodidad y seguridad, sin embargo respondieron a la misión que Dios les encomendó. Saliendo de su placidez y sosiego, comenzaron con una obra social y de fe, que lo mismo era controversial como peligrosa. Era en muchos sentidos insólito hasta ese tiempo el llevar la luz del Evangelio a los rechazados de Inglaterra: los desahuciados física, moral, económica y espiritualmente, durante una época en que los más pobres eran tratados peor que los caballos. Así que mantengamos esos preciosos orígenes de nuestro amado Ejército, al luchar por el necesitado y en contra de toda discriminación.

Dios y la Conciencia Cultural

Quiero continuar diciendo que por desgracia vivimos en un tiempo lleno de injusticia. En estos días de disturbios sociales a nivel mundial, donde el hombre sigue indiscriminadamente abusando de su misma especie, donde las mujeres continúan siendo maltratadas y aun los niños siguen hambrientos, es muy importante reconocer la importancia que la Palabra de Dios le da a la Conciencia Cultural. Tener Conciencia Cultural es reconocer que a pesar de nuestras diferencias de raza, lenguaje o lugar de origen los seres humanos somos todos creados “A Imagen y semejanza de Dios” Génesis 1:26 y ningún grupo es “mas” o es “menos” que otro. Romanos 2:11 nos muestra como “en Dios no hay acepción de personas” lo que quiere decir que para El todos somos especiales.

Creo que Dios está muy interesado en que tengamos Conciencia de nuestra propia Cultura de origen, pero sin que esto nos impida compartir en amor con hermanos que provengan de diferentes raíces a las nuestras. De hecho la Biblia nos llama a adorar a Dios juntos, ahora y por la eternidad. Miren lo que dice el Señor en Apocalipsis 7:9, refiriéndose a la adoración a Dios “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Con suma tristeza, la historia nos recuerda los grandes holocaustos de la humanidad, la destrucción de la guerra y el odio de una raza hacia otra. Desde tiempos antiguos, el hombre ha querido imponer su grupo racial sobre otros que considera inferiores. Hermanos, que nosotros la Iglesia del Señor no caigamos en tales practicas por ningún motivo.

Contrariamente a esta tendencia discriminatoria, se podría afirmar que la Parábola del Buen Samaritano presenta uno de los pilares bíblicos del cristianismo, su verdadera razón de ser, porque pone el amor al ser humano por encima de cualquier otra consideración. Y es que al final tuvo que ser un extranjero, un extraño, un hombre de otro pueblo y de otra religión (un samaritano), el que marca la pauta y el modelo ético a seguir. Esa parábola es un garrotazo al prejuicio, a la discriminación de todo tipo y al egoísmo. Por otro lado es un canto al amor, a la compasión, a la misericordia, a la libertad para hacer el bien y a la verdadera fraternidad humana.

Amar a Dios es también amar al Prójimo.

Jesús dijo en Marcos 12:30-31 – “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. -Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Sin duda alguna, aun nuestro Señor Jesucristo nos presenta el concepto del amor a nuestros semejantes a un nivel similar inclusive al de nuestro amor a Dios, sin olvidar además el amor a nosotros mismos.

Cuando el Alma se enferma

Por varios años he sido estudiante del comportamiento humano. A través de los libros, la consejería pastoral y a la luz de las Escrituras, he aprendido que el ser humano puede caer en enfermedades del alma, comúnmente conocidas por la psicología como “desordenes mentales.” La gente se enferma de depresión, ansiedad, codependencia y un sinnúmero de desordenes de la personalidad cuando se ve confundido y siente que pierde su identidad personal. Desde luego que la razón de algunas enfermedades tiene que ver parcialmente con la biología propia de cada persona, es decir, algún desbalance bioquímico a nivel cerebral puede causar un desorden maniaco-depresivo o esquizofrenia, por poner algunos ejemplos. Pero en mi opinión, todas las enfermedades, que yo llamo “del alma” se deben a tres principios que Dios le ha dado como regalo a todo ser humano: La capacidad de ser Valorado, la capacidad de Pertenecer y la capacidad de Logro (o de realización).

La Naturaleza Caída del Hombre

Nuestra Doctrina Salvacionista # 5 describe que el pecado original de Adán afectó al hombre en toda su naturaleza. La frase “totalmente corrompido” no se refiere solamente a la intensidad de esa corrupción, sino también a que las tres áreas dadas al hombre en su creación fueron afectadas. El hombre comenzó a morir físicamente, pero al pecar su espíritu murió instantáneamente, pues perdió su relación intima con Dios. También su alma (su mente) fue gravemente afectada pues perdió su inocencia y sus pensamientos comenzaron a ser pervertidos y envenenados. El hombre ahora pensaba en hacer el mal.

