Forjados por el sufrimiento
Intro: Mi hermana mayor y mi cuñado participan en un ministerio de enseñanza sobre el matrimonio. Con cierta frecuencia, iglesias los invitan para que vayan y den pláticas a sus matrimonios. En el mes de mayo, los invitaron para participar en una iglesia de Villahermosa, Tabasco. Ellos se habían transportado hasta allá en Autobús y la idea era regresar de la misma manera. A mitad de la semana, los hermanos de Villahermosa les dijeron que había un hermano de la iglesia que quería que regresaran a Mérida en Avión y estaba donando el dinero para que se compraran los boletos. Ellos quisieron conocer al hermano para agradecerle personalmente. Insistieron en ir a visitarlo y así fue como conocieron al hermano Nachito (MOSTRAR FOTO). Es el señor que está en la cama.
Nachito, nació prematuro hace 56 años en una familia muy pobre con el diagnóstico de hidrocefalia. Por no haber tantos adelantos en la medicina en ese entonces, fue expuesto a muchas cirugías para drenar el líquido. A su familia le dijeron que no viviría muchos años. Su hermana Libertad, se hizo cargo de él, desde que nació. A corta edad le pidió a su hermana cinco pesos, con la promesa de devolvérselos tan pronto pudiera. Con esos 5 pesos, compró una caja de chicles, y esa caja de chicles se convirtió, con el tiempo, en una librería cristiana, una maquiladora de uniformes y una fuente de bendición para muchas personas, en especial, para personas con alguna discapacidad.
A pesar de sus limitaciones, cursó sus estudios normales, y además hizo estudios teológicos superiores. Hace seis años lo atropellaron y como consecuencia de ese accidente quedó cuadripléjico, lo que lo confinó en una cama, dependiendo del cuidado de su hermana y su sobrino, quien estudio medicina gracias a él. Vive con oxigeno permanente, ya no puede hablar mucho por la traqueotomía que le practicaron, pero aún con todo esto, tiene un corazón enorme para ayudar al prójimo, y ama a Dios con todo su corazón.
Nachito no ha tenido una vida fácil, por el contrario, siempre ha estado expuesto al sufrimiento, la dificultad, la prueba, la aflicción ¿Pero cuál ha sido el resultado? Ha desarrollado un corazón para Dios y para el prójimo. Nachito ha entendido que esta vida se trata de estar en el yunque de Dios, siendo forjado día a día por toda circunstancia por adversa que sea, y la obra maestra que el artista está forjando está siendo cada vez más evidente a medida que pasan los años y crece en su relación con Cristo.
¿Cómo respondemos tú y yo ante el sufrimiento? ¿Qué pensamientos vienen a tu mente y a la mía cuando enfrentamos aflicción? ¿Cómo actuamos cuando nuestra fe es sometida a prueba? ¿Cómo respondemos cuando el horno del artesano aumenta el calor y el metal comienza a ponerse al rojo vivo? ¿Cuáles son tus pensamientos en esas circunstancias acerca de Dios, de ti mismo y de todo lo que te rodea?
Cuando estamos atravesando por sufrimiento (sueños frustrados, enfermedad, relaciones complicadas, desempleo, rechazo, burlas, etc.) pueden venir a nuestros corazones varios pensamientos equivocados acerca de Dios y acerca de nuestras vidas.
El apóstol Pedro en su primera epístola le estaba escribiendo a un grupo de iglesias que estaban siendo afligidas de varias maneras. Había personas en las ciudades donde vivían que levantaban calumnias en contra de ellos y ponían en riesgo sus vidas, estaban siendo tratados injustamente como empleados, algunas mujeres entre ellos tenían esposos no cristianos difíciles, recibían vejaciones, rechazo, burlas, agresiones e injusticias. Eran personas en una relación creciente con Cristo que estaban siendo sometidos a dificultades, aflicción, sufrimiento, pruebas de varios tipos.
Es por eso que el apóstol les escribe tratando de aclararles varias preguntas que pudieran tener sobre Dios y sobre sus aflicciones. Justamente, eso es lo que necesitaban oír para seguir adelante con sus vidas. Es también justamente lo que nosotros necesitamos escuchar para que en medio de la prueba no distorsionemos nuestra perspectiva de Dios y de nuestras vidas. Sino al contrario, adoptemos la perspectiva divina. Por eso este día, Mira tus aflicciones desde la perspectiva de Dios.
No mires lo que te pasa con los ojos físicos que no llegan muy lejos. Mira tus aflicciones con los ojos de la fe y de la libertad que nos da este día la Palabra de Dios. No se cuál sea la situación que afrontas, no se cuál es la causa de tu sufrimiento, pero te animo a que veas esa situación con nuevos ojos. Con la perspectiva que Dios te provee este día en su Palabra. Mira tus aflicciones desde la perspectiva de Dios.
