I. No Permitas que el enemigo te siga saqueando.
Los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y saquearon los graneros. Cuando David se enteró de lo sucedido, 2 consultó al SEÑOR: —¿Debo ir a luchar contra los filisteos? —Ve —respondió el SEÑOR—, lucha contra los filisteos y libera a Queilá.
• Aunque la ciudad de Queilá estaba amurallada, es evidente que su gente no estaba lo suficientemente preparada para resistir un ataque de los filisteos.
• Los graneros fueron atacados porque no estaban bien defendidos y se podía robar el grano. Esto desmoralizaría a los campesinos y los dejaría sin comida ni semillas.
• La gente de Queilá se quedaría sin la provisión necesaria para vivir.
A. Hay que poner orden y límites.
• Nuestra guerra contra el pecado es multidimensional.
a. El hombre pelea con su carne
b. con el mundo, y
c. con el campo sobrenatural maligno
• Aunque nuestros enemigos ya hayan sido derrotados, no están muertos, ni siquiera heridos.
• Nuestro enemigo, aunque vencido, está todavía en guerra con nosotros y pelea hasta que se le obliga a retirarse.
• Sin embargo, la suya no es una retirada permanente: se reagrupa y pasa de nuevo a la ofensiva. Satanás sigue acechando en busca de cualquier vía posible para volver (1 Pedro 5.8s).
• Por eso es que debemos poner orden y límites.
• Una vida ordenada y que se maneja por los principios del Reino de Dios, será una fortaleza espiritual contra las huestes de maldad.
• Una persona que hace declaraciones de fe, coloca límites al avance del enemigo. Recordemos la declaración de Nehemías: “Dios gobierna desde el cielo, y con su ayuda tendremos éxito. Ustedes no tienen autoridad en Jerusalén. Tampoco tienen ningún derecho, pues no son parte de su historia. Nosotros haremos los trabajos de reconstrucción.” (Neh.2:20)
B. Levántese y pelee la batalla.
• David frente a la situación de Queilá fue delante del Señor:
—¿Debo ir a luchar contra los filisteos? —Ve —respondió el Señor—, lucha contra los filisteos y libera a Queilá.
• Ya lo hemos dicho, no somos las victimas del diablo, sino los hijos triunfantes del Señor.
• Estamos en una lucha espiritual en la cual no debemos ceder un centímetro más de cada zona conquistada. Las palabras del apóstol Pablo son: fortalézcanse con el gran poder del Señor… y sigamos la lucha.
• Al pastor Timoteo le recuerda: “Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
• La decisión de levantarse y pelear es nuestra.
• Un verdadero avivamiento en la iglesia se desata con relación a la oración intensiva y el ayuno.
• Una guerra espiritual contra todas las fuerzas que obstaculizan la obra de la iglesia para rescatar a los perdidos y traer sanidad plena a los que la reciban. La iglesia está respondiendo con denuedo al desafío del apóstol Pablo
• Pero ¡¡Levántate!! – declaración de fe y avance en oración y ayuno.
II. No permitas que el miedo te paralice
3 Pero los soldados le dijeron a David: —Si aun aquí en Judá vivimos con miedo, ¡cuánto más si vamos a Queilá para atacar al ejército filisteo!
• Los soldados de David tuvieron miedo de salir a la batalla. Sin dudas estaban todavía siendo formados. Son los mismos que luego serán conocidos como los valientes de David.
• Pero todavía su mente está siendo formada para una nueva dimensión de la Fe y del gobierno de Dios.
• El pueblo de Israel estaba frente a las puertas de la tierra prometida, pero tuvieron miedo y debieron esperar cuarenta años más por la bendición.
• El miedo paraliza, el miedo no te deja avanzar, el miedo no te permite tomar las bendiciones de Dios. El miedo no te deja ser vencedor en la batalla.
8 “Si el SEÑOR se agrada de nosotrosa, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel.
9 “Sólo que ustedes no se rebelen contra el SEÑORa, ni tengan miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengan miedo.”
• Pero en el caso de ellos el miedo se apoderó de la bendición.
A. El temor es una de las herramientas del enemigo.
• Josué y Caléb fueron los valientes de Moisés que por 40 años en el desierto vieron morir toda una generación y esperar para poder poseer toda la bendición.
• Cuando ellos entraron a la tierra prometida, otra época comenzó. Ya no había maná, ya no había nube de día y fuego de noche. Ahora comenzaba la era de la conquista por medio de la fe.
Y el SEÑOR dijo a Josué: No les tengas miedo, porque los he entregado en tus manos; ninguno1 de ellos te podrá resistira.
• No debemos temer al enemigo, sino resistirlo por medio de la fe.
• Comenzamos una nueva época. Época marcada por el gobierno de Dios, la Fe, la conquista. No hay lugar para el temor.
III. Dios respaldará tus acciones de Fe.
4 David volvió a consultar al SEÑOR, y él le respondió: —Ponte en camino y ve a Queilá, que voy a entregar en tus manos a los filisteos.
• David fue otra vez en consulta a Dios. ¿Señor que hago? Mis guerreros están con miedo. ¿voy a entrar en batalla con un grupo de miedosos?
• Comienza a moverte David, que ya he decretado entregar en tus manos a estos tus enemigos.
A. La fe requiere de acción.
• En Deuteronomio capitulo 3 encontramos una de las acciones de Fe realizada por Moisés y su ejercito en el desierto.
• Debemos recordar que el ejército que formó Moisés no eran profesionales. Antes habían sido esclavos de manera que no tenían instrucción militar.
• Pero las acciones de fe, siempre fueron y serán respaldadas por el Señor.
»Cuando tomamos la ruta hacia Basán, el rey Og, que gobernaba ese país, nos salió al encuentro en Edrey. Iba acompañado de todo su ejército, dispuesto a pelear. 2 Pero el SEÑOR me dijo: “No le tengan miedo, porque se lo he entregado a ustedes, con todo su ejército y su territorio. Hagan con él lo que hicieron con Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón.”
3 »Y así sucedió. El SEÑOR nuestro Dios también entregó en nuestras manos al rey de Basán y a todo su ejército. Los derrotamos, y nadie vivió para contarlo. 4 En aquella ocasión conquistamos todas sus ciudades. Nos apoderamos de las sesenta ciudades que se encontraban en la región de Argob, del reino de Og en Basán. 5 Todas esas ciudades estaban fortificadas con altos muros, y con portones y barras, sin contar las muchas aldeas no amuralladas.
B. Mi acción en fe, mueve la mano de Dios.
• Las promesas del Señor son el sí, y son el amén.
• La vida en el reino de Dios es una vida de Fe. El justo vive por medio de la fe y sin fe es imposible agradar a Dios.
• La fe es tomar la delantera.
• La fe es ir adelante, completamente seguro que Dios respaldará las acciones, porque primeramente han nacido en su corazón.
• Si usted espera primero ver la mano de Dios para luego moverse por fe, esto no va a resultar. La fe es la que mueve la mano de Dios.
IV. Dios devolverá todo lo que el enemigo te robó.
5 Así que David y sus hombres fueron allá y lucharon contra los filisteos, derrotándolos por completo. David se apoderó de los ganados de los filisteos y rescató a los habitantes de la ciudad. 6 Ahora bien, cuando Abiatar hijo de Ajimélec huyó a Queilá para refugiarse con David, se llevó consigo el efod.
• La bendición de la obediencia. Ellos fueron a pesar de su miedo.
• Dios devolverá todo lo que el diablo te arrebató.