Cuarto Domingo de Pascua - A
Nuestro Salmo Responsorial de este dia, Salmo 23, es muy personal. No hay referencias a ‘nosotros’, ‘nuestros’ o ‘ellos’, pero solamente a ‘mi’, ‘me’, ‘yo’ y ‘tu’. Este es el testimonio del Rey David, de su experiencia personal con Dios.
En nuestro Evangelio escuchamos: “Yo soy la puerta de las ovejas.” No dice que es el Puerto del Triunfo, en El Salvador……
La Puerta es una metáfora para referirse a un guía.
“Me guía por el sendero recto”, dice el Salmo 23.
Dios nos ofrece también una guía moral. En verdad, SIENDO El la puerta, esto hace posible para el Pastor entrar y salir libremente y atravesarse entre su redil y el pasto.
El que no entra por la puerta del redil de las ovejas, es un ladrón, un bandido.”
Sin embargo, a algunas ovejas esto les desagrada y rechazan la idea de una puerta. En Juan 6:66- leemos: "A partir de entonces, muchos de sus discípulos dieron la vuelta y no quisieron caminar más con El.”
A pesar de esto, el Buen Pastor todavía continúa extendiendo la invitación para traerlos de regreso al redil. En el Libro del Apocalipsis 3:20 se nos dice:- “Hé aquí, que estoy á la puerta, y llamo: si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.”
En Ohio, Cleveland, existe una iglesia que tiene un cuarto de descanso con una puerta justo detrás del púlpito para conveniencia del párroco. El mismo cuarto tiene también otra puerta del lado opuesto que conduce al estacionamiento.
Cierto día el párroco estaba hablando con gran elocuencia sobre Apocalipsis 3:20. Y con gran entusiasmo exclamó que el Señor estaba de pie a la puerta de nuestros corazones, gritando, “¡Déjenme entrar. Déjenme entrar!”
Añadiendo un toque de drama a su mensaje, el párroco se dirigió a la puerta posterior del salón de descanso que estaba detrás del púlpito y tocó. Tocó la puerta una y otra vez recordando a su congregación que Dios estaba a la puerta de nuestro corazón exclamando: “¡Déjame entrar! Déjame entrar! ….cuando entonces, y de repente se oyó un lastimoso gemido que decía: “Un minuto; sólo un minuto”.
2). “El Señor es mi pastor.”
El pastor puede reconocer hasta más de 50 ovejas por dos años y las ovejas pueden reconocer el rostro y la voz de su pastor. “Las ovejas reconocen su voz.”
Esa NO ES la voz del Pastor, “¡Te lo dije!”….”¡Eres como tu madre!” "¿Puedes alguna vez hacer lo correcto?”
EFESIOS 4:29 dice, “No proceda de la boca de ustedes ningún dicho corrompido, sino todo dicho que sea bueno para edificación [del prójimo].”
3). “En verdes praderas me hace reposar.”
¿Cómo es possible que podamos quedarnos quietos en la oración cuando hay una fuerte distracción de gente y eventos? Podemos hacerlo repitiendo en el silencio de nuestro interior:
"El Señor es mi pastor, nada me faltará. El Señor es mi pastor, nada me faltará"
El Señor marca mis pasos; no voy a apresurarme. El me hace parar y descansar en la quietud de intervalos. Me provee con imágenes que se graban en mi mente y me dan serenidad.
4). "Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios.”
Cuando Dios es el proveedor de la comida, la cena será exquisita:
Pollo a las Brasas….. Ceviche de Pescado…. Lomo Saltado, Picante de Cuy o Conejo…. Y solamente hay un invitado a su comida: “Tu”, mientras que los que se oponen a los caminos de Dios están a la orilla de la escena y observan como se desarrolla todo adentro. .
Pedro, en la Primera Lectura dice, “"Pónganse a salvo de este mundo corrompido."
En nuestra Primera Lectura, Hechos 2, Pedro ofrece el primer sermón registrado de una iglesia cristiana. Al respecto, hay un pastor que dijo: “En Hechos 2 ellos oraron por diez días; Pedro predicó por diez minutos y tres mil personas se salvaron. Hoy oramos por diez minutos, predicamos por diez días y sólo tres se salvan.”
El sermón de Pedro llegó a los corazones de quienes le escucharon; ellos se dieron cuenta de que Jesús quería salvarlos del pecado a costa de su vida! Las palabras de Pedro les movió a preguntarle a el y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?"
La lectura espiritual es una forma muy importante para salvarnos de la corrupción generacional. Diariamente somos bombardeados con mensajes que vienen de todos los ángulos y que están claramente designados a alejarnos más y más de nuestra fe o a paralizarnos en nuestro avance interior, ya sea a través de situaciones sociales en el trabajo, en la escuela, en el hogar o por programas de televisión, películas, libros, propaganda. Estas influencias en nuestro diario vivir no hacen absolutamente nada para acercarnos más a esa invitación que recibimos para vivir nuestra vida en Cristo.
La lectura espiritual nos arma para todas esas batallas diarias que enfrentamos en cuando a negatividad, tentación y pecado, llenando nuestras mentes, corazones y almas con la verdad que Cristo nos ofrece y fortaleciéndonos en nuestro camino al Cielo.
El Salmo 23 en nuestra respuesta de este día termina diciendo:
“ Y viviré en la casa del Señor por años sin término.”