Luz en la Conducta
Intro: ¿Qué harías si te encontraras en la calle un bolso con $20,000? Gabriel Herrera de Motul, Yucatán, lo devolvió íntegro a su dueña. Estaba pasando por una calle en Motul en su moto y vio un bolso. Lo recogió y en su interior había fajos de billetes que reunían poco más de $20,000, según consta en el Diario de Yucatán del 14 de marzo de este año. Este incidente fue tan poco común que fue noticia en el periódico por dos días consecutivos. La nota comienza con estas palabras: ““Lo que quieras que los hombres hagan por ti hazlo tú primero, es uno de los principios que Dios me dice como cristiano, afirmó el presbiteriano Gabriel Herrera al referirse a la devolución del bolso de una mujer que encontró, y que tenía poco más de 20,000 pesos”. Los titulares fueron: “Ejemplo de honestidad” y “Devoto cristiano devuelve poco más de 20,000 pesos”.
La devolución de los 20,000 pesos son, ya de por sí, una buena nota. Pero para mí, el hecho de que Gabriel herrera sea cristiano, y sobre todo presbiteriano, me da mucha más alegría. Porque casos como estos, aunque no salgan en el periódico, son una buena noticia en términos del Reino de Dios. Celebro cuando las personas cristianas reflejan su fe a través de lo que dicen, piensan y hacen.
Todo este mes hemos visto que aquellos que están en una relación creciente con Cristo son llamados a ser luz en todos los ámbitos y esferas de la vida. Dios nos ha puesto para alumbrar con la verdad de Dios a través de la manera en la que pensamos, hablamos, actuamos y vivimos.
Si hay un reclamo constante de la gente que no cree en Jesús es que las iglesias están llenas de hipócritas. Es decir, que las iglesias están llenas de personas que hablan mucho de la Biblia o de lo que Dios quiere, pero parecen no estar viviendo lo que predican. Muchas palabras, pocas acciones congruentes con lo que se dice.
Se nos acusa de ser personas que:
hablamos mucho a favor del matrimonio, pero ofendemos o tratamos mal a nuestras esposas.
Hablamos mucho de la rectitud, pero estamos buscando maneras de pagar menos aunque esto implique no ser tan rectos respecto a la ley.
Hablamos mucho del amor al prójimo, pero estamos listos a chismear y a hablar a espaldas de nuestro prójimo.
En fin, por todo esto, las iglesias tienen mala reputación ante los ojos de aquellos a los que supone que debiéramos estar alumbrando con la luz que Cristo ha puesto en nuestros corazones.
Es necesario que retomemos nuestra vocación como luminarias en el mundo que con nuestros pensamientos, palabras, actitudes y acciones brillen en medio de la oscuridad de este mundo.
Por todo esto, hermanos, me gustaría cerrar esta serie de sermones con una frase que se vuelva algo así como un lema para nuestras vidas: Menos palabras, más acciones.
El pasaje que leímos hace un momento se encuentra en Tito capítulo 3:3-9. Tito, era un joven pastor que había sido enviado a Creta por el apóstol Pablo para corregir y encaminar el ministerio de las iglesias en esa región. Entre los problemas que había en las iglesias de Creta es que los hermanos se estaban dedicando más bien a discutir, a argumentar, a hablar acerca de Dios, de la ley, de minucia teológica, pero estaban dejando de vivir su fe en la vida diaria. Se dedicaban mucho a hablar y a practicar poco.
Por eso el apóstol Pablo le dice claramente a este joven pastor qué debía hacer para corregir este problema. El versículo 8 dice: “Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres”.
Esta frase “palabra fiel es esta” es una manera muy peculiar que tiene el apóstol en sus epístolas de llamar la atención a verdades claves o trascendentales para la vida de los creyentes. Además de esto, le dice a Tito que insista con firmeza. Es decir, con todo este preámbulo podemos decir que el mensaje que está a punto de mencionar es fundamental y muy importante. ¿Qué es tan importante? ¿Cuál es esa palabra fiel? “Que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras”
Existe un nexo ineludible entre la fe en Dios o en Cristo y la vida llena de obras congruentes con esa fe. Notemos que esto es algo intencional. El apóstol dice: “procuren ocuparse”. Tengan la intencionalidad de plasmar su fe en la vida diaria. Es algo que buscamos con insistencia hacer a través de palabras, actitudes y acciones. En el trabajo, en la familia, en la escuela, en el campo deportivo, en la sociedad. Los que creen en Dios deben procurar ocuparse, poner empeño, en hacer buenas obras congruentes con su fe en Cristo.
Pablo agrega: “Estas cosas son buenas y útiles a los hombres”. ¿Quieres impactar tu comunidad, tu familia, tu escuela, tu equipo? Ocúpate en buenas obras, obras que reflejen el carácter de Dios, obras que reflejen la palabra de Dios. Estas cosas, estas obras, este tipo de vida, es útil a los hombres. Hay un beneficio multiplicado en ocuparse en las obras nacidas de un corazón que ama a Dios y al prójimo.
Hay personas que se preocupan por sus familiares o amigos no cristianos porque les han hablado y hablado de Cristo, pero parecen tener oídos sordos al evangelio. En su primera epístola Pedro le dice a las esposas cristianas cuyos maridos no lo son: Ganen a sus esposos para Cristo sin palabras, sino con su conducta casta y respetuosa hacia ellos. Y es que hermanos, las acciones hablan más fuerte que las palabras. Las buenas obras son más útiles para proclamar el evangelio que muchas palabras sin el respaldo de una vida comprometida con Cristo. Ocuparse en las buenas obras es algo bueno y provechoso para los seres humanos. Menos palabras, más acciones.
