El Regreso Prometido 28/12/08
Apocalipsis 21:1-5
Intro: Me gustan las historias con finales felices ¿Y a ustedes? Como que siempre al estar leyendo una historia, viendo una película o programa, esperamos que, al final, los malos sean vencidos por lo buenos, el héroe se case con el amor de su vida, el enfermo sane, los oprimidos reciban libertad, los malvados reciban su castigo y sean vindicados los inocentes. Cuando el final es lo contrario a esta expectativa, como que hay algo dentro de nosotros que nos dice que no está bien, que no es correcto; las cosas no pueden terminar así, los malos no pueden “salirse con la suya”, los malvados no pueden quedarse impunes, el héroe no puede morir a manos del villano, los opresores no pueden aplastar definitivamente a los oprimidos; pensamos que hay algo radicalmente mal en un final así.
Quizá al ver las noticias o leer los periódicos, nos queda un poco de esta sensación. Nos da la sensación de que esta historia no tendrá un final feliz, de que las cosas no saldrán como se supone que deben salir, de que al final de cuentas, resulta mejor el mal que el bien y lo peor, que Dios está ausente o apático con el rumbo que llevan las cosas.
Ciertamente no podemos ser ingenuos respecto a la situación que vemos a nuestro alrededor, pero la Escritura nos desafía a ver las cosas no sólo con nuestros ojos físicos, sino con los ojos de fe, y sobre todo con los ojos de la esperanza que nos da el evangelio de Jesucristo.
Ciertamente, la cosa no “pinta” bien, pero no olvidemos ver la situación como Dios la ve y como Dios dice que son y serán las cosas. Te animo esta noche a ver nuestro futuro con esperanza y fe, basándonos en las promesas de Dios.
En el pasado, Dios hizo grandes promesas que están registradas en la Biblia. Desde tiempos de Abraham, Dios prometió una bendición para toda la tierra; desde tiempos de Moisés, Dios prometió un profeta para guiarnos; desde tiempos de David, Dios prometió un rey para protegernos; desde tiempos antiguos, Dios prometió un salvador y libertador. Todo esto Dios lo cumplió en nuestro pasado en la obra y persona del Señor Jesucristo.
Dios comenzó a cumplir sus promesas una quieta noche en un poblado insignificante llamado Belén, en una familia pobre, con el alboroto de unos cuantos pastores y un niño acostado en un pesebre. Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. Ese niño del pesebre, fue el hombre de la cruz y hoy recordamos, que el Señor Jesús, el Cristo, después de su resurrección y ascensión a los cielos, prometió regresar. Este es el próximo gran evento en la historia de la redención: la segunda y definitiva venida del Señor Jesucristo como Rey de Reyes y Señor de Señores.
Las buenas noticias son estás, de acuerdo con las promesas de Dios, “Jesús regresará y estaremos MUY bien”. Puede ser que la cosa no “pinte” bien, puede ser que parezca que los malos de la película están ganando, puede ser que haya la apariencia de que esta historia no tendrá un final feliz, pero es pura apariencia. De acuerdo con la promesa de Dios, Jesús regresará y estaremos MUY bien.
Juan tuvo una visión que registró en el Apocalipsis, que es muy pertinente esta noche para recordar la promesa de Dios en Jesucristo, la promesa de su glorioso regreso. En esta visión de Apocalipsis 21:1-5, encontramos una descripción de lo que aguarda a los que han puesto su sola esperanza y fe en el Señor Jesucristo.
Ese regreso prometido traerá consigo muchas bendiciones.
En Apocalipsis 21:1 nos dice la Escritura: “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar”.
La primera bendición del regreso de Jesús será UN NUEVO ORDEN UNIVERSAL. Juan vió un cielo nuevo y una tierra nueva. La palabra que usa para describir este nuevo orden nos da la idea de nuevo, no en el sentido de origen sino de calidad. Es decir, una tierra más bien “renovada”. Como un overwhole a la creación.
Recordemos que debido a la caída en pecado de la humanidad, la creación fue sujeta al pecado. En el edén la maldición vino sobre la tierra… “cardos y espinas te producirá la tierra” – fue la sentencia en Génesis 3.
Pero Jesucristo, a través de su vida, muerte y resurrección, reconcilió todas cosas con Dios y ahora la creación misma aguarda con anhelo ardiente ser liberada de forma definitiva de la esclavitud de la corrupción cuando regrese el Señor.
Esta nueva tierra es descrita en la Biblia con imágenes tales como la del lobo y el cordero siendo apacentados juntos y el niño jugando con el cachorro del león ¿Te imaginas?
Esta es la esperanza segura en que el regreso prometido del Señor Jesús traerá un nuevo orden universal en los cielos y en la tierra. Un nuevo orden sin pecado, sin maldad; un nuevo orden de armonía, amor, concordia y paz. Porque Jesús regresará y estaremos MUY BIEN.
Pero Juan nos sigue narrando su visión en los versículos 2 al 4: “Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios”.
La segunda bendición que traerá el regreso prometido de Jesús será UNA NUEVA RELACIÓN. Juan vio descender del cielo a la tierra a la Nueva Jerusalén vestida como de boda y oyó una voz que decía cosas maravillosas respecto a la relación entre Dios y los hombres: Dios pondrá su morado entre los hombres, morará con ellos, serán su pueblo y Él será su Dios.
Esta es una descripción similar a la relación que tenían Adán y Eva con Dios en el huerto del Edén, gozando de armonía perfecta con él. Pero el pecado hizo trizas esa comunión y desde entonces hubo una separación entre Dios y los hombres.