Lo primero que vamos a considerar es lo que nos dice el versículo 6 del capítulo 1: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas”
Es muy interesante notar dos palabras que comúnmente no relacionamos en el mismo contexto en la vida. ¿Quién puede hablar de alegría y pruebas al mismo tiempo (sufrimiento, dificultad, aflicción)? En la vida cotidiana no consideramos que estas dos cosas se puedan dar en la misma situación. No consideramos que estas dos cosas (sufrimiento y alegría) sean compatibles. Pero en este versículo, la palabra que usa el apóstol que en la Reina Valera se traduce como “os alegráis”, se refiere no a una alegría moderada, sino a un gran regocijo, a un gozo exuberante. Es el tipo de gozo que se proyecta cuando al final de la película los oprimidos son liberados, los que se pensaban muertos, aparecen, los que estaban siendo derrotados en la batalla, arrasan con el enemigo. De ese tipo de gozo estamos hablando y lo estamos hablando en el contexto de las aflicciones. ¿Cómo es posible?
Si cuando hay aflicciones lo primero que hacemos es preguntarnos ¿Por qué a mí Dios? ¿Por qué siempre yo? ¿Dónde estás Dios? ¿Ahora que estoy cerca de ti o acercándome a ti por qué me pasa esto? En las pruebas y aflicciones nuestro corazón comienza a tener dudas acerca de Dios.
Pero aquí vemos que en el contexto de las aflicciones el apóstol habla de gozo exuberante, de regocijo supremo. El versículo 6 dice: “en lo cual vosotros os alegráis” ¿A qué hace referencia “en lo cual”? ¿Qué es aquello que produce tal gozo en la vida de los que están en pruebas?
Los versículos 3 al 5 de 1 Pedro 1 nos indican dónde está cimentado tal gozo en medio de las pruebas. Podemos experimentar ese gozo cuando miramos nuestras aflicciones desde la perspectiva de la obra de Dios. Efectivamente, la obra de Dios en el pasado, en el futuro en el presente.
v. 3 “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”.
Lo primero que vemos es la obra de Dios en el pasado. Dios por su gran misericordia, a través de la obra de Jesucristo (vida, muerte y resurrección) nos ha dado una nueva vida caracterizada por tener una esperanza viva. Una relación real con Dios por medio de Jesucristo, una relación creciente que sólo la tenemos por su gracia y por el poder del evangelio. Jesucristo completó su obra al resucitar de entre los muertos, nuestra esperanza es segura. Esto es algo ya completado por Dios en el pasado.
v.4 “para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”.
Luego se nos habla de la obra de Dios en el futuro. Dios nos hizo renacer para recibir una herencia en el futuro, la cual nos aguarda y está reservada en los cielos. Esta herencia tiene ciertas características, es incorruptible (indestructible), incontaminada (que no se mancha o degenera) e inmarcesible (que no se marchita, que no se acaba). Ninguna herencia que recibamos en esta vida, se compara con la que nos aguarda en Cristo en el futuro. Esta será la obra de Dios en el futuro.
v.5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Dios no sólo hizo su obra en el pasado o la hará en el futuro. Dios está muy involucrado en el presente. Nos dice el versículo 5 que los que están en Cristo, los que están en una relación creciente con él, están siendo cuidados, guardados, protegidos, por nada menos ni nada más, que por el poder de Dios para alcanzar los resultados y promesa de la obra de gracia de Cristo en el pasado, es decir, la herencia gloriosa que aguarda a los hijos de Dios. En el presente, Dios está involucrado contigo y conmigo de una manera intensa, decidida y constante. Dios no se va de vacaciones ni se duerme, o su poder es limitado de tal manera que no puede evitar tus aflicciones. Dios te está protegiendo decididamente para que alcances la herencia que Jesucristo ha garantizado por su obra de salvación.
Entonces cuando ves tus aflicciones a la luz de la obra de Dios o desde la perspectiva de la obra de Dios (pasado, presente y futuro), puedes estar gozoso porque lo que estás pasando no está fuera del plan de Dios, no se salió del control de Dios, no ocurre porque Dios dormitó o se descuidó, sino tu vida está en sus manos y puedes confiar en este Dios que te ha demostrado su amor en el pasado, que reserva para ti y para mí grandes maravillas en el futuro y que está con nosotros cada día al enfrentar las aflicciones sabiendo que él nos protege, nos guarda, nos cuida para que alcancemos sus promesas seguras. Mira tus aflicciones desde la perspectiva de Dios. Desde la perspectiva de la obra de Dios.
Ahora bien, regresemos al versículo 6: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,”
Ya hemos aclarado donde radica el gozo o la alegría en el contexto de las pruebas (en la obra de Dios en el pasado, presente y futuro…nuestra esperanza viva); pero este versículo ahora nos habla de otra realidad también que enfrentamos y que afecta nuestra perspectiva de la vida: la aflicción, el sufrimiento, las pruebas.