Romanos 6:23 nos da malas y muy buenas noticias: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Leamos juntos la Doctrina#5

Creemos que nuestros primeros padres fueron creados en estado de inocencia, mas por haber desobedecido perdieron su pureza y felicidad, y por efecto de su caída, todos los hombres han llegado a ser pecadores, totalmente corrompidos, y como tales están con justicia expuestos a la ira de Dios.

La Restauración de Dios

Al amar a Dios, nosotros mismos nos sentimos amados y valorados, con el conocimiento que le pertenecemos a El y al “Cuerpo de Cristo” (Su Iglesia) y con la creatividad y la habilidad de trabajar y transformar nuestras vidas. Dios nos hizo para vivir en comunidad, las personas aisladas, que no son valoradas o que se les priva de su libertad para realizar se enferman irremediablemente. Aun Dios mismo “es en si mismo” comunidad, pues es Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. El es Todopoderoso, El es dueño y Señor de su creación y el es digno de todo honor y gloria.

En la parábola del Buen Samaritano, este hombre compasivo muestra su amor a un hombre que había sido declarado por los primeros dos hombres que pasaron de largo como “inservible”. Ellos al no detenerse mostraban su desprecio no solo hacia el hombre herido, sino indirectamente hacia ellos mismos y por ende a toda la creación de Dios. En su mente no valía la pena recoger a un medio-muerto, pues estaban mas preocupados por mantener su propia posición social y sus costumbres legalistas, aunque esto significara negar su propia identidad como seres humanos.

El samaritano en cambio muestra que a pesar de ser de otra nación diferente a la de Israel (Recordemos que hombre que había sido atacado por los ladrones era Judío) a pesar de ser de otra tierra, hablar otra lengua, aun así podía participar y compartir con ese extranjero. Según la costumbre de la época, los Judíos y los Samaritanos no compartían juntos, y de hecho había un prevalente odio racial y cultural entre ellos. Al recogerlo del suelo, pareciera que el samaritano le estuviera diciendo: “tu y yo pertenecemos al genero humano, no importa si eres diferente a mi”. El samaritano rompe con todos los esquemas negativos de la cultura y las costumbres de su tiempo. Movido por amor y compasión, levanta al caído, aunque este era considerado su enemigo por la sociedad. La escritura narra que el hombre golpeado había perdido su fortaleza, pues no podía caminar ni defenderse. El samaritano “pudo” por el. Le prestó su fuerza, cuando el no tenia ninguna. Su capacidad de realizar el rescate muestra su habilidad no solo de “poder” sino también de “querer” hacerlo. Al pagar en el Mesón, y dar ordenes para cuidar al golpeado mostraba tanto su generosidad como su deseo de continuar ayudando al caído a pesar de tener que irse. Lo salvó, lo protegió y curó sus heridas. Lo hizo porque pudo, pero también porque quiso hacerlo. ¿Acaso no la misma Trinidad de Dios actúa en esa misma manera? El Padre nos da Valor, pues envió a Su Hijo a morir por nosotros, el Hijo nos Salva y nos saca de peligro, mientras el Espíritu Santo nos cura las heridas mientras nos restaura y nos acompaña, consolándonos.

Un Ejército de Samaritanos

Así como el Buen Samaritano, William Booth guiaba a sus soldados con el grito de guerra: “Vayan por las Almas... y vayan por las peores” y así lo hacían. Los peores de los pecadores eran salvos, ciudades y pueblos enteros fueron sacudidos y gran cantidad de cantinas y prostíbulos se cerraron. Los primeros convertidos eran los maridos infieles y golpeadores de esposas, los borrachos, los ladrones y los estafadores, los criminales de corazones endurecidos y las prostitutas. Para los Booth no era suficiente predicar a Jesucristo, sino hacer la obra de restauración integral para toda persona. Así es como el ministerio Integral es desarrollado partiendo del diseño bíblico hacia una necesidad de sus tiempos. Este ministerio comprendía íntegramente las tres áreas del individuo ya antes mencionadas, así que el espíritu, alma y cuerpo eran levantados conjuntamente para servir enteramente a Dios.

