“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: El Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.” (Juan 14:16-19 – NVI).
Antes de regresar a Jerusalén para ser entregado a muerte, Jesús habló con Sus discípulos para anunciarles los eventos futuros que lo llevarían a la cruz. Aun así, los discípulos no debían alarmarse ya que se les prometió otro Consolador (en griego Parakletos que significa “uno que es llamado al lado” para proveer protección, ayuda y consejo. La palabra otro en griego es allon y significa “otro de la misma clase.” Jesús vino del cielo para consolarnos, pero siendo que tuvo que partir, nos envió a otro Consolador igual que El. ¿Para qué nos mandó Jesús a este otro Consolador?
I. PARA QUE VIVIERA EN EL CREYENTE
“Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes.” (Juan 14:16 – LBLS).
A. Jesús sabía que la relación terrenal con Sus discípulos estaba a punto de terminar
1. El Espíritu Santo vendría para tomar el lugar de Jesús
a. Estaría con los discípulos siempre
2. El Espíritu Santo sería únicamente para los seguidores de Jesús
a. El mundo no lo podría ver ni conocer
b. Pero Su presencia y Su obra serían grandemente poderosas
3. El Espíritu Santo tomaría residencia permanente dentro del creyente
a. Es así como el cuerpo del creyente se convierte en templo
“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” (1 Corintios 3:16 – NVI).
“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.” (1 Corintios 6:19-20 – NVI).
“Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.” (1 Corintios 8:9 – NVI).
II. PARA QUE LLENARA AL CREYENTE
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.” (Hechos 2:1-4 – NVI).
A. ¿Cuál es la diferencia de que el Espíritu Santo viva en nosotros y de que seamos llenos del Espíritu Santo?
“Ser lleno…no significa que el creyente obtiene más del Espíritu Santo, sino de que el Espíritu Santo obtiene más del creyente.” – Wilmington
B. ¿Cuándo es que el Espíritu Santo llena al creyente?
1. Lo llena cuando el creyente practica disciplinas espirituales
a. Los primeros creyentes estaban en el Aposento Alto orando
b. Los primeros creyentes estaban unidos
c. Los primeros creyentes estaban obedeciendo el mandato divino
“¡Enséñame a hacer lo que quieres que yo haga! ¡Permite que tu buen espíritu me lleve a hacer el bien!” (Salmos 143:10 – LBLS).
C. ¿Cómo es que el Espíritu Santo llena al creyente?
1. Lo recibe cuando permite que el soplo de Dios le dé nueva vida
2. Lo recibe cuando permite que el fuego de Dios le purifique
3. Lo recibe cuando habla en diferentes lenguas, según el Espíritu le concede expresarse
a. El Espíritu Santo nos llena para vivir una nueva vida espiritual en la que hemos de reflejar el carácter de Cristo.
“Y ya no soy yo el que vive, sino que es Jesucristo el que vive en mí.” (Gálatas 2:20 – NVI).
b. El Espíritu Santo nos llena para vivir una vida sobrenatural de milagros, maravillas y prodigios
“Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo…” (Hechos 5:12 – NVI).
III. PARA ASEGURAR AL CREYENTE
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.” (Juan 14:26 – NVI).
A. Los discípulos estaban a punto de perder al Maestro
1. Sin duda que se sentían confundidos y atemorizados
a. Pensaron que Jesús estaría con ellos por muy largo tiempo
b. Pensaron que Jesús establecería un reino terrenal
“Entonces la madre de Jacobo y de Juan, junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor. ‘¿Qué quieres?’ le preguntó Jesús. ‘Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.’” (Mateo 20:20 – NVI).
2. Ahora Jesús anunciaba una partida trágica e inesperada
a. Sería traicionado y crucificado
3. Ahora les dejaba una tarea imposible de cumplir
a. Eran individuos sin educación
b. Eran individuos inadecuados
c. Para empeorar las cosas, ahora eran individuos tristes
B. Jesús les prometió ayuda
1. Enviaría al Espíritu Santo para ensenarles aquellas cosas que les eran desconocidas
2. Enviaría al Espíritu Santo para recordarles todo y cuanto Jesús había hablado
C. Los discípulos podían tener total seguridad de que Dios los guardaría, los protegería, los adiestraría para toda buena obra
IV. PARA HABILITAR AL CREYENTE
“Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho. Yo haré todo lo que ustedes me pidan. De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre.” (Juan 14:12-13 – LBLS).
A. Los discípulos habían sido testigos de asombrosos milagros
1. Los ciegos habían recobrado la vista
2. Los cojos saltaban y danzaban
3. Los endemoniados habían sido liberados del poder del diablo
4. Los enfermos habían sido sanados de diversas enfermedades
5. Los muertos habían sido reavivados
B. Pero ahora los discípulos tendrían poder para llevar a cabo cosas todavía mas grandes
1. Pedro nunca imaginó que una sola predicación alcanzaría a 3,000 almas
“Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.” (Hechos 2:41-42 – NVI).
2. Pedro nunca imaginó que su sola sombra sanaría a los enfermos
“Cada día se agregaban al grupo más hombres y mujeres que creían en Jesús. La gente sacaba a los enfermos en camas y en camillas, y los ponía en las calles por donde Pedro iba a pasar, esperando que por lo menos su sombra cayera sobre alguno y lo sanara. Mucha gente de los pueblos cercanos a Jerusalén también llevaba enfermos y gente con espíritus malos. Y todos eran sanados.” (Hechos 5:14-16 – LBLS).
3. Pedro nunca imaginó que a su sola palabra los pecadores caerían muertos
“‘Ananías,’ le reclamó Pedro, ‘¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!’ Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.” (Hechos 5:3-6 – NVI).
C. Hoy, el Espíritu Santo nos llena para poder hacer cosas que nunca imaginamos.