MANEJANDO CONFLICTOS MINISTERIALES
Las Iglesias en todas partes del mundo experimentan desacuerdos, discordia y conflicto. Éxodo 18:22
La Iglesia primitiva se encontró con tales problemas y sobrevivió. El problema principal en la mayoría de las iglesias, generalmente se relaciona con un conflicto anterior no resuelto en el liderazgo, o por un conflicto congregacional no resuelto.
Dios le dio a Moisés la habilidad de manejar los conflictos que se levantaron en Israel.
El líder hoy tiene la unción del Espíritu Santo y la sabiduría de Dios para manejar varios conflictos que ocurren en la iglesia. Un líder que no sabe cómo manejar varios conflictos, constantemente tendrá aflicción, desaliento y enojo en su vida.
No todos los conflictos son negativos
• Los conflictos pueden hacernos duros o sensibles mejores o peores.
• Pueden hacernos perder la confianza y tener miedo de tomar una iniciativa cuando vemos un problema,
• porque tememos lo que podría pasar.
• Los conflictos fortalecen nuestro carácter.
• Mientras más conflictos tenemos, más oraremos, más aprenderemos de la Palabra de Dios
• y más mantendremos la humildad que cubrirá nuestra vida.
Los conflictos nos hacen examinar y purificar nuestras motivaciones. Nos revelan faltas y defectos en nosotros y en la iglesia, lo que de otra manera no podría ser revelado.
• Los conflictos nos enseñan sobre la fortaleza espiritual y el cuidado espiritual.
• nos sacuden ,cuando no habíamos pensado que nos sacudiría en alguna parte.
• No todo conflicto es negativo. Hay momentos en que el Señor permite la entrada del conflicto para luego hacer los cambios necesarios.
la palabra “conflicto” = quiere decir un concurso; pelear, chocar, incompatibilidad; estar en oposición, agudo desacuerdo; disturbio emocional como resultado de un choque”.
El conflicto es el hermano de la oposición. Los dos viven y crecen juntos cuando no son manejados correctamente.
Hechos 15:39
la Iglesia primitiva vio la oposición sostenida entre su liderazgo (vea también Proverbios 18:18; 1 Corintios 1:11; Proverbios 23:30).
La palabra oposición nos da la idea de pelear, reñir, especialmente rivalidad .
He aquí algunas fuentes de conflictos del liderazgo:
• Cuando hay inconsistencia en la práctica de los principios bíblicos que son claramente establecidos en la iglesia local.
• Cuando el liderazgo viola los estándares y las actitudes enseñadas a la gente.
• Cuando el liderazgo declara una visión o instrucción del Señor, y luego, sin explicación alguna, abandona esa instrucción para moverse en otra dirección.
• Cuando el liderazgo evita, no se decide o ignora la necesidad de enfrentar a los que siembran semillas de oposición y luego no manejan correctamente el problema.
• Cuando un pastor o un líder del equipo se apresura a manejar una situación explosiva, sin oración y sin considerar las ramificaciones de sus acciones o decisiones.
• Cuando el liderazgo no practica consistentemente los principios del perdón, y permite que las ofensas crezcan en la iglesia y en los líderes.
Principios básicos que son usados por el liderazgo en el manejo de conflictos.
Hechos 15:1-4, 6
Primero, vemos el principio de la comunicación efectiva con un corazón honesto y un espíritu dócil
Segundo, vemos el principio del liderazgo. Fueron todos juntos para considerar el asunto antes de hablar a la congregación (Hechos 15:6).
Tercero, vemos el principio de reunir todos los hechos de las partes involucradas.
Estos tres principios serán productivos en cualquier conflicto de la iglesia local.
• La comunicación efectiva toma mucho tiempo y mucho trabajo.
• Reunir hechos puede ser fastidioso y doloroso,
• porque sin tener todos los hechos, usted corre el riesgo de empeorar el conflicto en lugar de resolverlo.
Algunos principios prácticos para manejar conflictos en el equipo de liderazgo o en la iglesia local.
• El principio de abstenerse de tomar decisiones apresuradas.
• El principio de la acción inmediata con gracia.
• El principio de tener en cuenta el fracaso humano.
• El principio de no repetir medias verdades.
• El principio de amar y buscar lo mejor en las personas.
• El principio de disciplinar los impulsos carnales y las reacciones negativas.
•El principio de controlar imaginaciones vanas.
• El principio de darnos cuenta que estamos en guerra con un adversario espiritual, el diablo.
• El principio de admitir algunas diferencias en la metodología.
• El principio de tratar con la raíz de los problemas, y no solo con las manifestaciones.
El servicio de lavar los pies en Juan 13 nos da un enfoque en el manejo de los conflictos. Tres cosas pasaron en este capítulo.
Primero, Jesús puso a un lado sus vestiduras.
• El líder maduro está dispuesto a poner a un lado su reputación o su posición para tratar con un problema.
Muchas veces tenemos que dejar a un lado nuestros títulos y nuestras posiciones para hablar con amor a los demás, y no permitir que ninguna de estas cosas pueda intimidar a las personas con las que tratamos.
Un líder maduro sabe que al tratar con un conflicto, debe darse a sí mismo y ser profundamente sincero y honesto con la gente.
Segundo, Jesús se ciñó a sí mismo con una toalla.
• Este es el vestido del siervo. Un verdadero líder se ciñe a sí mismo con una actitud de siervo.
• Todo liderazgo debería tener la mentalidad de siervo,
Aún cuando usted tenga razón y ha sido acusado de estar equivocado, tome la actitud de siervo.
Cuando usted está en un lugar en donde puede desquitarse, tome la actitud de siervo.
Tercero, Jesús lavó sus pies. Esta es la función de un siervo.
• Esto muestra la humildad de Cristo y cuán desinteresado era con respecto a su propia reputación.
Lavarse unos a otros con un espíritu humilde y en el poder del Espíritu Santo llega a ser una clave para las relaciones dentro del equipo de liderazgo.
Lavar por el Espíritu Santo es evidencia de madurez, y es la clave para el éxito del equipo.
Somos responsables de poner a un lado nuestras vestiduras mientras lavamos. Somos responsables de vestirnos con la toalla de siervo.
Somos responsables de lavar a nuestro hermano, aún cuando él inicialmente nos rechace y no quiera ser lavado por nosotros –como Pedro que no quería que Cristo le lavara los pies–.
Somos responsables de primero lavarnos, para asegurarnos que hablamos con un corazón y un espíritu limpio
• El líder debe establecer el ejemplo de ser un siervo con espíritu humilde,
• lavar a otros y responder a aquellos que llegan para lavarlo a él.
La madurez es puesta en evidencia cuando frente a un problema no se reacciona carnalmente, ni con crítica.
Estas cosas necesitan ser quitadas de nuestro espíritu, del liderazgo y de la iglesia. Otras veces mantenemos y ocultamos resentimientos que vienen de ofensas y desilusiones.
Debemos liberarnos de esto en el poder del Espíritu Santo, y pedirle al Señor Jesús que nos sane.