Yo soy la Vid verdadera
Intro: Esta semana, el día 11 de abril, mi esposa Delia y yo celebramos 15 años de matrimonio. Todavía recuerdo aquel sábado hace 15 años cuando delante de Dios y muchos testigos dije estas palabras: “Yo wilbur, según el santo orden establecido por Dios, te recibo a ti Delia como mi legítima esposa, mejore o empeore tu situación, seas más rica o más pobre, sana o enferma, para amarte, cuidarte y respetarte hasta que la muerte nos separe y te empeño mi palabra y fe que con la ayuda de Dios así lo haré”.
La verdad es que en ese entonces no alcanzaba a ver todas las implicaciones de estos votos. Estos votos nos advierten que habrá días buenos y otros malos, situaciones difíciles y fáciles, momentos de risas y otros de lágrimas, pero que ante todo no debemos perder nuestro compromiso principal “amarnos, cuidarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe”.
Doy gracias a Dios, porque él nos ha ayudado a permanecer haciendo lo que prometimos aquel día fuera cual fuera la situación. ¡Cuán importante es permanecer cumpliendo nuestro compromiso más básico venga lo que venga!
De forma similar, Jesús en Juan 15, al estarse despidiendo de sus discípulos poco antes de ser aprendido por las autoridades religiosas, les advierte a sus discípulos de los tiempos difíciles que se avecinaban para ellos. Seguir a Jesús hasta ahora había sido, hasta este punto, algo divertido (ver milagros, aprender de Jesús, comer gratis, etc.) pero ahora él se marcharía y ellos tendrían que enfrentar la oposición del mundo al cumplir la misión, era el momento de enfrentar situaciones difíciles sin el maestro. ¿Qué debían hacer? ¿Cuál era ese compromiso básico que debían cumplir viniera lo que viniera?
El versículo 4a, dice: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes” Este es el compromiso más básico de todo creyente, en cualquier situación, sea más pobre o más rico, sano o enfermo, venga como venga es “Permanecer en Jesús”. Por eso este día sal de aquí con este mensaje: “Enfócate en permanecer en Cristo”. Si hay algo en lo que debes enfocarte con toda intencionalidad es en “permanecer en Cristo.
Jesús comienza en el capítulo 15 con una enseñanza muy reveladora. El dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador (v. 1a). y “Yo soy la vid y ustedes son las ramas” (v.5a). Cuando Jesús dice “Yo soy la vid verdadera” no debemos pensar que simplemente está usando una metáfora muy vívida en su cultura. Ciertamente es una metáfora, pero es mucho más que eso. Como en los demás casos cuando Jesús dice: “Yo soy”, también esta declaración tiene su trasfondo en el Antiguo Testamento.
En el AT a Israel, como pueblo, se le nombra como una “Vid” o “Viña” (por ejemplo, salmo 80 o Jeremías 2). Todos los que pertenecían a Israel, entonces estaban en la Viña que Dios había plantado. Estaban conectados con Dios por medio de su pacto. Cuando Jesús dice: “Yo soy la Vid” y agrega el adjetivo “verdadera”, está diciendo: Yo soy la Vid auténtica, original, que Dios plantó. Israel era un reflejo de mí, Yo soy el nuevo Israel. Todos los que estén unidos a mí, están en pacto con Dios. Yo soy ahora con quien deben conectarse.
Jesús es la vida verdadera a la que debemos estar conectados y el dice, lo básico que deben hacer es “permanecer en mí”. Por eso decimos: “Enfócate en Permanecer en Cristo”.
Es tan importante permanecer conectado a Cristo que Jesús lo recalca con estas Palabras: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí…El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada”(4.5)
Si quieres ver cambio en tu vida, si quieres ver nuevas actitudes, nuevos comportamientos, nuevos hábitos de santidad, si quieres ver tu matrimonio renovado, tienes que permanecer dependiente de la gracia de Dios en Cristo. No es posible dar frutos, como cristiano, si no permaneces en él. Como una rama que no está conectada al tronco es imposible que fructifique, tampoco nosotros fructificaremos si no somos dependientes de Jesús.
Cristo es tajante en sus palabras: “separados de mí no pueden ustedes hacer nada”. Ilustra: Imagínate a un bebé en formación intrauterina que quiera vivir su vida a parte de su madre. Que le diga a su madre: “No te necesito” o que sueñe con dejar de alimentarse de lo que su mamá lo alimente. ¿Verdad que es absurdo? Pues así de absurdo es pensar que podemos vivir la vida cristiana sin una total dependencia en Cristo. Somos como ese bebé en formación, sin Cristo nada podemos hacer. Por eso decimos: “Enfócate en permanecer en Cristo”.
