Resucitó
Hechos 2:29-33
Objetivo: Desafiar a la congregación a creer en la doctrina fundamental de la resurrección como eje y paradigma de la obra de Dios en nuestro medio.
Introducción: Una de las experiencias menos probables que podamos tener en común es la de ser testigos de la resurrección de alguien en particular de entre los muertos. Posiblemente podemos contar con los dedos de una mano y nos sobrarían dedos a los que entre nosotros han sido testigos de la resurrección de alguno. Sin embargo la resurrección de Cristo es el mensaje central de la predicación de la iglesia y debe ser una vivencia real para todos nosotros y contada como propia: Cristo resucitó.
Yo he tenido la oportunidad de ser testigo presencial de gente que resucita en momentos en que los médicos que le atienden le dan ya por muertos. En una ocasión en tiempos en que era Presidente Nacional de la Sociedad de Jovenes de mi concilio hicimos un operativo médico-odontológico en una comunidad del interior del país y uno de los odontólogos vino a mi muy preocupado porque uno de sus pacientes había muerto. (En ese momento hubiera querido dejarle el puesto al vicepresidente de jóvenes). Todo el grupo que habíamos ido a ministrar nos pusimos a orar y el hombre revivió. ¡A Dios sea la gloria!. Cada acto de resurrección hace un gran impacto en la vida de los que lo contemplan. Impacta no solamente en nuestra mente, corazón y alma sino que es un acontecimiento que es trascendente, su impacto llega mas allá del ser humano mismo porque que en va contra las leyes de la naturaleza que también está sometida bajo la maldición de la muerte.
Hay sin embargo en la realidad de la resurrección de Cristo una ostentación de autoridad, dominio, imperio y potestad divina sin precedentes, sobrecogedora y aplastante. Estoy seguro que el clímax de la presencia y el mover del Espíritu Santo durante el mensaje del pentecostés lo fue en el momento cuando el apóstol Pedro pronunció la palabra “resucitó” justo después de decir el nombre que es sobretodo nombre que se nombra: Jesús. “A este Jesús resucitó Dios”. (v.32).
I. Los discípulos resucitaron muertos:
A. En la experiencia de su preparación para el ministerio los discípulos fueron autorizados directamente y de manera casi inmediata a su escogencia como discípulos (Mateo 10. 1-4) por el Señor a ministrar en medio del pueblo con el mismo poder que a Él le caracterizaba y le caracteriza: Mateo 10.8 dice que Cristo instruye a sus discípulos al enviarlos a predicar sobre la presencia del reino de los cielos “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracias recibisteis, dad de gracia.”.
B. Su ámbito de ministerio en ese momento lo fueron las ovejas perdidas de la casa de Israel (v.6). Así que los israelitas fueron los beneficiados directos de este ministerio ejercido por los discípulos en su entrenamiento. Entiendo que una de las razones por las que Cristo delimita temporalmente este ensayo ministerial de los discípulos es entre otras cosas por cuanto ellos iban a resucitar muertos e iban a probar que Jesús, quien los había enviado, era el Cristo, el Mesías. Era el momento en el que Cristo estaba dedicado a manifestarse al pueblo de Israel, y el pueblo de Israel en su conjunto debía recibir de manera inequívoca las manifestaciones de Dios de parte de su Ungido, de su Enviado, del Cristo, del Mesías. La más grande de estas manifestaciones era la potestad de resucitar muertos.
C. Esto nos dice que Cristo antes de manifestarse al mundo desea manifestarse con todo su poder y toda su gloria a su pueblo, a su iglesia. La iglesia debe ser testigo del resultado de su ministerio en nombre de Cristo. Cuando la iglesia hace su trabajo su resultado debe ser:
1. El enfermo se sanó.
2. El leproso fue limpiado.
3. El muerto resucitó.
4. El endemoniado fue liberado en el nombre de Jesús.
a. Me llama la atención que Cristo les mandó a buscar las ovejas perdidas, descarriadas de la casa de Israel. Aplicación: Lo próximo que viene de parte de Dios para esta iglesia y la iglesia en todo el mundo es la tarea de atender a este llamado de Cristo de ir primero a los descarriados de su iglesia:
-Los descarriados que son antiguos miembros y visitantes de la iglesia
-Los descarriados que son cónyuges e hijos de cristianos no creyentes o que están fríos
-Los descarriados que están metidos en la delincuencia, las drogas y la prostitución abierta o disimulada
-Los descarriados que ahora son artistas del mundo
-Los descarriados que ahora son políticos y funcionarios del gobierno
-Los descarriados que ahora son hombres de negocios
-Los descarriados que ahora son policías o militares
-Los descarriados que ahora son profesionales de renombre o de éxito
-Los descarriados que ahora son periodistas y locutores
-Los descarriados que ahora son deportistas
-Los descarriados que ahora son parte de religiones falsas y satanistas
-Los descarriados que hoy ocupan puestos en la iglesia y hasta ocupan pulpitos llamándose ministros de Dios.