Se nos dice que las pruebas nos afligen, causan dolor, el sufrimiento es real. El cristianismo no se trata de hacer de cuenta de que el sufrimiento no sea real. Dios no prometió que no sufriríamos en esta vida. Al contrario, nos anticipó que esto sería una realidad común y cotidiana. Ser cristiano no significa que quedas exento del sufrimiento. Lo que la fe cristiana nos provee es una nueva interpretación del sufrimiento y una fortaleza espiritual para soportarlo y beneficiarnos de él.
Este versículo también aclara algo: “por un poco de tiempo”. Este sufrimiento o aflicción es, desde la perspectiva bíblica, breve. ¡¿Breve?! Nachito lleva 56 años sufriendo. Quizá tú llevas años y años siendo probado fuertemente. Pero Pedro dice, “Es breve el tiempo de la aflicción”. Es poco el tiempo o es breve el tiempo cuando lo comparas con la eternidad, cuando lo comparas con la herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable. Cuando vez tus aflicciones a la luz de la eternidad prometida para los hijos de Dios, estos 80 años de nuestra vida son un suspiro, un breve respiro, un abrir y cerrar de ojos. Este dolor, aflicción, sufrimiento real, no es para siempre, es sólo por un poco de tiempo visto desde la perspectiva de la eternidad.
Hay algo más, el versículo dice que “si es necesario”. ¿Quién decide si es necesario que suframos o no? ¿Satanás? ¿Los demás? ¿Quién? La respuesta de toda la Biblia y en especial, de la epístola de Pedro es: Dios es el que decide cuándo es necesario que suframos o no. No está diciendo que todos seremos probados de la misma manera, pero sí que Dios es el que tiene todo esto bajo su control y a veces, considera necesario usar aflicciones por un poco de tiempo con un propósito que trasciende nuestro entendimiento.
De alguna manera, Dios ha escogido usar las breves aflicciones de las pruebas como algo necesario para forjarnos a semejanza de Cristo. Estamos en el yunque de Dios. El, a través de las aflicciones de las diversas pruebas está forjando y llevando a su plenitud su obra maestra en tu corazón.
El versículo 7 dice: “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
El oro se prueba por el fuego. Cuando el fuego ha derretido el oro, las impurezas salen a la superficie y es limpiado, haciéndolo más precioso o de mayor valor. En el yunque de Dios, las pruebas tienen el mismo efecto en tu fe en Cristo. La prueba purifica nuestra fe. Las pruebas nos preparan para la gloria futura. Es a través de ellas que las impurezas de nuestra débil fe van saliendo a flote y van siendo retiradas por Dios.
Es en la prueba cuando se hace evidente cuánta paciencia te hace falta, cuán poco amas a Dios y al prójimo, cuán poco conoces a Dios, cuán necesitado estás de su gracia, cuán necesaria es la fortaleza del Espíritu Santo en tu vida, cuán ingrato puedes llegar a ser, cuanta soberbia, orgullo, rencor, indiferencia hay en tu corazón que necesita ser eliminado de tu vida.
Dios, en su gracia en Cristo, usa la aflicción de la prueba para forjar en ti una fe genuina, un corazón dócil, manso y paciente, una vida preparada para la eternidad. En su yunque, nuestras pruebas tienen propósito; son el instrumento o el mazo de Dios para forjar en nosotros una fe que refleje la alabanza, la gloria y la honra del carácter de Cristo en nuestros corazones. Dios tiene el propósito de forjarnos a semejanza de Jesús. Por eso, hermano, Mira tus aflicciones desde la perspectiva de Dios; mira tus aflicciones desde la perspectiva del propósito de Dios.
No se por qué cosas estás pasando este día, pero Dios sí. Y Él te dice en Su Palabra que no pienses que está ausente, ajeno o indiferente. En el pasado, en el presente y en el futuro su obra es perfecta y se cumple en tu vida. Tampoco pienses que el sufrimiento no tiene propósito, es fortuito e inútil. En su plan perfecto, si lo considera necesario, lo incluirá en tu vida con un propósito glorioso. El de que a través de la prueba, tu fe y corazón sean transformados a semejanza de Jesucristo a quién amas y te ama y dio todo por ti.
Por lo tanto, por la gracia de Cristo, donde otros ven problema, nosotros, desde la nueva perspectiva de Dios, podemos ver oportunidad. Donde otros sólo ven motivo de lágrimas, nosotros podemos ver también motivo de celebración. Donde otros ven retroceso y atraso, nosotros podemos ver transformación y cambio; donde otros ven derrota, nosotros podemos ver victoria, donde otros ven muerte, nosotros podemos ver vida eterna y abundante en Cristo Jesús. Mira tus aflicciones desde la perspectiva de Dios. Desde la perspectiva de su Obra y de su propósito.
Me uno a la oración de Pedro por ti y por mí que estamos en el yunque de Dios:
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 5:10-11)