Summary: El fuego del altar del sacrificio debía estar permanentemente encendido, no debía debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser continuo y constante. Tres veces en estos cortos versículos Dios dice: “Mantengan el fuego encendido. Jamás permitan que se apag

Aviva el Fuego en tu Corazon

Levítico 6:8-13

Introducción: Una cosa es evidente a través de estos versículos. El fuego del altar debía estar permanentemente encendido, no debía debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser continuo y constante. Tres veces en estos cortos versículos Dios dice: “Mantengan el fuego encendido. Jamás permitan que se apague.”

I. EL FUEGO SOBRE EL ALTAR

1. La presencia de Dios. Quiero usar la figura del fuego sobre el altar para desafiarles a conservar su pasión por Jesucristo. El fuego sobre el altar representa dos cosas para nosotros. En primer lugar representa la presencia de Dios. A menudo en la Palabra de Dios, el fuego representa Su presencia. Por ejemplo, Dios le habló a Moisés por medio de la zarza ardiendo. La nación de Israel fue guiada en el desierto por una nube de día y por una columna de fuego de noche. El sacrificio de Elías sobre el monte Carmelo fue consumido por fuego que cayó del cielo. Juan el Bautista dijo que venía uno detrás de él que los bautizaría no con agua sino con fuego. Y en el día de Pentecostés donde nació la iglesia, aparecieron lenguas como de fuego sobre los cristianos. El fuego representa la presencia de Dios.

Hebreos 12:28-29 “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

En Mt. 24:12 Jesús habla acerca de los postreros días, y dice: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” ¿Podemos leer este versículo otra vez? “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Es muy posible que esta mañana yo les esté hablando a muchos que una vez tuvieron corazones encendidos con una pasión por Jesucristo, pero que ahora se han enfriado, y cuyo fuego por Cristo es ahora una brasa a punto de apagarse. Solían tener hambre por la palabra de Dios, solían tener celo por su santidad, solían prevalecer en oración, pero el fuego sobre el altar de su corazón se enfrió. Y Dios te dice esta mañana: “Mantén el fuego encendido. No permitas que se apague.”

II. AVIVA EL FUEGO DEL DON DE DIOS

El segundo punto de mi mensaje esta mañana es que tenemos que avivar el fuego del don de Dios. En 2 Tim. Pablo escribe a su joven discípulo y amigo, Timoteo. Timoteo era exactamente igual que muchos de ustedes. El había sido criado en un hogar cristiano. Había tenido una madre y una abuela piadosas. Había sido enseñado por el apóstol Pablo, y estaba trabajando en el ministerio cristiano. Pablo tenía una preocupación por Timoteo, su hijo en la fe, que el fuego de su corazón comenzara a decaer, que su pasión por Jesucristo comenzara a morir.

En el cap. 1:6 de 2 Tim., Pablo escribe: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”

Si la pasión por Jesucristo en tu vida, el fuego sobre el altar de tu corazón ha comenzado a enfriarse, aviva el fuego. Sopla los carbones sobre el altar de tu corazón.

Esta mañana, quiero compartirles cinco consejos para mantener viva la pasión por Jesucristo.

1. No se olvide de la gracia de Dios. La palabra “evangelio” significa buenas nuevas. Una de las razones por las cuales fallamos en conservar el fuego ardiendo en nuestro corazón es que nos olvidamos de nuestra condición anterior. En Efesios 2, Pablo escribe a los cristianos de Efeso y les ofrece un cuadro de cómo era su vida antes de conocer a Cristo. En Efesios 2:1 escribe: “Y él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire...” Nuestra situación era realmente grave. Pero en el v. 4, Pablo dice, “pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, nos dio vida juntamente con Cristo, y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” Esas son buenas noticias. No se olvide de ellas. Las buenas noticias son buenas sólo en la medida en que usted entiende cuán malas son las malas noticias.

2. Viva con los recursos de Dios. La mayoría de las cosas que Dios me ha enseñado, las he aprendido por medio del fracaso. ¿Ha tratado de vivir la vida cristiana por sus propio esfuerzos, con sus propios recursos? Yo lo he hecho. Lo que he encontrado es frustración y derrota. Jesús dice: “Separados de mí, nada podéis hacer.” Sus recursos son más que suficientes. Y si vamos a mantener el fuego encendido sobre el altar de nuestros corazones, debemos aprender a vivir con los recursos de Dios.

3. No acepte sustitutos. En Ap. 2 Jesús confronta a la iglesia de Efeso. Efeso era una buena iglesia; a ustedes les hubiera gustado la iglesia de Efeso. Eran activos, no toleraban el mal; habían resistido las pruebas, habían trabajado duro. Pero Jesús les dice en 2:4-5 “pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras.”

Ellos habían caído en la misma trampa a la que estamos sujetos el día de hoy. Ellos habían reemplazado activismo por intimidad. Elevaron los ritos por encima de la relación personal. Reemplazaron la forma por el compañerismo. Si vamos a conservar el fuego de la pasión por Cristo en nuestro corazón, no podemos aceptar ningún sustituto por la comunión con El.

Hermanos, no acepten sustitutos para su comunión con Jesús, de ese modo el fuego sobre el altar de su corazón será conservado.

4. Conserve su testimonio. En 2 Cor. 3:3 Pablo escribe: “...sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.” Qué pensamiento tan impresionante. Usted es una carta de Cristo leída por todos los hombres. Cuando usted se encuentra en lugares públicos, cuando la gente lo ve en el mercado, en la escuela, ¿qué dice la carta de su vida?

5. Ejercítese en la disciplina espiritual. La idea de la palabra “disciplina” es negativa para mucha gente en el día de hoy. Pero permítanme recordarles que Hebreos 12 dice que la disciplina produce temple en el cristiano.

¿Qué valor tiene el pasar diariamente tiempo en la presencia del Señor? ¿Qué valor hay en seguir una disciplina espiritual en nuestra vida? En Lucas 24 se nos cuenta la historia de dos discípulos que caminaban rumbo a Emaús. Sus vidas habían tomado un giro inesperado. Estaban deprimidos, desanimados y derrotados. Todos sus sueños y esperanzas habían sido clavados en la cruz del calvario. Sus vidas estaban en el nivel más bajo. ¿Se ha sentido usted así, alguna vez? Entonces, el Cristo resucitado apareció en medio, y caminó y habló con ellos, se reveló a ellos y luego se marchó.

Pero noten lo que dice en el v. 24:32 “...” ¿Qué es lo que mantiene el fuego encendido en nuestros corazones, queridos hermanos? Es la Palabra de Dios y el tiempo que pasamos en la presencia del Señor.

Aviva el fuego, sopla los carbones sobre el altar de tu corazón.