Pero la obra de Jesucristo vino a reconciliarnos con Dios. Jesús es Emmanuel (Dios con nosotros). Ese bebé (que celebramos en navidad) era el regalo más grande que Dios le hacía al hombre. Es el príncipe de paz que vino a reconciliarnos con Dios. Gracias a su vida, muerte y resurrección ahora podemos tener nuevamente comunión con el Padre y a su regreso prometido tendremos una relación perfecta, armoniosa y eterna con nuestro Dios.
Ilustra: Hace varios años se organizó una salida de papás y sus hijos al zoológico. Entonces, estaban los papas (varones) con sus hijos. Normalmente, mamá es la que va al zoológico, pero esta vez papá estuvo varias horas con sus hijos. Yo fui con mi hijo Josué que estaba pequeño en ese entonces y su comentario fue, al terminar la actividad, con entusiasmo y alegría: “¡Todos los papás estuvieron con sus hijos!”. Estaba muy entusiasmado, al igual que los otros chicos, porque los papás estuvieron conviviendo con sus hijos.
¡Imaginen cuanto más precioso y grandioso será estar eternamente y sin interrupciones con el Padre celestial en una comunión perfecta! ¡Te imaginas lo que será tener esa perfecta relación con Dios! No más luchas con el pecado que le ofenda, sino sólo cumplir el propósito de nuestras vidas de “glorificar a Dios y gozar de él para siempre”. Esta relación perfecta con Dios será la bendición del regreso prometido, por eso decimos de acuerdo con las promesas de Dios: Jesús regresará y estaremos MUY bien.
Pero Juan aun agrega algo más y nos sigue reportando lo que escuchó en su visión en el versículo 4: “Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.”.
La tercera bendición que traerá el regreso prometido será UNA NUEVA SITUACIÓN. Juan oye que hay ciertas cosas que no habrá en la Nueva Jerusalén: No habrá muerte, llanto, lamento, ni dolor. Todo la situación pasada de la humanidad habrá dejado de existir.
Toda esa muerte, dolor, sufrimiento y lamento entró a la humanidad por causa de la caída en pecado. Y sus consecuencias han sido catastróficas. Estoy seguro que en carne propia has sentido su flagelo y opresión. Pero Cristo vino a dar su vida. El llevó nuestro dolor, nuestra enfermedad, nuestra maldición. El nos libertó del yugo de la muerte. Él venció la muerte al levantarse de entre los muertos al tercer día. Gracias a su vida y obra hoy podemos tener la esperanza de que todas esas cosas que nos afligen en esta vida, que toda esa situación que nos deja un sabor de impotencia, frustración y desánimo no existirán para siempre.
Dios traerá una nueva situación cuando se cumpla la promesa del regreso de Jesús. Habrá un cambio radical de situación. Donde antes hubo dolor y llanto, habrá gozo exuberante. Donde antes hubo muerte, habrá vida eterna y abundante. Donde antes hubo lamento, habrá baile de gozo.
Hermanos, Jesús regresará y estaremos MUY bien.
Juan termina en el versículo 5, reportando lo que dijo el que estaba sentado en el trono:
¡Yo hago nuevas todas las cosas! Y añadió: Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza. Dios renovará todas las cosas al regreso de Jesús. Estas palabras no son el final de un cuento de hadas, o un buen deseo que ojala suceda. Estas cosas son más que seguras. Son palabras verdaderas y dignas de confianza. Son dignas como para poner tu vida, fe y esperanza en ellas. Son dignas de ser nuestra fuente de ánimo. Son dignas de ser la base y el fundamento de nuestra esperanza. Aunque parezca que los malos están ganando y están llevando la delantera. Aunque parezca que este mundo es caso perdido, nuestra fe nos permite ver y escuchar estas palabras dignas de confianza y saber que Jesús regresará y estaremos MUY bien.
¡Qué hermoso saber todo esto! ¿Verdad? Pero Dios no nos dice todas estas cosas para que las amasemos en nuestro acerbo de conocimiento de la Biblia. ¡No! Estas verdades se nos dicen en la Biblia para que vivamos por ellas y en ellas.
Quizá está es la primera vez que escuchas estas verdades y aun no has considerado con seriedad una relación con Jesús. Te animo a que replantees en tu vida la posibilidad de una relación con Dios por medio de Jesucristo, porque sólo así podrás disfrutar de todas estas bellas promesas que el Dios de gracia nos da en Su amado Hijo Jesús.
Quizá ya tienes una relación creciente con Cristo, pero estás agobiado por las situaciones a tu alrededor. Tal vez este último año has visto de cerca los males de este mundo. El dolor, la muerte, la enfermedad, la crisis, la maldad de los seres humanos te ha alcanzado muy de cerca. Te sientes desanimado y piensas que esta historia tendrá un final triste. Te invito a reanimar tu corazón con la verdad de la promesa de Dios. Este orden, esta situación no siempre será así. Dios hará todas las cosas nuevas para los que confían en él. No te desanimes, sigue viviendo por la fe en él; es el mejor camino que puedes escoger. Es el camino que te lleva al final feliz, porque Jesús regresará y vas a estar muy bien.
A veces la lucha es difícil, la carga es pesada, la presión es fuerte, las fuerzas desfallecen, el desanimo nos llega. Pero esta noche, me gustaría que salgas con tus ojos de fe fortalecidos y renovados por la esperanza segura que nos da el evangelio. Por la gracia que Dios te da para obedecer, sigue a Jesús hasta el final; se fiel a su palabra y confía en su dirección y protección. Y cada día desde el fondo de nuestros corazones unámonos al apóstol Juan como dice al final de su libro: “Sí, ven Señor Jesús”. Porque Jesús regresará y estaremos MUY bien.