Marcos 4.35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.
La Invitación - Vamos al Otro Lado
“Aquel Día” - ¿Qué día? Jesús estaba enseñando y predicando junto al mar. Había tanta gente que se subió a la barca y desde allí hablaba mientras la gente estaba en la orilla.
Aquel día fue un día largo. Estaban cansados. Ya era tarde. Se podían haber quedado allí esa noche y al otro día salir para ir “al otro lado”. Jesús les hace una invitación, “Pasemos al otro lado.”
Es una invitación rara. ¿Por qué viajar por las aguas cuando todo está obscuro? Es mas difícil ver hacia donde uno va, hay mas posibilidad de que surjan problemas. La invitación hubiera tenido mas sentido si Jesús hubiera dicho, “Pasemos al otro lado, mañana bien temprano.” ¿Cuál era la prisa de Jesús de salir del lugar de donde estaba?
No siempre entendemos las decisiones que Dios toma y la invitación que nos hace, pero podemos estar seguro que si Dios nos invita a tomar una decisión el estará con nosotros y que su invitación es para nuestro bien y no para nuestra destrucción. Podrá parecer que Dios no sabe lo que pide, o que nosotros tenemos un mejor plan. Si fuera yo, yo lo hubiera hecho de esta manera, decimos.
¿Cual es la invitación que nos hace Jesus hoy a nosotros? Para algunos, la invitación es de confiar en El y subirnos al barco, unirnos con el a través del bautismo. Entrar en una nueva experiencia con El. Si ya fuiste bautizado, podrá ser que Jesús te está invitando a que te atrevas a tomar un paso mas cerca de el, de hacerte socio de Jesús en una nueva empresa ministerial.
Puede ser que lo pruebes en devolverle lo que le corresponde. La invitación puede ser que te atrevas a obedecerle en una área de tu vida donde estas viviendo en desobediencia.
El te invita a que te subes a su barca en la parte mas obscura de tu vida. No es que el solo te invita en ese momento, sino que sabe que en ese momento tu lo necesitas mas. Los discípulos estaban quizá muy confiados en si mismos que andaban que un rabino muy querido y famoso. Se jactaban de que eran parte del equipo ministerial de Jesus. Les gustó la atención que estaban recibiendo al ser parte del grupo de quienes hablaban con Jesus. Estaban siguiendo al Jesús que los hacía ver bien. Para ellos no habían problemas, ellos creían que todo estaba bien, pero Jesús los conoce mejor que ellos se conocen a ellos mismos.
A veces creemos que todo nos va bien en la vida porque tenemos trabajo o por lo menos estamos sobreviviendo. Creemos que no estamos tan mal porque pues vamos a la iglesia, andamos cerca de Jesús, pero a veces estamos en peligro de perder a Jesus de vista cuando miramos nuestro lugar como Cristianos y no miramos al Cristo!
“Vamos al Otro Lado” es mas que un cambiarse de un lugar a otro. Es una invitación a una experiencia de fe donde Jesús promete ir con nosotros venga lo que venga y donde podemos estar seguros que si El nos invita a ir al otro lado, pues si le creemos llegaremos porque El no diría “vamos al otro lado” si no pretendía llegar al otro lado. Si no aceptamos la invitación de ir al otro lado pues nunca podemos llegar. Algunos creen erróneamente que pueden llegar solos. Dicen que quieren llegar al otro lado pero que tienen una mejor manera de llegar porque ir con Cristo es muy difícil o no se sienten dignos de ir en la misma embarcación con Cristo.
Satanás ha sido muy astuto en hacernos creer que el compromiso de ir con Cristo es mas difícil y que nosotros podemos llegar al otro lado cuando nosotros pensamos que es el tiempo adecuado.
La Tempestad
Hay muchos sentimientos cuando aceptamos la invitación de ir “al otro lado” con Jesús. Quizá hay un sentir de nerviosismo, de temor por lo desconocido, algunos están contentos de que Jesús los invitó y viven emocionados. Hay tantas maneras diferentes de recibir la invitación. ¿Qué habrán sentido los discípulos? Eran pescadores casi todos así que quizá no estaban con temor. Quizá pensaron que era mejor esperar hasta mañana, quizá estaban emocionados por lo que había sucedido ese día y se sintieron invencibles. Quizá ninguno pensó que les hubiera caído encima una tormenta como nunca habían experimentado.
El versículo 37 dice que “se levantó una gran tempestad de viento y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.” Como mencionado antes, muchos de los discípulos sabían lo que era estar de noche en una embarcación, estoy seguro que habían tenido que enfrentar varias tormentas y ya tenían técnicas de como sobrevivir tales tormentas. Pero aparentemente esta tormenta era diferente. Ellos habían usado todos los recursos que tenían para evitar hundirse. Todas sus técnicas y experiencia habían fallado. Se dieron cuenta que sus esfuerzos humanos no eran suficientes para enfrentar la furia de la tormenta. Se cansaron, se frustraron, se enojaron, quizá a punto de darse por vencidos.
Nosotros no somos muy diferentes. Cuando viene la tormenta en nuestras vidas nos agitamos, nos llenamos de temor, tratamos de arreglar en problema por nosotros mismos, buscando soluciones humanas, buscando arreglar el problema con nuestra inteligencia, nuestra fuerza, nuestra experiencia, nuestra educación, nuestra inteligencia, pero nada de eso te va a salvar de un barco que se hunde y no puedes contra el viento que te azota. Tu vida se está derrumbando, tu familia está en un desorden, tu vida personal está en caos, no eres seguro de ti mismo y tratas de sentirte mejor buscando soluciones humanas, el vacío continúa en tu vida a pesar de ayuda profesional, ayuda de tus amigos. Nada de eso vale a menos que te des cuenta que Jesus está contigo y que tienes que ir a El.
Cuando de repente la luz de un relámpago resplandece sobre la persona de Jesús que estaba allí acostado. ¿Cómo lo pudo hacer? ¿Como puede dormir con la lluvia, las olas, el viento? Jesús sigue en control. Yo no se como pudo pero pudo.
¿Dónde Estás Dios Cuando te Necesito?
Jesus estaba durmiendo. Muchos han dicho antes, ¿Dónde está Dios cuando lo necesito? Pareciera que estuviera durmiendo. ¡Dónde Estás! Ese era el grito de los discípulos. “Jesús, ¿acaso no te importa que nos estamos hundiendo aquí?” “No te importa que estamos a punto de morir y tu durmiendo?
Indirectamente se estaban quejando de Jesús. ¿Cuántas veces nos quejamos de Dios? “¿Por qué permitiste esto o aquello? ¿No ves que estoy sufriendo, que estoy desesperado?
Mientras Jesus dormía nadie lo llamaba, el viento, las olas rugían pero Jesús seguía durmiendo, pero noten este detalle. Cuando uno de los discípulos le clamaron Jesús si oyó. La tempestad no hizo que Jesús se moviera, pero el clamor de uno de sus discípulos si lo movió a la acción. Por mas que pareciera que Jesús no te oye, por mas que pareciera que tus oraciones no llegan al cielo, ten seguro que el Todopoderoso te oye y que se levanta para pelear por ti.
“Levantándose reprendió el viento.”