b. Cuando Juan el Bautista envía dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús si era Él el que había de venir o esperarían a otro Cristo le manda a decir lo que Él y sus discípulos en su nombre hacían “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio” Mateo 11.5. La pregunta es muy israelita y la respuesta de Cristo también lo es, por cuanto Juan el Bautista le pregunta “¿Eres tú el que habría de venir o esperaremos a otro?”. Los que estaban esperando al Mesías eran los judíos.
c. Todas estas manifestaciones debían darse de forma extraordinaria en el ministerio del Mesías de acuerdo a las profecías bíblicas del A. T. El profeta Isaías escribe de esto, para solo citar un ejemplo referido directamente a la respuesta de Cristo en Isaías 26: 19 en donde el profeta con toda certeza dice “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitaran... y la tierra dará sus muertos”. Ver también Isaías 35:5,6. Los discípulos siguieron resucitando muertos en muchas ocasiones mas según nos lo relata el texto sagrado del Nuevo Testamento.
II. Cristo resucitó muertos:
A. Durante su ministerio sin paralelos. Jesús resucito muertos. Sin ningún pensamiento en particular en mente me dediqué a estudiar el perfil de algunos de las personas que Cristo resucitó. Escogí 3:
a. La hija de Jairo. De 12 años de edad. Vivía en Galilea junto con sus padres. Jairo era el principal de la sinagoga de los judíos en aquel lugar. Por lo tanto esta niña tenía conocimiento acerca de Dios y de Su Palabra. Era hija de padres de fe. Esto se deja ver en el momento en que Cristo le dice a Jairo: “No temas, cree solamente, y será salva”. Lucas 8:50. Y también cuando Jesús permite que tanto el cómo su esposa presencien la resurrección de su hija junto a los discípulos Pedro, Jacobo y Juan. (Lucas 8:51). Delante de ellos Cristo le dijo a la niña “…levántate” (v.54) y la niña resucitó. El espíritu de la niña volvió y con él la vida. El ministerio de los niños en la iglesia debe resucitar. Debe haber gente que ayune, ore, visite y se dedique los niños hasta que no haya asiento en esta iglesia que no esté ocupado por lo menos con un niño. La hija de Jairo resucito y el ministerio de los niños en esta iglesia, también resucita hoy en el nombre de Jesús.
b. El hijo de la viuda de Naín. (Lucas 7.11-17). Era un joven. Vivía en Nain, ciudad de la región de Judea. Su madre era viuda. Era hijo único. Posiblemente su familia era una familia de respeto o por lo menos admirada en aquella ciudad porque “había con ella mucha gente de la ciudad” en aquel momento de dolor. O tal vez aquel joven era un joven muy querido por la comunidad en la que vivía por lo que estos sintieron hondamente su ida a destiempo de este mundo.
“Los más grandes hombres de la iglesia cristiana fueron vidas consagradas a Dios desde su juventud.
-Juan Wesley era un estudiante en Oxford cuando fundó el Club Santo.
-Martin Lutero tenía 27 años cuando abrazo el pasaje y fue inspirado en todo su ministerio por el texto “El justo por la fe vivirá”.
-Juan Calvino, a los 24 años ya estaba proclamando su mensaje en Ginebra.
-Jorge Whitefield tenía 21 años cuando conmovió como evangelista a Inglaterra.
-Jeremías Taylor, a los 18 años dejaba a los hombres boquiabiertos en la catedral de San Pablo cuando predicaba.
-Dwight L. Moody, a los 20 años era un poderoso evangelista que conmovió a los Estados Unidos.
-Hudson Taylor empezó a los 21 años la obra misionera de toda una vida en China...
Estos jóvenes y muchos otros, palpitando desde su juventud con el deseo de hacer que sus vidas contaran para Dios se dedicaron con devoción fervorosa a Él.” Samuel Vila, Enciclopedia de Anécdotas e ilustraciones Volumen II, Editorial CLIE, página 677. Edición año1992.
Cristo toco el féretro, el ataúd, de aquel joven y lo resucitó.
¿Cuál es el ataúd de la juventud de hoy?
-¿Es la baja calidad de la educación que reciben?
-¿Es la poca guianza, disciplina, instrucción y consejo de los padres?.
-¿Es una iglesia desinteresada en sus problemas y que no forma pastores y líderes para el ministerio juvenil?.
¿Programas de los llamados ministerios de jóvenes que reflejan la influencia del mundo y no del cielo?
