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En nuestro Evangelio de hoy Jesús compara el divorcio y posterior matrimonio para la persona divorciada, y lo contrasta con sus enseñanzas y las de Moisés.
Lo mismo podemos hacer en nuestros días.
Por ejemplo, el Rey Enrique VIII no consiguió que su matrimonio fuera anulado por Roma y fue así como fundó la Iglesia de Inglaterra.
Pocos años antes de eso, Martín Lutero dejó la Iglesia Católica el 31 de octubre de 1517 y clavó en las puertas de su iglesia, en Wittenberg, Germany, noventa y cinco tesis que fueron la base para las diferentes denominaciones cristianas que se distinguen por sus variadas enseñanzas sobre matrimonio, divorcio y segundas nupcias.
Y hablando de luteranos y católicos romanos, el Padre Vincent Heier, de la Arquidiócesis de San Luis, invitó a algunos luteranos a una reunión en la catedral de esa ciudad. Les dió la bienvenida diciéndoles: “Mucho nos agrada recibirlos en esta catedral; por favor no claven nada en las puertas.”
Por lo general, Jesús enseña que cuando se trata de primer matrimonio para ambos cónyuges, esto es un vínculo válido y que un divorcio con subsecuente matrimonio es equivalente a adulterio.
El adulterio no tiene conexión con el divorcio, pero lo es cuando el divorciado vuelve a casarse sin haber conseguido una anulación eclesiástica para su primer matrimonio.
The Catecismo enseña en no. 1623, que los esposos, como ministros de la gracia de Cristo, al manifestar su consentimiento ante la Iglesia, se confieren mutuamente el sacramento del matrimonio.
Si Juan y María son ambos bautizados, al casarse se convierten ellos en ministros del Sacramento de Matrimonio;
el Obispo, sacerdote o diácono simplemente pide y recibe su consentimiento.
La frase más corta en español es “Estoy” y la más larga ‘ Te Acepto.”
Un divorcio es un asunto legal. Dios está en su contra, pero en graves circunstancias puede ser necesario.
Cuando la Iglesia otorga una anulación está diciendo que el consentimiento al matrimonio fue defectuoso, pero sólo si hay evidencia, de otra manera el caso se vuelve inactivo o recibe una designación de ‘no-va’, en consideración a que muestra simplemente un escenario de ‘el dijo – ella dijo’.
El amor está en la voluntad y el matrimonio envuelve consentimiento que es un acto de la voluntad.
Amor es el deseo de actuar para el bien del otro.
Y para reparar un matrimonio defectuoso debido al consentimiento, esto también es un acto de la voluntad.
E.g. Digamos, por ejemplo que un matrimonio quedó anulado sólamente por el consentimiento de
una o ambas partes (un hombre y una mujer) en cuanto al uso constante de anticonceptivos (esto es una intención contraria a la procreación de hijos).
O, digamos que una de las partes contrajo matrimonio estando todavía bajo una adicción de cualquier tipo.
Pero, sin embargo, pasado un tiempo ya casados, ambas partes se dan cuenta que el uso de anticonceptivos
era no sólamente un pecado sino que invalidaba su matrimonio y por lo tanto decidieron no hacerlo más.
O el conyuge con la adicción da pruebas válidas de recuperación.
En tales casos, privadamente y en secreto quien no había consentimiento lo da ahora y esto da validez al matrimonio.
En otras palabras, si ellos quieren poner su vida en orden y tomar los pasos necesarios entonces el factor consentimiento da la sanación.
Termino con las primeras pocas líneas de la Bendición de Nicholas Samaras, [Bendición]:
Por lo que nos ha sido dado;
Por lo que estamos conscientes de haber recibido;
Por todos los que sufren y todos los que celebran;
Por los que permanecen agradecidos enfrentando cualquier cosa.
Amén!