Summary: Una de las primeras reacciones (o sentimientos) que experimentamos cuando pensamos en compartir nuestra fe es…¡QUE SUSTO! Nos da miedo.

Serie: NO MÁS EXCUSAS

Charla: ¡Qué Susto!

Texto Principal: 2 Timoteo 1:7

8 Marzo 2015

Introducción

Vídeo Bumper: Invitaciones por Dan Stevers

Hace un año comenzamos a reunirnos como un grupo con el anhelo de alcanzar al sector norte de Bogotá. Eramos un grupo de más o menos 20-25 personas. Nos reuníamos en mi casa todos los viernes hasta cuando arrancamos el servicio dominical el 8 de junio 2015. Ese tiempo era supremamente importante en cuanto a lanzar y abrazar la visión y la misión de la nueva iglesia e inclusive la estrategia para cumplir dicha misión. Según la Escritura, concluimos que la razón de comenzar una iglesia en este sector era y todavía es hacer discípulos. En Mateo 28:19-20, Jesús nos dio dicha misión. “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:19-20. Esa labor de hacer discípulos no es solamente la responsabilidad del pastor o del equipo de liderazgo. No podemos cumplir la misión solos. Concluimos que hacer discípulos es la responsabilidad de la iglesia, o sea todos los seguidores de Jesús. Esto significa que ustedes tienen que hacer discípulos para Cristo. NOSOTROS tenemos que invitar. Claro, me refiero a la iglesia. Es verdad que necesitamos invitar a personas a la iglesia. Pero no quiero que caigamos en la mentalidad que si esas personas llegan al servicio hemos hecho el trabajo. Esa no esa la misión. Jesús no dijo que hiciéramos discípulos para tener un auditorio lleno de personas. La iglesia no es un evento. La iglesia es un grupo de seguidores de Cristo comprometidos a alcanzar a los que todavía no lo conocen. ¿Podemos invitar personas nuevas al servicio? ¡¡¡Claro!!! Necesitamos hacerlo. Yo lo hago. Espero que tu lo hagas. Es a través de actividades como esta que las personas, incluyendo a nosotros, pueden crecer en su relación con Jesús. Las actividades de fin de semana están diseñadas para que podamos conocer más y más a Dios. Sin embargo, la labor completa de hacer discípulos no se realiza solamente en una actividad. Requiere que los seguidores de Jesús (LA IGLESIA) se comprometan a compartir su vida (su tiempo, sus recursos) con personas que no conocen a Jesús. Esta clase de estrategia requiere que seamos intencionales. Intencionales con nuestras palabras, con nuestro tiempo, con nuestra forma de interactuar con los vecinos y personas del barrio. Esta estrategia influye aún nuestra manera de tomar decisiones, incluyendo cómo diseñamos los presupuestos económicos, cómo, en qué y en dónde gastamos la plata. En realidad, esta estrategia es en un estilo de vida.

Y claro nuestras vidas tienen que ser coherentes. O sea, tenemos que vivir lo que creemos. Tenemos que poner en práctica lo que aprendimos en la serie anterior — ser hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores. Sin ese trasfondo, ¿quién nos va a creer? Cuando estamos en nuestros barrios, cuando pasamos tiempo con los vecinos, ¿van a poner cuidado cuando les hablamos de Jesús, cuando los invitamos a que lo sigan?

Pero en algún momento, el seguidor de Cristo tiene que abrir la boca y compartir su fe con palabras y con La Palabra. Por su puesto, esto genera unos sentimientos adentro en nuestro interior. Por favor busquen en sus Biblias a 2 Timoteo 1. Comencemos con el primer versículo. “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de vida que tenemos en Cristo Jesús, 2 a mi querido hijo Timoteo: Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro Señor te concedan gracia, misericordia y paz. 3 Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados. 4 Y al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría. 5 Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. 6 Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio.” 2 Timoteo 1:1-8.

I. ¡QUÉ SUSTO!

A. Una de las primeras reacciones (o sentimientos) que experimentamos cuando pensamos en compartir nuestra fue es…¡QUE SUSTO! Nos da miedo. Aún en mi vida, siendo pastor, siendo misionero, siento el miedo cuando llega el momento de abrir la boca y compartir mi fe con alguien que he acompañado en la vida. El problema no es sentir el miedo. El problema es cuando nosotros dejamos que el susto nos paralice. En el pasaje que leímos, Timoteo estaba enfrentando algo que le daba miedo. La causa de su miedo no es clara. Podría haber sido el evangelismo en el mundo, la predicación en la iglesia, las responsabilidades de ser pastor o los sufrimientos de Pablo. No sabemos, pero si sabemos que ese miedo no tenía que paralizar a Timoteo. Pablo, hablando desde su experiencia, le dijo, “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder…” 2 Timoteo 1:7. La Reina Valera usa el término cobardía en vez de timidez, pero los dos son correctos porque en el griego el término abarca los dos sentidos. Hoy nos vamos a enfocar en el sentido de la cobardía. Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía. No tenemos que ser cobardes.

