Mentiras Creíbles: “Lo que importa es lo que se ve” - 18/03/07
2 Corintios 4:16-18
Intro. Mentiras creíbles…”lo que importa es lo que se ve”… ¿La puedes identificar en tu vida y en la de los demás? ¿Has visto fotografías tuyas de hace algunos lustros o décadas y piensas ¿Cómo es que me atreví a vestirme así o a ponerme eso? En mis años de adolescencia temprana estaba de moda el programa “Patrulla Motorizada”. En ese programa Eric Estrada usaba unos lentes tipo ray-ban (poncharelo). Y todos queríamos vernos así como él. Así que, en la primera oportunidad que tuve, después de ahorrar de poco en poco, me compré mis lentes ray-ban. Ahora veo esas fotografías y me pregunto..¿Cómo es que me sentía soñado cuando tenía esos lentes puestos? Unos lentes que estaban más grandes que mi rostro, pero yo me sentía la envidia de todo el mundo. ¿Cuál era creencia funcional en esos tiempos? “Lo que importa es lo que ve”.
Pero pasaron los tiempos de la adolescencia y la urgencia de ponerme ciertas marcas, ciertas modas, también poco a poco se fueron. También al ver que hay ciertas cosas para mí que ya dejaron de ser importantes pensé que ya eran caso cerrado. Por ejemplo, el otro día Josué, mi hijo me preguntó: “Si tuvieras todo el dinero del mundo...¿qué carro te comprarías?” Le contesté…”un Tsuru”. Me respondió: “No…papá…”En serio..”. “En serio…”Un Tsuru”. Me gusta y me lleva al mismo lugar que cualquier otro carro más caro.
Por cosas como estas pensé que ya había superado esas creencias, hasta que de cuando en cuando, me doy cuenta que todavía la lucha continúa. Lo único es que me he vuelto más sofisticado en la forma de aceptar esa mentira. Por ejemplo, cuando mis hijos hacen algo malo o tienen una mala actitud en la casa y por estar cansando u ocupado simplemente lo dejo pasar, pero cuando tienen esa misma mala actitud o mala acción delante de otras personas, entonces se vuelven para mí un ofensa mayor y así son atendidas. ¿Qué estoy diciendo con este doble criterio? …”Lo que importa es lo que se ve”. Mientras nadie lo vio no era importante, pero ahora que ha sido público entonces sí lo es. Todavía lucho con esa mentira.
Pero estoy seguro que no estoy solo en esto. Todos nosotros de una u otro forma, en una u otra área, siempre hay asuntos que nos recuerdan que luchamos con la mentira que dice: “Lo que verdaderamente importa es lo que se ve”
No se cómo lo notas en tu vida:
1.Quizá en asuntos de moda.
•¿Has dejado de ir a un lugar porque pensaste que no tenías nada para ponerte, cuando al abrir tu closet está lleno de ropa?
•Si no es ropa o zapatos de cierta marca, no compras ni te la pones.
2.Quizá en asuntos de apariencia física
•Lo que más te preocupa es tener ciertas medidas corporales, Y estás dispuesta a lo que sea con tal de lograrlas.
•O cierto tipo de nariz, orejas o cabello.
3.Quizá en asuntos de relaciones
•Sólo te llevas con cierto tipo de personas
•No quieres que te vean con ciertas personas en público porque te avergüenzas de ellas.
4.Quizá en asuntos de conducta
•Te esfuerzas por hacer externamente lo que se espera de ti, con tal de mantener tu buena fama de “chico bueno”.
•Pones una “máscara” de amabilidad, para que no vayan a pensar que eres un mal cristiano.
En fin…la mentira: “Lo que importa es lo que se ve”, es un desafío para nosotros.
No estamos diciendo que seas negligente con tu apariencia física, con la ropa que te pones, con tu comportamiento. ¡No! No estamos diciendo eso, sino nos estamos refiriendo a la mentira que quiere hacernos creer que te debes concentrar SÓLO en lo exterior, en lo de afuera, en la fachada, en lo que los demás ven, en lo que el ojo humano alcanza a percibir. La mentira que nos quiere hacer creer que lo que importa verdaderamente es lo que se ve.