Jesús tocó el ataúd y los que lo llevaban se detuvieron.
Joven ¿Cuál es tu ataúd?
¿Una relación de fornicación?
¿Una falta de consagración?
¿La música llamada cristiana sin contenido, ni llamado a la pureza y la santidad?
¿No tienes deseos de vivir conforme al llamado de Dios a través de Cristo que te dice: “Joven, a ti te digo, levántate”?
Aquel toque de Jesús a ese ataúd bastó para que el joven que estaba dentro de él se levantara. La juventud cristiana debe levantarse expectante y anhelante de servir a Cristo para que pueda decir como El “He acabado la obra que me diste que hiciese”.
El gran artista de la pintura Rafael, murió cuando estaba pintando su cuadro “La Transfiguración de Jesús” a la edad de 37 años. Algunos de los que iban en su procesión fúnebre creían que Dios le había llamado a contemplar el original de Jesús transfigurado en Su gloria, según la promesa del Salmo 17:15. “En cuanto a mí, veré su rostro en justicia. Estaré satisfecho cuando despierte a su semejanza”.
c. Marta, la hermana de Lázaro. (Recuento de Juan 11:1-45) Sí, Martha la hermana de Lázaro, juntamente con él había muerto. Era creyente en Cristo pero su fe estaba muerta. Cuando Jesús llega a Betania, la aldea de Lázaro, María y Marta; después de la muerte de Lázaro, Marta le dijo: “Si, Señor, yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”. Pero Jesús es más que eso: El le dijo “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto vivirá”.
a. La fe de Marta era una fe muerta:
-Es la fe de una iglesia que no valora el venir a estar a los pies de Cristo en adoración y pasar tiempo con él en comunión, como María.
-Que no sabe quedarse en reflexión y retiro delante de Dios y entonces se deja rodear como María y Marta de judíos y llorones religiosos que solo saben leer la Biblia pero que no conocen al Dios de la Biblia.
-Jesús también nos dice a nosotros, “ ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?. ¡El no sólo resucitó a Lázaro sino también resucitó la fe de Marta!. Se necesita la manifestación del poder de Dios pero también se requiere de la fe de una iglesia que se mantenga creyendo aunque no vea por un tiempo la manifestación de ese poder.
Es la única forma por la que la gente creerá en Cristo. El problema de este tiempo no es la falta de la manifestación de Dios en su iglesia:”Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en el”
En esta mañana el resultado de este culto debe ser: mi fe también resucitó.
III. Cristo también resucitó:
A. El apóstol Pedro dijo en su mensaje del día de Pentecostés que el rey David habló proféticamente y que entendió que para que se cumplirse la profecía de que el Cristo se sentara en su trono este primero tenía que morir y resucitar. El “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción”. Hechos 2:31
B. “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”. Es interesante notar que los reunidos en el Aposento Alto en el día de Pentecostés además de:
a. Que estaban en obediencia esperando la promesa del Padre de que serían bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 1:4,5
b. Que “perseveraban unánimes en oración y ruego”. Hechos 1:14.
c. Estar “todos unánimes juntos”. Hechos 2:1. Cosas que hacen mucha falta en la iglesia de hoy pero por sobre todas las cosas…
d. Todos eran testigos de la resurrección de Cristo. Hechos 1: 22 y Hechos 2:32. Y Pedro realza esto último porque todo lo anterior era posible debido a que Jesús resucitó.
C. ¡Cristo resucitó!:
a. Pedro dijo en su predicación del Pentecostés “Lo resucitó Dios”. Hechos 2.32; Pablo dice que ese poder de Dios “operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío…” Efesios 1. 19,20.
b. Resucitó mediante Su propio poder como Dios: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar.” Juan 10. 18-19.
c. Mediante el poder del Espíritu Santo: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”.
Conclusión:
1. Como iglesia necesitamos experimentar el ministerio de Cristo en toda su extensión. Como sus discípulos Él nos manda a ministrar a los enfermos, leprosos, endemoniados y a los muertos por el pecado. El nos llama a ministrar a niños, jóvenes, adultos y ancianos. ¿Quieres integrarte a cualquiera de estos ministerios? Yo creo que hoy puedo estar orando por los futuros pastores de nuestra iglesia.
2. ¿A quienes conoces que son descarriados? ¿Te gustaría ir a ellos de parte del Señor? Recuerda que ellos necesitan resucitar espiritualmente.
3. ¿Deseas experimentar la resurrección de Cristo en tu vida, mediante el Poder santificador de Dios y del Espíritu Santo?
4. La resurrección es el eje y paradigma de la obra de Dios en nuestro medio.
Vamos a reunirnos en el altar para responder a estos llamados de Dios.