Pureza Sexual
Intro: En días pasados todos nos horrorizamos cuando escuchamos de la tragedia que sucedió en una guardería de Sonora donde decenas de niños murieron víctimas del fuego en un incendio. Hasta el momento siguen las indagatorias, las acusaciones, los reclamos, los lamentos y ahora la imposición de medidas para que esto no vuelva a ocurrir.
¡Qué paradójico es que el fuego que es un elemento que tanto beneficio trae a la humanidad cuando sale de control se vuelva un asesino atroz! Una cosa es el fuego en la llama de la estufa cocinando los alimentos o el fuego circunscrito a una fogata a la luz de la luna dando calor a los que la rodean y otra cosa es el fuego en un incendio que arrasa, fuera de control, con todo lo que esté a su paso, dejando una estela de destrucción, caos y muerte. El fuego es algo muy bueno, pero fuera del contexto apropiado, se vuelve un elemento letal.
Algo parecido sucede con la sexualidad humana. El sexo es algo precioso que Dios ha creado para experimentarse en un contexto específico, pero cuando lo sacamos de ese contexto se vuelve un elemento fuera de control que arrasa con todo lo que esté a su paso dejando una estela de destrucción, lágrimas, caos e inclusive, la muerte.
Dios diseñó el sexo para ser experimentado exclusivamente en el contexto específico del pacto matrimonial legalmente establecido entre un hombre y una mujer. Un pacto donde hay un contexto de legitimidad, fidelidad, respeto, compromiso y continuidad. Dentro del contexto del matrimonio, el esposo y la esposa pueden disfrutar y deleitarse en lo maravilloso que Dios hizo el sexo.
Dios fue el diseñador del cuerpo para que sea susceptible del placer sexual. El es responsable de la ingeniería y la arquitectura de los órganos sexuales. Y cuando el esposo y la esposa se están relacionando sexualmente, Dios no sale de la recámara o mira hacia otro lado, porque esto es algo que le glorifica. El dice: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla”(Hebreos 13:4). Es decir, las relaciones sexuales entre el esposo y la esposa son algo honroso y que trae gloria al inventor de esta maravillosa idea de la sexualidad.
Dios hizo el sexo como algo bueno en gran manera. Pero lamentablemente, Génesis 3 ocurrió en la historia. Y cuando el ser humano decidió desobedecer a Dios, cuando el ser humano cambió la gloria del Creador por la gloria de la creación, cuando el ser humano cambió la verdad de Dios por la mentira, cuando el ser humano se apartó de Dios, el pecado afectó todas los aspectos de la vida, incluyendo la sexualidad y así, lo que fue diseñado para la gloria de Dios en el contexto del matrimonio, fue extirpado de su contexto santo y se inició el incendio que ha causado el sexo pecaminoso en la humanidad hasta el día de hoy, dejando a su paso, lágrimas, destrucción y muerte.
La lista es larga…adulterio, relaciones sexuales premaritales, homosexualidad, violaciones, bestialismo, necrofilia, enfermedades de transmisión sexual, pornografía en todas sus variantes, prostitución, lujuria, pensamientos lascivos, deseos desordenados, conversaciones de doble sentido, bromas con contenido sexual, etc. etc. Todo lo precioso que es el sexo creado por Dios ha sido reducido a carroña, a podredumbre y perversidad.
La Biblia usa una palabra para referirse a todo este sistema de ideas y prácticas que hacen uso del sexo de una manera ajena al plan de Dios. La Biblia usa una palabra griega en la cual encuentra su raíz la palabra pornografía.
Esta palabra en algunas versiones de la Biblia se traduce como “fornicación”. Sin embargo, la palabra fornicación en algunos círculos ha llegado a significar específicamente “relaciones sexuales premaritales”. Es decir, relaciones sexuales entre personas solteras. Pero el significado bíblico de la palabra que se traduce como fornicación es mucho más amplio.
Sería mejor traducida como “inmoralidad sexual” o “impureza sexual” o “pecado sexual”. Es decir, es una palabra que engloba toda idea, actitud, palabra y práctica que describe o propone experiencias sexuales distintas a lo diseñado por Dios. Notemos que no estamos hablando sólo de actos, sino también de pensamientos, deseos, e inclusive palabras. Todo lo que denigre la santidad del sexo diseñado por Dios, es inmoralidad sexual, impureza sexual o pecado sexual.
La inmoralidad sexual, impureza sexual o pecado sexual haya su sustento en dos ideas engañosas o en dos mentiras que hemos comprado. La inmoralidad sexual es alentada por dos propuestas que nos son anunciadas una y otra vez por todos los medios posibles y muchos caemos en la trampa de creerlas.
1. “Es tu cuerpo, haz lo que quieras con él”.
Dale todo el placer que desees y el tipo de placer que prefieras. Complácelo cuando quieras. Si no le haces mal a nadie, que nadie te diga qué hacer con él. Es tuyo y hazle como quieras.
