"JESÚS CONTRA EL OCULTISMO” Deuteronomio 18:9-14
El Ejército de Salvación
Mayor Gerardo Balmori
Definición del término ocultismo:
La definición es muy amplia. Va desde el Satanismo puro hasta el simple uso del comúnmente aceptado horóscopo. Otros ejemplos de ocultismo son las sesiones de espiritismo, limpias con hierbas o huevos de gallina, santeros y todas las formas de comunicación con los muertos, magia blanca o negra, adivinación, jugar con la ouija, encantos o hechicerías, astrología, etc. En este estudio aprenderemos primero, que la Escritura prohíbe que la gente de Dios esté envuelta en estas prácticas, segundo, conoceremos la razón de esto, y tercero como debemos enfrentar estas prácticas paganas.
I. La escritura prohíbe que la gente de Dios esté envuelta en estas prácticas.
En Deuteronomio 18:9-12 Moisés se dirige a la gente justo antes de que crucen el Río Jordán para entrar en la Tierra Prometida y expulsar las naciones paganas. LEA el Deuteronomio 18:9-12
Moisés menciona ocho actividades espiritistas que aun hoy se practican: adivinación, agorero, sortílego, hechicería, encantador, vaticinador, magia y consultar a los muertos. A veces no son actividades claramente diferentes, sino que se mezclan entre sí. Lo que tienen en común es que todas buscan obtener el conocimiento de lo oculto por medio de espíritus o con fuerzas misteriosas sobrenaturales, además de que intenta ejercer el control y el poder sobre gente o acontecimientos.
Moisés advierte al pueblo sobre tales actividades. Primero, en el verso 9 les llama "abominaciones". Esto significa que Dios considera estas prácticas detestables, aborrecibles y asquerosas. Esta son palabras muy fuertes. Segundo, según el verso 12 las personas que hacen tales cosas se hacen también abominación para el Señor. No simplemente es la actividad, sino también las personas se hacen detestables en los ojos de Dios. Algunos dicen: "Dios sólo odia al pecado, pero nunca al pecador." Cuando una persona se dedica a vivir egoístamente siguiendo su propia voluntad, para deleitarse, y seguir prácticas aborrecibles, él se hace abominable ante los ojos de Dios. Dios detesta a los hacedores de maldad. Desde luego, este no pone a una persona fuera del alcance del amor de Dios, pero si continúa en pecado no puede recibir tal amor. Según el verso 12, el Señor despoja y destruye a aquellos que practican estas cosas.
La palabra "Deuteronomio" significa “segunda ley”. Es una reiteración (un recordatorio) de lo que había sido ordenado por Dios en el Montaje Sinaí. Dios quiere que entendamos claramente, por eso nos lo dice otra vez. No es sorpresa tampoco, encontrar en el libro de Levítico ordenanzas como estas: " No seréis agoreros, ni adivinos" (19:26), " No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos." (19:31), " Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo" (20:6).
Si miramos en el Nuevo Testamento también encontraremos este rechazo divino hacia lo oculto. Lea: Hechos 19:19, Gálatas 5:20, Apocalipsis 21:8
II. ¿Por qué Dios está opuesto a nuestra participación en lo oculto?
Uno de los motivos es porque le quita la gloria a Dios y exalta al hombre en su egoísmo. Para decirlo de otro modo, practicar lo oculto es volver a caer en el antiguo engaño satánico de Génesis 3:5; donde la serpiente tienta a Adán y Eva:"sino que sabe Dios que el día que comáis de él, (el fruto prohibido) serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal." Al practicar lo oculto en cualquiera de sus formas, el hombre desobedece a Dios, queriendo conocer la “verdad” por medio de hechizos o adivinación, comparándose con Dios (pues El lo conoce todo) ¿actuaremos con obediencia al Padre divino y nos rendiremos a la sabiduría de Dios en la limitación de nuestro conocimiento, o vamos a desear como Adán y Eva la fruta que puede hacernos "sabios" para poder ser como Dios? ¿Desacreditaremos a Dios y nos exaltaremos a nosotros mismos o nos humillaremos y glorificaremos a Dios?
Regresemos a Deuteronomio 18. En los versos 15-19 Dios promete levantar un profeta de entre la gente como levantó a Moisés. Los apóstoles vieron la realización final y decisiva de esta profecía en Jesucristo (Hechos 3:22-23). Él es el gran profeta esperado. El punto de esta profecía en Deuteronomio 18 es que Dios ha designado al único que puede revelar su voluntad, de manera que ya no hay ningún otro medio por el cual la revelación deba ser buscada. En el verso 14 Moisés dice, "Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. " Entonces en el verso 15 les presenta la alternativa de Dios: "Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis. " Entonces él añade en el verso 19, "Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta. " Dios Padre nos ha dado la máxima revelación de la verdad en la persona de Jesús, el sabe el futuro, conoce el pasado y controla con toda autoridad el presente.
Los cristianos no debemos poner nuestra confianza en nada mas, por “atractivo” pueda parecer. Cuando consultamos otros medios desacreditamos a Dios y nos auto exaltamos. Devaluamos la revelación de Jesucristo y tomamos para nosotros los derechos que solo a Dios pertenecen. Nadie que ama a Jesucristo y orienta toda su vida alrededor de la revelación de Jesús puede practicar lo oculto.
Mirar los horóscopos de Walter Mercado, o cualquier película de terror en el cine o la televisión no nos edifica, y abre una puerta al pecado y la mentira de Satanás. Parece que no hacemos daño a nadie cuando leemos un libro de Harry Potter o de “magia blanca”, o vestimos a nuestros hijos con disfraces el día de Halloween. Al hacer estas cosas nos dañamos. No importa cuan inocentes parezcan en un principio estas prácticas, todas ellas son dirigidas a producir el mismo tipo de rebelión del Jardín del Edén. El hombre que acepta estas prácticas es un hombre en rebelión.
III. ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante lo oculto?
La respuesta viene de Dios en el Nuevo Testamento: la victoria que vence el mundo, es nuestra fe en el Señor Jesucristo. Por encima de toda hechicería y sortilegio está nuestro Señor Jesucristo, la encarnación de toda la revelación de Dios. La fe se sustenta en la suficiencia de esta revelación y no busca ningún otro conocimiento secreto. La fe se basa en el poder de Dios en Jesucristo y no busca ningún otro poder psíquico o espiritual. Por lo tanto nuestra fe debe pertenecer sola y únicamente a Jesús. No le demos ninguna entrada a lo oculto en nuestras vidas.