B. Hace unas semanas fuimos a cine y vimos la última película del Hobbit. Había un personaje muy fastidioso en la película. Era oportunista y cobarde. En una de las escenas, en medio de la batalla, ese señor se escondió entre las ancianas, las mujeres y los niños. ¿Saben cómo lo hizo? Se disfrazó como una mujer con vestido, brasier, maquillaje y todo. Esto es el colmo de ser cobarde. Hacer todo lo necesario para evitar una situación. La palabra cobarde en español viene del francés antiguo coart, lo cual sería una combinación de la palabra cola y un sufijo. El significado podría haber sido “uno con cola.” Probablemente era una alusión del hábito de los perros de poner su cola entre sus piernas cuando están asustados.

C. Pablo exhortó a Timoteo, “Claro, hay cosas que te dan miedo. Pero Dios no te ha dado el espíritu de cobardía. No tienes que evitar las situaciones miedosas. No tienes que poner la cola entre las piernas y retirarte de la batalla.”

D. Cuando Dios te da la oportunidad de acompañar a alguien que no conoce a Cristo y luego te da el espacio para compartir tu fe con palabras, no deja que el susto te paralice. El susto que sentimos puede ser los siguientes pensamientos. Tal vez los has vivido. Tal vez hay más.

1. ¿Cómo va a reaccionar si le comparto mi fe, si lo invito a la iglesia? ¿Será que le va a interesar? Si lo hago, ¿cómo será la relación con tal persona después? ¿Va a ser incómoda? ¿Qué le voy a decir? ¿Va a querer hablar conmigo, pasar tiempo conmigo? ¿Cómo voy a poder interactuar con ella? ¿Voy a perderla como una amiga? Son preguntas que se generan por el miedo. Las reacciones POSIBLES de las personas nos pueden paralizar. A veces no hacemos nada porque no sabemos cómo van a reaccionar hacía nosotros.

2. Otro pensamiento que he escuchado es…no puedo porque no tengo el conocimiento. No estoy listo. No conozco la Biblia muy bien. No sé manejarla. ¿Qué tal si digo algo equivocado? ¿Qué pasará si no me hago entender? Por inseguridad, muchas veces no compartimos el evangelio.

E. En otros lugares, compartir el evangelio es ilegal. Por lo tanto, la persecución es un temor real. Existen culturas hoy en día en las cuales si se enteran que eres seguidor de Jesús, te marcan. Si tu compartes tu fe, te matan y a todos los de tu familia. MOSTRAR IMAGEN NUN Me imagino que algunos de ustedes han visto este símbolo. Es la letra “n” en árabe. Representa la palabra an-naSri (???????). En español, el nazareno. Se refiere a Jesús. En algunos países del medio oriente, los musulmanes marcan las casas de los cristianos con esa letra para que toda la sociedad sepa que cristianos viven ahí. También es para asustar a los de adentro y decirles que tienen que tomar decisiones. 1. Convertir al Islamismo. 2. Pagar un impuesto ridículo, muy alto. o 3. Alistarse para ser matado. Aún bajo esas circunstancias, el mandato de hacer discípulos no se anula. O sea, los cristianos que viven en lugares así también tienen que obedecer el mandato. Y nosotros tenemos el mandato de ir a esos lugares y predicar el evangelio. Los seguidores de Jesús que hacen eso son como ovejas en medio de lobos. Así los describió Jesús (Mateo 10:16). Pero, Dios, ¡QUE SUSTO!

II. ¡QUÉ PODER!

A. Pero gracias a Dios, hemos recibido algo que es superior que ese susto, algo que es más grande que nuestros temores, algo que es más potente que la persecución. Pablo siguió su exhortación diciendo, “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder…” 2 Timoteo 1:7.

1. Es el mismo poder que Jesús prometió antes de volver al cielo.

2. Ese poder viene con el acompañamiento del Espíritu Santo. Jesús dijo, “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” Hechos 1:8. Ese poder específicamente nos ayuda a ser ¿qué? ¡Testigos!

