Las adicciones 1 Corintios 6:19
El Ejército de Salvación
Mayor Gerardo Balmori
Las adicciones se presentan en muy distintas formas y maneras. Difícil de definir con exactitud, se ha hecho popular el pensar en cualquier comportamiento que tenga un factor compulsivo como una "adicción". Pero para aquellos que realmente padecen una adicción, o para aquellas personas afectadas por la adicción de una persona querida o cercana, está muy claro lo que significa una adicción en términos "reales".
Una adicción es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación que arrastra a la persona adicta lejos de todo lo demás que le rodea. Está representada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos de las personas, y actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la cosa deseada o para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos adictivos). Y, a diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son "dependencias" con graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), y la capacidad de funcionar de manera efectiva. Adicción es debilitamiento.
En consecuencia, un adicto es una persona "dependiente" de aquella cosa que domina sus pensamientos y deseos y dirige su comportamiento, y la pretensión de esa cosa se convierte en la actividad más importante de su vida. En estados avanzados de adicción, nada es tan importante como la adicción en si misma.
La Biblia habla sobre las Adicciones
1 Corintios 6:19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Pues habéis sido comprados por precio. Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo.
Lucas 21:34 Mirad por vosotros, que vuestros corazones no estén cargados de glotonería, de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y que aquel día venga sobre vosotros de repente como una trampa;
Proverbios 20:1 El vino hace burla; el licor alborota. Y cualquiera que se descarría no es sabio.
Proverbios 21:17 El que ama los placeres se empobrecerá; el que ama el vino y los perfumes no se enriquecerá.
Proverbios 23:29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién será el dolor? ¿Para quién serán las rencillas? ¿Para quién los quejidos? ¿Para quién las heridas gratuitas? ¿Para quién lo enrojecido de los ojos? 30 Para los que se detienen mucho sobre el vino; para los que se lo pasan probando el vino mezclado. 31 No mires el vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa, cuando entra suavemente. 32 Al fin muerde como serpiente, y envenena como víbora. 33 Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. 34 Serás como el que yace en medio del mar, o como el que yace en la punta de un mástil. 35 Dirás: "Me golpearon, pero no me dolió; me azotaron, pero no lo sentí. Cuando me despierte, lo volveré a buscar."
Efesios 5:15 Mirad, pues, con cuidado, cómo os comportáis; no como imprudentes sino como prudentes, 16 redimiendo el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no os embriaguéis con vino, pues en esto hay desenfreno. Más bien, sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y canciones espirituales; cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
1 Corintios 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, pero ya sois santificados, pero ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Proverbios 23:19 Escucha tú, hijo mío, y sé sabio; endereza tu corazón en el camino. 20 No estés con los bebedores de vino, ni con los comilones de carne.
Síndrome de la adicción a las emociones.
Introducción: Debemos aclarar que las emociones no son malas Dios nos las dio y cuando no son ellas quien nos manejan tiene una función muy importante que es la de ayudar a que una verdad se ponga en práctica.
Nuestra alma tiene tres partes:
La cognitiva: hay personas que no usan las emociones para intentar acercarse a Dios, lo hacen con el intelecto, el raciocinio, pero este no alcanza pues Dios y las cosas que él hace muchas veces no tienen una lógica clara para nuestra mente finita.
Otros lo hacen con la voluntad: se dedican a ser obras para Dios y tratar de agradarle con las cosas que realizan.
El grupo más grande trata de conocer a Dios por medio de las emociones: paz, alegría, tranquilidad, etc. Estas dan usa sensación de llenura que normalmente se confunde “con la presencia de Dios”
Este síndrome consiste en que la persona se dedica en buscar a Dios con las emociones para así amortiguar las sensaciones desagradables de los vacíos, traumas, debilidades, etc. Es así que se hace adicto a sentir y apático a entender.
Muchos hermanos escapan de los conflictos de sus hogares a través de las emociones que sienten en sus iglesias. Esto no está mal si es que la persona busca en Jesús la manera de solucionar esos problemas, pero si se estanca usando las emociones como mecanismo de escape nunca encontrará el camino para mejorar su realidad de vida.
Debilidades relacionadas: Básicamente todas, en realidad este síndrome es más bien un mecanismo de escape del dolor y la realidad. El síndrome del Show (del espectáculo) que consiste en preparar el culto de una manera lo más emocional posible dando énfasis al sentir y poca atención al aprender verdades, se convierte en un factor que alienta a la persona a seguir escapando de su realidad, por consiguiente esta nunca resuelve sus conflictos personales y familiar, nunca da frutos duraderos, nunca crece.