Me ha pasado esto… en algún momento cuando voy conduciendo el auto y trato de cambiarme de línea a la derecha en una avenida, “miro el retrovisor, no veo nada y me lanzo”, para llevarme luego un gran susto porque ¡venía otro auto y no lo había visto!… todo porque el espejo retrovisor tiene un “punto ciego”... así también es en nuestra vida, es decir que todos tenemos “puntos ciegos”.
Si revisamos con sinceridad nuestra vida nos damos cuenta de que hay algunas cosas que hemos querido hacer pero que no se han terminado o que ni siquiera se empezaron. Metas y sueños en los que has estado pensando, planeando, pero que están esperando para ser ejecutados; ya sea iniciar un negocio, estudiar algo, crear una fundación para ayudar al necesitado, casarte o empezar a cambiar el estilo de vida por uno más sano...
Quizás algunas veces lo has intentado pero parece que no puedes empezar o avanzar… y no sabes por qué te pasa esto. La respuesta… porque es necesario que el Espíritu Santo nos revele nuestros “puntos ciegos”, amplíe nuestra visión, nos abra tus ojos y nos de revelación de la manera de superar cualquier obstáculo que haya en nuestro camino.
Necesitas que Dios haga contigo lo que hizo con el siervo del profeta Eliseo, cuando estaban siendo atacados por un ejército enviado por el rey de Siria, lo leemos en 2 Reyes 6:15-17 “…«¡Ay, señor mío! ¿Y ahora qué vamos a hacer?» Y Eliseo le dijo: «No tengas miedo, que son más los que están con nosotros que los que están con ellos.»,
Acto seguido, Eliseo oró con estas palabras: «Señor, te ruego que abras los ojos de mi siervo, para que vea.»…” (TLA).
Ante la oración Dios le abrió los ojos al siervo y pudo ver el ejército del Señor grande y poderoso.
El temor estaba bloqueando la visión del siervo y Dios le abrió los ojos.
Ten en cuenta esto… mientras más amplia, clara y sin velos sea la “vista” que tengamos de las cosas de Dios, de Su poder, Su gobierno, Su capacidad y amor por nosotros, menos temor llegará a nuestro corazón y más fortaleza tendremos ante los retos y dificultades de la vida.
Con esta capacidad podremos avanzar pues la fe nos permitirá abrir puertas nuevas para cumplir con los sueños y designios dados por Dios a cada uno de nosotros. A partir de ahora si te sientes atascado(a) tienes dos opciones, seguir con los “puntos ciegos” u orarle a Dios para que te abra los ojos y puedas ver lo que hoy no ves.
Oremos: “Señor, abre mis ojos para que pueda ver lo que hasta ahora no veo, te pido me abras el camino para cumplir con el llamado, sueños y metas que has sembrado en mí. Que no vea los obstáculos, sino las soluciones, te lo pido en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: “…Eliseo oró con estas palabras: «Señor, te ruego que abras los ojos de mi siervo, para que vea.»…” 2 Reyes 6:17 (RVC)