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El Padre Roberto estaba visitando a uno de sus feligreses de edad avanzada a quien el no había visto en la iglesia por algunos meses. “Sabe,” le dijo, “los años que pasan no nos hacen más jóvenes, por lo que usted debe pensar seriamente en el más allá.”
La señora replicó: “Gracias, Padre, pero yo pienso en el más allá todo el tiempo. Siempre me digo a mi misma que hay algo más allá de mi comprensión ¡porque lo olvido todo!”
En el Evangelio de hoy, Jesús está tratando de hacernos pensar en el más allá.
En el texto de hoy se nos habla de la costumbre judía de que las damas de honor de una boda esperaban al novio para que cuando éste se apareciera ellas lo acompañaran a la ceremonia de boda y al banquete.
Se nos dice que ellas todas tenían lámparas; a todas las dominó el sueño, pero al final del relato a la mitad de ellas se les cerró la puerta. no iban a poder entrar al banquete. Continuando se nos dice que las cinco cuyo aceite estaba muy bajo, suplicaron a las prudentes que les dieran algo del aceite que ellas tenían y éstas se negaron, ¿qué podemos decir de las ‘damas egoistas’ que no quisieron compartirlo???
El aceite es símbolo del Espíritu Santo y la ‘puerta’ símbolo del Cielo. Y, ¿qué sentimos cuando vemos que nuestro aceite se está acabando? Entonces, pido a mi vecino que comparta conmigo el Espíritu que le anima. Cuando esto pasa, podemos dar o esperar una sola respuesta: “No me corresponde a mí darte ese Espíritu, tu debes ir a Aquel que lo provee.”
Lucas 11:13 nos dice, “¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
En el Libro Segundo de los Reyes hay un versículo interesante, versículo 2:9, “Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti. Y Eliseo dijo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí.”
Lo anterior nos dice que podemos pedir ser ungidos por otra persona poderosa por su fe, pero esa persona no pude darnos el Espiritu Santo; sólo Dios puede hacerlo a través de los sacramentos.
¿Por qué las damas de honor no previeron de abastecerse de suficiente aceite cuando era tan importante hacerlo? ¡Apatía! A veces la personalidad consciente de algunos individuos encierra tal rigidez y solidifacación de pecado, que la muerte viene sorpresivamente antes de que la persona comience a vivir una vida moral y espiritual.
El mensaje que se nos da es que la apatía y la negligencia son mayor amenaza para nuestra salvación que cualquiera otra que venga de fuera.
Y he aquí un ejemplo de las ‘jovenes previsoras’…. —
El día en la rutina de las Clarisas Descalzas enclaustradas comienza a las 12:30 A.M. cuando la religiosa designada como ‘Llamadora’ toca la puerta de cada celda para convocarlas a la oración. Para ellas, es como lo que el Evangelio de hoy nos dice: “¡El Esposo ha llegado; vengan a encontrarlo!
El Apocalipsis dice, “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.!”
La acción de este Evangelio tiene lugar en la noche, porque se trata de algo repentino. En el sentido litúrgico nos invita a prepararnos para la Segunda Venida de Cristo y para nuestra propia muerte.
La aplicación moral de la misma: —Estén vigilantes; estén listos, de otra manera y aunque sus intenciones generales hayan sido buenas, peligran de ser excluidos de la felicidad eterna al final de esta vida.
Hay un dicho que podemos considerar: -“Estar cerca, no cuenta – a excepción de herraduras y bombas de mano.” En otras palabras, ‘cuando se trata de nuestra felicidad eterna, es demasiado importante arriesgarnos pensando que ‘estamos casi allí’ o ‘suficientemente cerca’ como para no preocuparnos.” Amen.