“Dale alegría a tu cuerpo macarena…”
“A quién le importa lo que yo haga…”
2. “El sexo es algo meramente físico”.
Todo lo que se involucra es el cuerpo y nada más. Es un intercambio físico y eso es todo. No hay nada más allá que asuntos físicos y del cuerpo. Esta es la idea detrás de la campaña del “sexo seguro”. Se llega al objetivo si logramos que la gente tenga relaciones sexuales en las que se reduzca el riesgo de contagio de alguna enfermedad que cause daño a su cuerpo o un embarazo. Porque después de todo, el sexo es algo meramente físico, lo único que debemos proteger es el cuerpo de la persona.
Somos atiborrados día y noche con estas y otras ideas parecidas a través de todos los medios posibles y lamentablemente muchos caemos presa fácil de estas mentiras que tanto daño hacen en la vida de las personas y de las comunidades.
Pero la verdad es que estas mentiras no son modernas, ya desde los tiempos bíblicos estaban vigentes en la sociedad. Y había una comunidad cristiana que vivió en Corinto que habían comprado esta mentira de la cultura y habían estado ciegos a la verdad de Dios al respecto, por eso el apóstol les escribe para corregirles y para alinear sus vidas y pensamientos con la verdad de Dios.
En 1 Corintios capítulo 6 a partir del versículo 12 encontramos estas enseñanzas. Los Corintios habían mal entendido una enseñanza del apóstol Pablo sobre la libertad cristiana. Pablo les había enseñado que Dios hizo el estomago capaz de comer todos los alimentos y que podían comer de todo con acción de gracias. Esto era por las restricciones en cuanto a la comida en la que insistían los judíos. Pero ellos llevando este principio de libertad lo aplicaron al asunto del cuerpo y el sexo. El versículo 13 nos dice: «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.”
La lógica de los Corintios era esta: Así como el estómago fue hecho para comida, así también nuestro cuerpo es para el sexo”. “Así como podemos comer de todo con el estómago que Dios nos dio, así también podemos experimentar cualquier tipo de práctica sexual con nuestro cuerpo.”
El apóstol les aclara: De ninguna manera, el cuerpo NO es para la inmoralidad sexual. No pueden hacer con su cuerpo lo que les de la gana. Su cuerpo es para el Señor. Para que lo administren como Dios quiere y manda. El único sexo que pueden practicar es el que glorifica a Dios, no la inmoralidad sexual.
Los Corintios habían llegado al grado de ir con prostitutas y pensar que no le estaban dando un uso pecaminoso a su cuerpo. Después de todo, pensaban, el cuerpo lo destruirá Dios. No es tan importante, puedo hacer lo que quiera. Pablo responde, “De ninguna manera” y nos enseña en contra de la mentira de que “el cuerpo es tuyo y haz lo que quieras con él”
v. 15¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás!
Todo tú eres parte del cuerpo de Cristo. Nuestros cuerpos no son nuestros son miembros de Cristo. Así que cuando practicamos inmoralidad sexual estamos manchando el cuerpo y los miembros de Cristo infamemente.
v. 19 ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;
Nuestros cuerpos no son nuestros. Son un templo para el Espíritu Santo. No somos nuestros propios dueños. La tercera persona de la trinidad ha hecho su morada en nosotros. Es un santuario para la gloria de Dios.
v. 20 fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.
Cristo vivió, murió y resucitó para comprarnos para que seamos siervos de Dios. Hemos dejado de servir a las tinieblas, ahora servimos al reino de Dios. Ya no puedes estar deshonrando a aquel que te compró para sí usando tu cuerpo inmoralmente.
En resumen, en contra de la mentira de que nuestro cuerpo es nuestro y podemos hacer lo que queramos, la Escritura nos enseña: No eres el dueño. El cuerpo es para el Señor. Tu cuerpo son parte de los miembros de Cristo, eres templo del Espíritu Santo, y has sido comprado por un precio. No eres tuyo, eres para Dios….Por lo tanto, tu cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para la gloria de Dios.
Pero en este pasaje encontramos también enseñanza muy relevante en cuanto a otra mentira. Aquella que dice: “el sexo es algo meramente físico”.
v. 16 ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» 17 Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo.
Estos versículos nos enseñan que algo pasa más allá de lo físico cuando tenemos relaciones sexuales. Dios diseñó el sexo de tal manera que no sólo haya una unión física entre los cónyuges sino una experiencia de unión espiritual.
Las relaciones sexuales fueron diseñadas por Dios para fusionar a los esposos en una sola carne. Para que experimentaran física y espiritualmente la unión de sus vidas. Al sacarlo de su contexto espiritual, el sexo se vuelve un arma destructiva. Como fue diseñado para crear intimidad entre los cónyuges, algo de ti se va yendo en cada ocasión de sexo pecaminoso.
Es interesante observar cómo las personas sumidas en inmoralidad sexual presentan serias dificultades para tener intimidad relacional con otras personas. El pecado sexual es peculiar en sus efectos sobre la persona no tanto en lo físico (que sí lo tiene, enfermedades, etc.) sino en lo espiritual. La inmoralidad sexual te inhabilita para la intimidad.