El apóstol continúa en el versículo 9 con un contraste. Ya nos dijo cual debe ser nuestro enfoque (buenas obras), ahora dice qué debemos evitar: “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho”
En Creta, los hermanos pasaban mucho tiempo discutiendo acerca de tradiciones judías y mandamientos humanos. Si debían hacer eso o aquello y esto estaba consumiendo sus vidas y pensamientos. Pablo dice con firmeza: “Evita esas cuestiones necias”. Esto establece un marcado contraste. En el versículo 8 dijo: “procura” ¿Qué? Ocuparte en buenas obras Ahora dice: “Evita” ¿qué? Discusiones necias. Evita discusiones que lo único que hacen es dividir, distraer y confundir. Pablo agrega que este tipo de cosas son “vanas y sin provecho”. Son una perdida de tiempo.
Lamentablemente, a algunos nos encanta entrar a este tipo de discusiones. Recuerdo que cuando estaba en la secundaria cómo me gustaba discutir con los que no eran protestantes. Me encantaba darles una cátedra de Biblia y demostrarles cómo ellos no sabían nada de nada acerca de Dios. ¿Qué provecho obtuve de esto? Ninguno de mis compañeros fue alcanzado para Cristo. Pero en la Preparatoria, por la gracia de Dios, se me aclaro más el panorama. En vez de hablar mucho y entrar en discusiones “necias”. Me dediqué a tratar mostrar mi fe a través de mi vida. Por la gracia de Dios, esto fue mucho más útil porque hay personas en iglesias y puestos de liderazgo en las iglesias que fueron alcanzadas a través de ese testimonio enfocado en las obras que reflejaran el carácter de Cristo.
Por eso hermanos, a la luz de esta enseñanza bíblica, decimos como aplicación a nuestras vidas: Menos palabras, más acciones.
Creo que nos queda claro lo que quiere Dios de nosotros a la luz de este pasaje. Pero Dios en este pasaje no nos dice sólo qué debemos hacer, sino porqué lo debemos hacer. Nos provee la motivación correcta para hacer estas buenas obras de las que hemos hablado.
Estas buenas obras no las vamos a hacer para demostrar cuán buenos somos, no las hacemos porque así Dios nos va dejar entrar al cielo, no las hacemos porque si no las hacemos Dios nos puede dejar de bendecir. ¡No! Este pasaje del versículo 3 al 7 nos da la motivación correcta para ocuparnos de las buenas obras.
3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Las buenas obras en tu vida y en mi vida son la respuesta a la gracia de Dios para con nosotros en Jesucristo. Es la respuesta o consecuencia de haber experimentado su gracia en tu vida.
El versículo 3 nos lleva a recordar quienes éramos antes de empezar una relación creciente con Cristo. Esta es una descripción de tu corazón y mi corazón, sin Cristo: insensato, rebelde, extraviado, esclavo de deseos desordenados, llenos de malicia y envidia, odiosos y odiándonos unos a otros.
Recuerda quién eras…hacia ese hombre y hacia esa mujer Dios tuvo misericordia. Como dice el versículo 4 y 5, él nos salvo por gracia, no por cosas buenas que hayamos hecho nosotros, sino por su misericordia. Y lo más grandioso es que por la obra de Espíritu Santo nos ha hecho nuevas personas y nos va renovando por el mismo espíritu santo que habita en todo creyente abundantemente (v5 y6). Por si fuera poco, por la misma gracia nos ha justificado para que seamos herederos de la vida eterna (v7)
En fin, la motivación correcta para ocuparse de las buenas obras, es precisamente, entender que Dios te amó cuando no merecías ser amado y te ha dado su gracia en Jesucristo. No eres mejor que nadie, no haces las cosas porque de por sí eres muy bueno. Produces con fe buenas obras porque has sido objeto de la gracia transformadora de Dios. Y si es por gracia, no tienes el crédito ni el mérito, sino toda la gloria es para Dios.
Dios es grandemente glorificado cuando personas que antes eran rebeldes, extraviadas, esclavas de deseos, llenos de malicia y envida, odiosos y que odiaban son personas que procuran con diligencia hablar menos y actuar más siendo:
• esposos y esposas que vivan en fidelidad, amor, respeto y cuidado el uno hacia el otro.
• Personas pacientes, amables, perdonadoras y perseverantes.
• Hijos que obedecen a sus padres y respetan a sus autoridades
• Padres y madres que dan el ejemplo del estándar moral que piden a sus hijos.
• Ciudadanos que respetan a las autoridades civiles y están listos para colaborar en toda buena obra.
• Trabajadores que cumplen su horario con responsabilidad y entrega
• Patrones que consideran a sus empleados antes que a sus ganancias
• Vecinos preocupados por el bienestar de su comunidad
En fin, Dios es glorificado cuando, nosotros que creemos en él, procuramos ocuparnos en buenas obras, como respuesta a la gran misericordia y amor del Dios de gracia que nos amó y entregó a su hijo Jesucristo por nosotros, cuando éramos aun sus enemigos. El mundo necesita hoy día cristianos que iluminen de verdad. Cristianos que hablen menos solo de la información que saben de Dios y hagan más de las obras que reflejan su fe en Dios. Hemos sido puestos por el maestro para alumbrar allá donde estamos para que las personas viendo tus buenas obras glorifiquen al padre que está en el cielo. Ahora pues, habilitados por su gracia, vayamos y salgamos de este lugar a prácticar: Menos palabras, más acciones para la gloria de Dios.