Mayor Gerardo Balmori
El Ejército de Salvación
¿Como debo hablar para que la gente escuche? Éxodo 4:10-12
10 Entonces dijo Moisés a Jehová ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. 11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? 12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
Introducción:
¿Ha hablado alguna vez con alguien, teniendo el sentimiento en su corazón que realmente no le escuchaban? Este es un lamento común entre los cristianos que predicamos los consejos de la palabra de Dios a otros. Sabemos que hablamos verdad, que proclamamos vida; nuestro mensaje es indispensable para el que nos oye, pero entonces ¿Por qué no nos escucha?
Ciertamente hay una falta de comunicación en el mundo de nuestros días, un desinterés por escuchar de Dios. Pero ¿Cómo funciona la comunicación?
Para que exista la comunicación tiene que haber el que habla y el que escucha, así de simple. La mayoría de las veces nos quejamos de que no nos escuchan, pero ¿se ha dado cuenta de cómo es que le hablamos a la gente? ¿Tenemos la actitud adecuada? ¿Mostramos amor e interés a las personas a las que les hablamos? Aprendamos juntos “¿Como debo hablar para que la gente escuche?”
1. Tenemos que aprender a hablarle a la gente de un modo humilde:
A. Moisés aprendió humildad durante sus cuarenta años en el desierto de Madián que esta localizado sobre el banco del Sudeste del Mar Rojo, cuando Dios lo encaró en el arbusto ardiente (Éxodo 3:7-10).
B. Él había oído sobre el Dios de Israel cuando crecía, de su madre y sus hermanos, que cuidaron de el en la corte de Faraón.
C. Durante el tiempo que pasó solo en el desierto, él también, como todos nosotros alzo la vista a las estrellas y se preguntó cosas profundas acerca de Dios y de la eternidad.
D. A pesar de que Moisés había crecido en el palacio de Egipto, no tenia la habilidad de hablar bien, fue por eso que entonces pensó que sería inadecuado para la tarea a la que Dios lo llamaba.
He notado cuando he estudiado las Escrituras que Dios a menudo usa a la gente que parece débil o indigna para llevar a cabo Su obra.
2. Tenemos que tratar de conocer a quién hablamos y saber que es lo que le decimos:
A. Dios llamo a Moisés para ir al Faraón y ser el libertador de su gente. Moisés era el hombre perfecto para el trabajo porque había crecido en la propia casa del Faraón y sabía la manera de los egipcios.
B. Así como Moisés, debemos ser eficaces y aprender tanto como sea posible sobre la persona con la que hablamos. Tenemos que intentar ver cosas con sus ojos y compartir nuestros pensamientos con ellos en su propia lengua.
C. Dios trabajó en la vida de Moisés para moldearlo, de manera que pudiera saber como hablarle al Faraón. Dios también te ha moldeado a ti para hablarles a otros, confía en El.
D. Moisés fue moldeado por Dios, pero ahora necesitaba conocer y confiar en Dios. Esta es la razón por la que Dios se mostró a Moisés en el arbusto ardiente. Moisés lo vio, pero a pesar que tú y yo no hayamos visto a Dios, aun creemos.
Juan 20:29 dice: bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Dios nos enseñará a tratar de conocer con quién hablamos y saber que es lo que le decimos.
3. Tenemos que ganarlos con amor y bondad:
A. ¿Cómo actúa usted cuando alguien no le escucha? ¿Cómo le responde cuando creen tener la razón por encima de Dios y su Palabra? ¿Se pelea y discute con la persona? Si usted hace eso, ya tiene perdida la batalla.
B. Aunque no escuchen, no rompa su relación con esa persona. Siempre deje la puerta abierta. La gente madura con tiempo y las circunstancias. Hablando se entiende la gente, la cólera no es buena consejera.
C. Ore por aquella persona. Lucas 6:28 dice, “bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”. Tenemos que amar a quienes queremos alcanzar así como Dios nos ama: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
¿Ama usted a Dios lo bastante como para salir de su “concha” y alcanzar a otros? ¿Ama usted a la humanidad lo suficiente para dejarse usar por Dios para evangelizarlos? Jesús dijo, “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).
Si de verdad queremos alcanzar al mundo para Cristo, debemos entender que no logramos nada con “contender” la Palabra de Dios. No debemos olvidar que un día nosotros fuimos los necios e ignorantes, y que si no hubiera sido por esa persona buena y paciente que nos predicó, no estuviéramos aquí. Pidamos a Dios que moldee nuestro carácter y hablar con humildad y amor las Buenas Nuevas de Salvación. Hay tiempos de callar, predicando con buenas acciones, hay tiempo de “perder” un argumento, para así mostrar amor y paciencia al agresor. A veces “perdiendo” en verdad “ganamos mas” Seamos firmes en nuestra fe, pero amables en nuestra predicación.