Jesús nos dice: Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Y sabes qué pasa como resultado de que el permanezca en nosotros? Nos poda para que demos más frutos.
El dice: “Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado” (v.2-3)
Ilustra: Recuerdo que un día vi a unos jóvenes en el seminario que estaban trabajando en las áreas verdes y estaban cortando algunas ramas de un arbolito. En mi ignorancia del cuidado de la vida vegetal, fui y los reconvine porque estaban destruyendo ese árbol. Su respuesta me dejó confundido por un momento. Me dijeron: “No lo estamos destruyendo. Al contrario, lo estamos podando para que crezca más saludable”. ¡Qué interesante! Para crecer un árbol tiene que ser podado, limpiado, depurado.
Jesús dice que eso les pasa a los que permanecen en él, la Vid verdadera. Son podados para que demos más fruto. Por supuesto, que a veces, la poda no es algo muy agradable en el momento. Cuando estás sufriendo, cuando tienes que poner en práctica la paciencia, la perseverancia, la confianza. Seguramente, no es muy agradable en ele momento la poda. Pero Dios está obrando en ella para que puedas dar más fruto y salgas de esa situación siendo una persona más madura, más paciente, más humilde, más pronta a escuchar, menos tendiente a la ira, más llena de amor a Dios y los que te rodean. Dios poda a los que permanecen en Cristo para que produzcan más fruto. Por eso decimos: “Enfócate en Permanecer en Cristo”
Bueno Pastor, ya habló bastante de esto de permanecer en Cristo, ¿Pero cómo se ve en la práctica? ¿Qué cosas hago?
En los versículos 9 al 12, Jesús dice: “Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en amor….Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”
Es decir, que reconociendo el gran amor de Cristo demostrado en cruz por nosotros, reconociendo nuestra dependencia total de su gracia en nuestras vidas, reconociendo que sin él nada podemos hacer, Jesús quiere que mostremos nuestra obediencia y dependencia y permanencia en él, amándonos unos a otros, como él nos ha amado.
A veces pensamos que permanecer en Cristo se nota si se más cosas acerca de Cristo, o si ya tomé ciertos cursos acerca de Cristo, o si leo ya mucho mi Biblia (Cosas muy buenas), pero aunque estas cosas son muy buenos no son la evidencia de mi permanencia en Cristo. Cuando obedezco el mandamiento de Cristo de amar como él amó entonces puedo ver que en verdad estoy permaneciendo unido a la Vid Verdadera.
Entonces, ¿cómo se si estoy permaneciendo en Cristo? La respuesta no es cuántos versículos más de la Biblia ya me sé (memorizar versículo es muy bueno), o a cuántas personas les gané en un argumento religioso por mi conocimiento de la Biblia, sino que me debo preguntar ¿Estoy amando como Cristo amó? En esta o aquella situación ¿Estoy amando como Cristo me ama?
En las situaciones difíciles en casa, con mi cónyuge, mis hijos, mis hermanos, mis padres ¿Estoy amando como Cristo me ama? ¿Sabes cuántos problemas familiares se resolverían rápidamente si comenzáramos a amarnos como Cristo nos ama?
En las luchas en el centro laboral ¿Estoy amando como Cristo me ama?
En la Escuela, en la iglesia, en el vecindario ¿Estoy amando como Cristo me ama?
Si no es así, quiero recordarte de que hay gracia abundante para todo aquel que reconoce su necesidad, su dependencia de Cristo. Dependiendo totalmente de Cristo, pide perdón por no haber amado como debías, y comienza a dar intencionalmente a cada quien lo que más necesita aun a expensas de tu comodidad o preferencias, como Cristo te amó y se entregó por nosotros. Recuerda que ese amor a los demás no viene de la nada, sino por de lo que Cristo hizo por nosotros, pues “separados de él nada podemos hacer”.
Cuando amamos como Cristo amó estamos permaneciendo en Cristo.
Conclusión: Por eso “Enfócate en Permanecer en Cristo” es decir, “Enfócate en amar como Cristo te amó”. En el versículo 16-17 Jesús dice: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto que perdure…este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros”
Te escogió y te ha puesto en esa familia en la que estás, en ese centro laboral donde trabajas, en esa colonia en la vives, en ese equipo en el juegas, en esa escuela donde estudias, en esta iglesia donde te congregas para que des fruto que perdure. Te ha puesto allí para que ames como Cristo te amó. Enfócate en permanecer en Cristo. Enfócate en amar como Cristo te amó para la gloria de Dios.