Juan, llamado del Discípulo Amado, es claramente ¡el héroe de la gloriosa mañana de Pascua!
Su amor y comprensión son superiores y por esto corre con gran prisa.
Juan, Pedro y María Magdalena, todos ellos estaban frente a la tumba vacía, pero sólamente Juan creía en la Resurrección física de Jesús.
Juan “vio y creyó” sin siquiera haber comprendido en su totalidad lo que las Sagradas Escrituras decían en cuanto a que Jesús resucitaría de entre los muertos.
El es el discípulo ideal………
El resto de nosotros somos lentos aprendices….
E.g. Dos pericos estaban en su jaula y uno de ellos pregunta:
-Oye, Jacinto, “¿ya sabes cuál es el animal que también es fruta?”
-No, Cotorrín, “¿cuál es?”
-El sapo, porque cuando crece se convierte en zapote.
A pesar de la fe demostada por Juan -- tal como lo notan algunos comentadores--el Discípulo Amado no ofrece un ‘impacto narrativo’, ya que en su Evangelio el no comunica su descubrimiento a los demás.
Es María Magdalena, sin embargo, quien ofrece el mayor ‘impacto narrativo’, a pesar de haber sido ella la más despistada esa gloriosa mañana de Pascua.
El primer error de Maria Magdalena fue su persistencia equivocada de que alguien había tomado posesión del cuerpo de Jesús. De ahí sus palabras: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto."
Por lo que los ángeles la interrogan directamente, “?¿Por qué lloras, mujer? “ le dicen. Lo que implica que si ella hubiese realmente comprendido el significado de lo que había sucedido, ella no estaría llorando.
Pero María Magdalena replica nuevamente, “Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.”
Tesalonicenses 4:13 dice, “Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza.”
Sin embargo, tan importantes como son esas palabras, la Biblia nos dice en el Libro de Daniel que en el Juicio Final, aunque todos los cuerpos resucitarán, no todos resucitarán a la Gloria (Dan. 12:2). Este es el desafío que presenta la Resurrección.
Y volviendo a nuestro relato, cuando Jesús se aparece a María Magdalena, ella no lo reconoce y cree que es el jardinero; es sólamente cuando Jesús pronuncia su nombre que ella se da cuenta de que es Jesús.
A pesar de su lenta comprensión al comienzo, Cristo se apareció a ella primero y al hacerlo la envía con la misión de comunicar la Buena nueva de su resurrección a los demás. Es así como María Magdalena es la primera proclamadora de la fe Pascual: «¡He visto al Señor!»
El mensaje para nosotros este día es: Tal como lo vemos en el Evangelio de Juan, creer es un proceso.
Ya sea que uno no crea en nada al momento o haya llegado a una comprensión parcial de la verdad, creer es el proceso de descubrir errores y arribar a una comprensión más profunda y auténtica de la relación con Jesucristo, quien es la Palabra de Dios.
Este proceso se ahonda solamente por una experiencia personal con esa Palabra; la experiencia de cualquier otra persona nunca podrá sustituirla.
El Cuarto Evangelio, el Evangelio de San Juan, asocia esta clase de reconocimiento como algo que proviene del testimonio del Espíritu Santo y el encuentro espiritual con el Señor Resucitado.
Y, al igual que Pedro en nuestra Primera Lectura, quien dice:
“Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los pecados''.
También nosotros al igual que los Apóstoles, estamos llamados a dar ese testimonio en nuestras vidas.