¿Le conoces?
Y en esto sabemos que nosotros le conocemos… (1 Juan 2.3)
Es una pregunta que debe de resonar en nuestros corazones. ¿Sabemos si en realidad le conocemos? Creo que podemos conocerle a diferentes niveles. Por ello hoy debemos preguntarnos ¿te conozco? En realidad ¿te conozco?
Teórico
Cuando decimos conocer a Dios, a que nos referimos. Ya que podemos conocer a Dios en una forma teórica. Claro, eh oído del resultado de ser Cristiano y lo acepto como verídico. Eh oído de su poder y creo que si es posible. Eh leído sus enseñanza y aunque no siempre las entiendo, o tal vez no sepa aplicarlas a mi vida las conozco.
Perfil
Podemos tan solo conocer su nombre, lo que el representa, sus buenas intenciones o aun conocer su historial. Sabemos algunos versículos de memoria. Tenemos conocimiento de quien se trata. Esto seria suficiente para decir que le conocemos.
Experimentar
Pero Juan nos insta a no le conozcamos tan superficialmente. Los verdaderos resultados se verán cuando nosotros vamos y le conocemos en base de la experiencia.
1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida
2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);
3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. 1 Juan 1.1
Esto es conocer. Una vivencia, yo estuve presente. Lo vi, lo oí, lo contemple y lo palpe. Es mas que conocer el perfil, o saber acerca de alguien. Es conocerle personalmente. El resultado de tal conocimiento nos lleva a vivir en comunión. Para conocer en realidad a alguien debes de estar en comunión con esa persona. Un matrimonio o cualquier relación que tenga falta de comunión tendrán un fin triste. Y nunca se conocerán. El no conocernos nos causa el no suplir nuestras necesidades. “Nunca supe que eso era lo que necesitabas.” Uno de los beneficios de las relaciones sociales o familiares es de que nuestras necesidades sean suplidas.
Comunión
1 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1.7
Si andamos en la luz, entonces vivimos en comunión. El vivir en comunión es vivir compartiendo ideas, logros, temores y un sin fin de sentimientos. Pero la buena comunión solo se encuentra através de andar en la luz. Los defectos se ven más claros cuando se ven en la luz. Quiere decir que la buena comunión se encuentra cuando somos sinceros.
La palabra sincero - se compone de dos palabras en latín que son sine y cera – esto significa no contiene cera.
En los tiempos de los romanos, algunos escultores de estatuas cubrían los errores cometidos rellenando el mármol con cera. El error ya no era visible. Los errores se notaban cuando ya era demasiado tarde. Solo después de que la estatua pasaba algunas horas en exhibición y frente a la luz del sol. A causa de estos escultores de mala fama los escultores de renombre garantizaban su trabajo ellos anunciaban que sus estatuas eran sine cera. Sin cera.
La buena comunión no puede existir en base de engaño. Debemos ser sinceros con nosotros mismos. El vivir una vida sincera nos llevara a entender a los demás y aceptarlos a pesar de sus defectos, y obviamente aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos.
Nuestro grave problema es que nosotros no queremos aceptar nuestra realidad. Y preferimos vivir ocultando nuestras faltas y nos aislamos porque tememos que alguien pueda descubrir aquello que nos avergüenza tanto.
El conocernos a nosotros mismos nos llevara a reconocer que somos hombres y mujeres llenos de errores. Necesitados de que alguien nos ayude a corregir nuestra falta. En la comunión es donde Cristo nos sana de nuestro impedimento. El reconocer nuestra debilidad es el primer paso a una sana comunión con Dios.
¿Le conoces?
La comunión con Dios nos lleva a reconocer nuestra gran necesidad de un cambio. El es la luz que descubre aquellas debilidades que nos detienen de ser la gente prospera que Él nos llamo a ser. Aunque tu no lo conozcas a Él, Él si te conoce a ti. Y te conoce mejor de lo que tu te conoces a ti mismo.
1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salmos 139.1
Nuestros sentimientos y nuestras circunstancias nos desvían del camino. Posiblemente adoptemos actitudes que no reflejan lo que en realidad sentimos. Pero Dios nos conoce y su luz nos recuerda quienes somos en verdad. Dios ha escudriñado tu andar, y conoce tu camino. Tú tal vez no sepas para que naciste, pero el si lo sabe. El estaba presente cuando te formabas en el vientre de tu madre. Por ello su palabra nos insta a que vivamos de acuerdo a su luz, siendo sinceros.
Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
(1 Juan 2.3)
Su luz nos guiara a toda verdad. Si le conoces guarda sus mandamientos pues ellos te harán vivir una vida sincera.