SUELTA ESAS PIEDRAS
Juan 8: 3-11
Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, y dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En la ley, Moisés nos ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: Aquél de ustedes que pecado, que le tire la primera piedra. Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella le contestó: Ninguno, Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar.
Su mente no aceptaba lo que estaba sucediendo… tenía que ser una pesadilla… cerró los ojos… a las tres voy a despertar… uno, dos, tres… abrió los y se enfrentó a la realidad; ella en medio de los escribas y fariseos… con ojos llenos de desprecio… y ella sentía que el peso de la humillación la minimizaba.
Anteriormente ya la habían juzgado y la encontraron culpable de adulterio… y la sacaron ante el público para ridiculizarla y para que sirva de escarmiento.
Vio a todos los rostros enojados y burlones a su derredor. Solamente en una persona encontró compasión en JESUCRISTO.
Los rabinos judíos enseñaban: Cada uno de nosotros debe morir antes que cometer los pecados de idolatría, asesinato o adulterio.
Hay una frase muy conocida: “Tira la primera piedra”. La acusada no era una víctima de una injusticia. No era una pobrecita “blanca palomita”;Era una adúltera que fue sorprendida con un hombre que no era su esposo teniendo relaciones sexuales.
Algunos podrán decir: “eso qué tiene… estamos en el siglo 21 y toda la gente lo hace”
Los mandamientos de Dios son tan vigentes hace 2000 años como hoy… y no importa lo que el mundo haga y te mande que tú hagas… “mira…los chavos de RBD tienen relaciones sexuales eso es lo de hoy”
No… No sigas la corriente de éste mundo… “No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo… el que me ama mi palabra guardará”
¿Y dónde quedó el hombre que estaba con ella? También él era adúltero… será que era algún hijo de Felipe Calderón y por eso no lo trajeron a juicio? Tal vez.
De acuerdo con el MISHNÁH, que era el código judío, el castigo para el hombre adúltero sería muerte por estrangulación… le enredaban una toalla en el cuello y dos hombres fuertes jalaban la toalla de un lado y de otro. El castigo para la mujer sería la lapidación.
Pues eso es lo que le esperaba a esa mujer… Lapidación… Nadie la defendía, ella como judía sabía de memoria:
Lev. 20:10 “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”
¿Qué sucedería si los adúlteros y las adúlteras se les aplicara la pena de muerte hoy? Ya no tendríamos el problema de la sobrepoblación, y desempleo. Algunas ciudades serían pueblos fantasmas y perderíamos algunos amigos…o miembros de la iglesia. Mi pueblo se quedaría sin sacerdote católico y algunas iglesias cristianas sin pastor y ancianos.
Los acusadores eran los fariseos, que eran los líderes religiosos que ostentaban el poder religioso, eran maestros de la ley y eran como policías religiosos… o sea, la santa inquisición del primer siglo. Tanto los fariseos como los maestros eran expertos en legalismos.
Deut. 17:5 Entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás y así morirán.
Esa era la triste situación para esta pobre mujer pero los fariseos y los maestros de la ley sabían que no tenían derecho a quitarle la vida a esa mujer. ¿cómo no? Si acabamos de leer la ley de Moisés que era la ley de los judíos.
Pero ellos no estaban viviendo bajo el régimen de la ley judía, sino bajo el imperio Romano; por eso empezaron a gritar: “Nosotros somos judíos y tu también Jesús, La ley de Moisés dice que debe morir apedreada ¿y tú qué dices? Esta era una perfecta trampa para JESUCRISTO.
A estos acusadores realmente no les interesaba la mujer adúltera ni que se respetara la ley judía… lo que buscaban era atrapar a Jesucristo infringiendo la ley judía o la Romana. La mujer adúltera era sólo una excusa… era una trampa.
Trampa parecida a “¿Debemos pagar impuestos al Cesar? O a la otra trampa: ¿está bien si un hombre se divorcia?
Dinos… te vas a poner del lado de la ley que nos legaron nuestros ancestros, o te vas a poner del lado de los opresores romanos?
Cualquier respuesta de Jesucristo era mala, si decía “Mátenla” quebrantaría la ley romana. Si decía: “Déjenla libre” quebrantaría la ley judía.
A diferencia de los religiosos, Jesucristo conocía bien a la mujer… él la había creado, la formó poco a poco en el vientre de su progenitora… contó todos sus cabellos.
A diferencia de los fariseos él se preocupaba por ella… por ella dejó su trono de gloria… vino a vivir como uno de nosotros… y por ella fue clavado en la cruz y murió.
Cuando los rabinos tienen algo muy importante que enseñar… se sientan rodeados de sus discípulos; eso hizo Jesucristo… se sentó en medio de ellos… y empezó a escribir en la tierra… ¿Qué escribió? Nadie lo sabe… pero sí sabemos el efecto de lo que escribió… desanimó a los acusadores en sus intenciones.
Yo creo que escribió pecados específicos de los acusadores… porque el verbo escribir es GRAPHÉ pero aquí se usó: KATA GRAPHÉ que quiere decir: ESCRIBIÓ CONTRA.
Tal vez escribió:
Rubén le pegó a su esposa ayer. Daniel pagó impuestos de menos. Joel le robó a su vecino una pala. Jacob durmió con la esposa de Lemuel, etc. Etc.
Y luego se levantó y les dijo: “Si alguno de ustedes está libre de pecado… tire la primera piedra” y continuó escribiendo… Omar odia a su papá, Bernabé se roba las ofrendas del templo, etc.
¿Dónde están todos los que te acusaban? ¿No hay nadie quien te acuse? Tampoco yo te acuso… ve… no peques más.
Algunos convenencieros sacan una enseñanza errónea de este pasaje: “El adulterio no es tan grave… Jesucristo no nos acusará ni nos condenará por adulterio.
La mujer le contestó: No, Señor.
Jesucristo le contestó: “Pues ni yo te culpo. De ahora en adelante eres una nueva criatura las cosas viejas pasaron he aquí yo hago nuevas todas las cosas en tu vida, eres limpia de todo pecado VE Y NO PEQUES MAS.
La vida continúa… baste el tiempo pasado para hacer el mal…YO HE VENIDO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO”
Los fariseos solo quieren juzgar y condenar, Jesucristo quiere perdonar y transformar… No le dijo: “Está bien, vete y continúa haciendo lo mismo.
Esta historia está incompleta a propósito… no sabemos si esta mujer se unió a las mujeres que seguían a Jesús o si siguió en el mundo pecador; Todos estamos representados por esta mujer pecadora a quien Jesucristo perdona… ¿Qué vamos a hacer de aquí en adelante?
No hay ningún pecado que Cristo no pueda perdonar, Fariseos y maestros de la ley… dejen caer sus piedras… todos somos pecadores… no hay justo ni aún uno… pero Jesucristo dice: ANDA EL RESTO DE TU VIDA Y NO POEQUES MAS… porque ahora tienes la justicia perfecta, no la tuya, sino la del Hijo de Dios que te amó y se entregó a sí mismo por ti… NI YO TE CONDENO.