Piénsalo, un varón esclavizado a la pornografía, se aleja cada vez más de la intimidad con su esposa. Aun cuando tienen relaciones sexuales, las imágenes vistas vienen a su mente y le perjudican para gozar intimidad verdadera con su esposa. Un soltero esclavizado a la pornografía igualmente se ve afectado en cuanto a la intimidad porque crea en su mente un mundo irreal de lo que es el sexo y lo aleja de la verdadera intimidad para la cual Dios diseñó el sexo.
En fin, el sexo no es algo meramente físico, sino que fue diseñado por Dios para ser un vínculo espiritual entre el esposo y la esposa en el contexto del matrimonio. Cuando lo usamos fuera de este contexto causa muchísimo daño y no sólo físico.
El sexo fue creado por Dios santo para un fin santo. Cualquier uso fuera del contexto establecido por Dios es inmoralidad sexual, impureza sexual o pecado sexual. Y ésta, como el fuego de un incendio, acabará con tu vida, con tu familia, con tu futuro.
Si fueras Dios y tuvieras la visión de todo lo que la inmoralidad sexual causa en la vida del ser humano (enfermedades mortales, enfermedades engorrosas, embarazos no deseados, por ende abortos, matrimonios destrozados, niños víctimas de abuso, mujeres violadas, niñas prostituidas, denigración de la mujer, etc.etc.) Si pudieras ver todo esto…cuál sería tu instrucción para el ser humano….¿Le propondrías, usa un preservativo y ten sexo “seguro”? Quizá no…¿verdad? Estoy casi seguro que le dirías…abstente de la inmoralidad sexual.
Pues Dios no simplemente nos dice: “Absténganse”. En su gracia Dios nos dice lo que es mejor y dice: “¡HUYAN!”. ¡Huyan de la inmoralidad sexual! Si el incendio estuviera en el cuarto de a lado…¿qué harías? Te quedarías a ver cómo es el incendio..¡No! Saldrías corriendo despavoridamente. Esa es la imagen…el incendio está a la puerta de tu casa…¡Huye!
Estás a un clic de un mar de pornografía en el Internet…¡Huye! Seas casado o soltero, pon tu computadora en un lugar público donde todos vean lo que estás viendo. Pon un programa que bloquee las páginas XXX y haz que alguien más ponga la clave para que tú no sepas cuál es. Ten transparencia en tus claves para que gente de tu confianza (esposa, mamá, o un amigo cercano) puedan revisar tu historial el día que deseen. En casos extremos…corta el Internet.
Haz lo mismo con Sky o Cable. No te quedes hasta altas horas de la noche surfiando canales porque seguramente vas a encontrar lo que quieres. ¡Huye de la inmoralidad sexual!
No te permitas “soñar despierta” con algún varón que no sea tu esposo o si eres soltera con algún varón casado. No empieces a fantasear con diversos escenarios. “Y si quedara viuda, cómo sería estar casada con fulanito, cómo sería menganito como esposo”. Corta esos pensamientos de inmoralidad sexual aunque no sean necesariamente eróticos. ¡Huye de la Inmoralidad sexual!
Se respetuoso de la santidad sexual de las personas que te rodean. Joven, no estés buscando oportunidades de tocar a las chicas que te rodean. Señoritas, no estén buscando ocasión para tocar o acariciar a los chicos a su alrededor. Si tienes novia o novio, respétala como tu hermana en Cristo….¡Huye de la inmoralidad sexual!
No pienses “mientras evitemos una enfermedad y un embarazo está bien tener relaciones sexuales en un contexto diferente al matrimonio. Si los dos se quieren…¿cuál es el problema? Hay mucho problema porque en cada intercambio sexual algo de ti se va y tu capacidad de intimidad se va dañando gravemente, además que ofendes al diseñador del verdadero sexo seguro. ¡Huye!
Corta toda conversación en doble sentido, el albur, la broma sexual, que aunque haga reír a muchos y te hagas popular, ofende y atenta contra la santidad con la que Dios creo el sexo.
En fin, ya seamos casados o solteros, todos somos llamados guardar nuestra pureza sexual. Si has fallado en este aspecto de tu vida, quiero decirte que hay esperanza y perdón de nuestro Dios. En su gracia, Dios puede transformar todos los aspectos de tu vida. La próxima semana hablaremos más de esto. Pero hoy he tratado, poniendo mi mayor esfuerzo, de convencerte y suplicarte que tomes en serio la verdad de Dios. Nuestro cuerpo no fue hecho para la inmoralidad sexual. Somos del Señor y El sexo no es meramente físico. Hay algo precioso reservado para ti si guardas tu pureza sexual. Por eso, ¡Huye de la inmoralidad sexual! Y que tu vida sexual refleje la santidad de aquel que nos compró por precio para que vivamos para su gloria.