Una vez transformado (o la mayoría del tiempo, en el proceso de serlo) el nuevo discípulo se encomendaba a su vez a levantar a otros caídos semejantes a el.

El Ejército de Salvación es, y ha sido mundialmente reconocido por su ayuda al pobre y desvalido además de llevar el Evangelio a toda persona sin discriminación. Ojalá y que nunca se nos olviden nuestros orígenes, y lo que es más importante, que nunca nos cansemos de hacer el bien a otros.

Vivamos una Santidad que unifica

Nuestra Doctrina Salvacionista # 10 nos recuerda que debemos vivir en Santidad:

Creemos que es privilegio de todos los creyentes el ser santificados “por completo”, y que su ser entero, “espíritu, alma, y cuerpo”, puede ser guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”(1 Tesalonicenses 5:23)

Desde luego que vivir en santidad nos unifica como seres humanos no importando nuestra raíz cultural, porque como dice la Palabra: “es privilegio de TODOS los creyentes” (y eso no excluye a los futuros creyentes) Ser “Santificados por completo”

¿Pero que significa realmente “Santificados por completo”?

Los seres humanos manifestamos nuestra realidad de vida precisamente en tres áreas principales citadas en la escritura: tenemos pensamientos (en el alma), tenemos emociones (sensibles en espíritu) y tomamos acciones (usando nuestro cuerpo físico).

Dios quiere que seamos tocados con Su Santidad en esas tres áreas, así que la frase “que seamos santificados por completo” significa que en todas las áreas de nuestra realidad debemos ser enteramente transformados.

Para tener Conciencia Social – Uniendo nuestras tres áreas con el propósito de Dios

Si realmente deseamos cumplir con el llamado de Dios a ministrar su amor a todo ser humano sin discriminación, debemos estar dispuestos a hacerlo con nuestra entera naturaleza. Como anteriormente he citado, las tres áreas de nuestra humanidad se moverán hacia el amor hacia otros solo cuando nuestra alma (mente), espíritu (emociones-afecto) y cuerpo (acciones-voluntad) estén dispuestos a ser guiados por el Espíritu Santo y estén sometidos a la voluntad del Señor. Así que sugiero que podríamos aprender a tener una actitud de Santidad Practica por medio de las enseñanzas de Jesús a través de la parábola del Buen Samaritano. He seleccionado tres puntos prácticos para aplicar las enseñanzas del Maestro:

¿Como puedo aprender a amar a mi semejante como a mi mismo?

1. Amar a otros requiere ATENCION- (Nuestra mente) El Samaritano vio al herido…

Para amar a mis semejantes debo MIRAR la necesidad de la gente a nuestro alrededor.

Esto incluye estar consiente, atento y presente en la vida de otros menos afortunados. Atender a otros es tener una actitud amorosa, de compasión y de misericordia. Es triste descubrir que muchos hombres siguen oprimiendo a sus hermanos de creación aun en nuestros días. Proverbios 14:31 advierte: “El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra”.

2. Amar a otros requiere AFECTO- (Nuestras emociones) El Samaritano fue “movido a misericordia”…

Nuestras emociones son importantes motivadores que nos conectan con otros por medio de la compasión, el cariño y el sufrimiento. La palabra “Simpatía” significa en el idioma griego “sufrir con otros”. La Palabra de Dios nos recuerda a “Gozar con los que se gozan y a llorar con los que lloran. Romanos 12:15 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

3. Amar a otros requiere ACCION- (Nuestra Voluntad) El Samaritano se acercó al hombre, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

Recuerde que mirar la necesidad de los demás y de sentirse conectados emocionalmente con otros nunca es suficiente. Debemos además tomar ACCION. La palabra griega AGAPE define al amor incondicional, (que es también el amor de Dios) pero adicionalmente se define como el Amor en acción, es amor con voluntad. El Apóstol Santiago nos recuerda que debe existir un balance santo entre la fe y las obras, tomando en cuenta que las obras son las acciones de Justicia que como cristianos debemos ejercer. Santiago 2:18 dice: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”. Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Mi oración es que aprendamos a amar a Dios con todo nuestro corazón, y a nuestros semejantes como a nosotros mismos consientes de las características maravillosas con las que Dios mismo nos formó: a nivel de nuestra alma, espíritu y cuerpo.

Tómese la oportunidad ahora y abrace con cariño a cuantas personas pueda hacerlo, especialmente a los que son mas diferentes que nosotros.

¡Que Dios bendiga nuestra diversidad cultural y derrame de su amor para todos!