B. 2 Timoteo dice que Dios nos ha dado…tiempo pasado, ya es un hecho. Si has confiado en Jesús, tienes el poder de obedecer, de hacer discípulos, de vivir al lado de, de ser testigo y de abrir la boca. Dios nos ha armado con Su poder. ¿No crees que ese poder es suficiente? No estoy diciendo que no necesitamos prepararnos. No estoy diciendo que conocer la Biblia no ayuda. Tampoco estoy diciendo que no necesitamos un plan, una estrategia. Lo que estoy diciendo es que el poder de Dios nos da la valentía, el coraje, la fuerza para hacer discípulos.

C. En el libro de Hechos los apóstoles enfrentaban una persecución severa y constante. Pero a pesar de la persecución que podría haber causado mucho temor, “Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús.” Hechos 4:33. Inclusive, los líderes religiosos “…les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús. 19 Pero Pedro y Juan replicaron: ¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! 20 Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.” Hechos 4:18-20.

Conclusión e Invitación

Nosotros no estamos enfrentando una persecución como los apóstoles. Entonces, parece que realmente no tenemos una buena razón para no abrir la boca e invitar. Pero muchas veces dejamos de hablar de lo que hemos experimentado en Cristo por miedo a la reacción de las personas, por miedo de no tener suficiente conocimiento. ¡QUE SUSTO!

Sin embargo, el poder que hemos recibido es lo que necesitamos para invitar a nuestros vecinos a que sigan a Jesús, para invitar a las personas de nuestros barrios a la iglesia. Ese poder contesta todos los miedos que podemos tener. Todas las inseguridades que tenemos. Sí, es verdad que no sabemos cómo va a reaccionar la gente cuando la invitamos. Es verdad que no sabemos toda la Biblia. Está bien. Lo que no está bien es dejar que esos miedos nos paralicen. No tenemos excusa porque hemos recibido el poder para hacerlo. ¡QUE PODER!

Es posible que esta mañana que me digas no estoy listo para hacer discípulos porque todavía no he puesto mi fe en Jesús. Todavía no lo sigo. Pues, gracias por tu honestidad. Quiero decirte algo. Ese mismo poder es suficiente para salvarte. El evangelio, las buenas noticias que Jesús vino y murió por nosotros “… es poder para la salvación de todos los que creen…” Romanos 1:16. “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.” Hechos 4:12.

Guía para Grupos de Conexión

Rompehielos: Pregunta para todos. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te asustó, pero muy feo? ¿Qué te hizo?

Resumen: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:19-20. Esa labor de hacer discípulos no es solamente la responsabilidad del pastor o del equipo de liderazgo. No podemos cumplir la misión solos. Concluimos que hacer discípulos es la responsabilidad de la iglesia, o sea todos los seguidores de Jesús. Es la responsabilidad de todas las personas de Conbiba Norte. Pero esa labor genera diferentes sentimientos que muchas veces se convierten en barreras. Nos paralizan. Muchas veces no obedecemos el mandato de hacer discípulos porque nos da miedo.

Preguntas:

1. Cuéntanos acerca de una vez cuando sabías que Dios te había abierto una puerta para compartir tu fe con un amigo, pero no lo hiciste porque te dio miedo. ¿Por qué te dio miedo?¿Cómo te sentiste después? ¿Qué hiciste? Al fin, ¿lo buscaste para compartir el evangelio?

2. Cuéntanos acerca de una vez cuando compartiste el evangelio con alguien y sentiste el poder de Dios guiándote, guiando tus palabras. Sabías que fue el Espíritu Santo que te estaba fortaleciendo para obedecer el mandato de Mateo 28:19-20.

3. Scott, habló acerca de la estrategia de la iglesia. Necesitamos invitar a personas a que sigan a Jesús. Cada persona necesita asumir su responsabilidad en dicha estrategia. Pero la invitación no solamente es invitar e invitar e invitar a personas con quienes no tenemos una relación. La estrategia es integrarnos en nuestras comunidades, formar relaciones con no creyentes, acompañarlos en la vida, compartir la vida con personas que no conocen a Cristo. ¿A quién estás acompañando? ó si no estás acompañando a nadie, ¿A quién puedes comenzar a acompañar? ¿Estás formando una relación significativa con alguien de tu barrio que no conoce a Jesús? Es importante que pensemos en nuestros barrios porque es en esos barrios dónde debemos tener un impacto significativo como iglesia.

Conclusión: Recuerda, “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder…” 2 Timoteo 1:7.