Las buenas noticias para nosotros es que Dios nos da Su verdad para poder guiar nuestras vidas. Envió al Señor Jesucristo para que por él podamos tener acceso a la verdad que disipa la mentira que nos rodea.
Un día el profeta Samuel aprendió la lección que necesitamos aprender también nosotros cuando Dios lo envió a ungir al que sería el nuevo rey de Israel. (1 Samuel 16). Saúl había fracasado como rey, Dios había elegido ya a su sucesor. Por esto, envía a Samuel a un pueblito llamado “Belén”, a la casa de un hombre llamado Isaí. Cuando comienzan a desfilar ante Samuel los hijos de Isaí, Samuel piensa que uno de ellos sería el rey, quizá por su apariencia o lo que externamente logro percibir. Pero Dios le dijo:
“No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (16:7)
Hay una diferencia grande entre la perspectiva humana y la perspectiva divina acerca de lo importante…Nosotros vemos cosas como la apariencia o la estatura, cosas que alcanzan a percibir nuestros ojos. Dios, por su parte, trasciende todo lo de afuera, y su mirada penetra hasta lo más íntimo, más interno, más secreto del ser humano: su corazón. Es decir, lo que creemos, lo que deseamos, lo que atesoramos, las motivaciones que tenemos para hacer las cosas, lo que aquilatamos, lo que anhelamos, lo que nos mueve, lo que nos apasiona, es decir… Dios ve nuestro corazón.
Dios vio el corazón de David y lo puso como Rey sobre Israel. Y de David vino siglos después el Rey Jesucristo, que nos libera de la mentira y cuyo reino es para siempre.
Por eso este día decimos en contra de la mentira “Lo que importa es lo que se ve”, la verdad que viene de Dios que dice: “LO QUE IMPORTA ES LO QUE DIOS VE”
Lo que Dios valora, debemos valorar; lo que Dios dice que es importante, debemos también considerarlo importante; lo que Dios afirma que vale la pena, en eso debemos invertir la vida; Lo que importa es lo que Dios ve.
Siglos después de Samuel, el Apóstol Pablo repitió y aplicó la misma verdad de Dios en su segunda epístola a los Corintios en el capítulo 4:16-18:
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
En la Segunda Epístola a los Corintios, el apóstol básicamente está defendiendo su ministerio. Habían algunas personas en Corinto que se hacían llamar los “super apóstoles” que se habían encargado de desacreditar a Pablo. Estos falsos maestros le decían a la gente cosas como: “cómo puede decir Pablo que es apóstol si mira cuantos problemas, trabajos, dificultades, sufrimientos, pobreza, enfermedades, etc. tiene. Si fuera verdaderamente apóstol, estaría sano, no tendría sufrimientos, sería rico, no tendría problemas”. Es decir, estos hombres creían la mentira: “Lo que importa es lo que se ve”. Lo externo, lo que se ve, la apariencia, etc. eso es verdaderamente importante.
En los versículos previos al pasaje que consideramos, Pablo reitera que ha estado atribulado, ha estado en apuros, ha sido perseguido, ha pasado hambre, pobreza, ha estado en peligro de muerte por causa de Cristo…todo esto es verdad…pero aunque externamente estás cosas están ocurriendo, existe otra dinámica que no es perceptible al ojo humano que también está ocurriendo y que para él es mucho más importante. Ciertamente, lo externo, lo que los demás ven está pasando en su vida, pero hay cosas que están pasando dentro de él, que los demás no pueden ver, pero que Dios sí, y que allí quiere centrarse. Por eso dice: “Por tanto, no desmayamos”….hay cosas más importantes que están sucediendo que los demás no pueden ver.
No se desanima porque se concentra en lo que Dios ve. Porque lo que importa es lo que Dios ve.
1. Se concentra en lo interior v.16
“Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”
Hay un contraste entre lo exterior y lo interior. El exterior se va desgastando. Lo de adentro, por la obra del Espíritu Santo, se renueva de día en día. Lo que el ojo humano puede ver se desvanece. No podemos parar las huellas que deja el tiempo en nuestra piel y en nuestro cuerpo. Por más remedios que tratemos de poner, al final de cuentas, su paso sigue implacable. Pero por otro lado, nuestro corazón puede ser renovado de día en día. Cambiado de día en día. Mejorado de día en día. Este es un proceso hacia arriba, no hacia abajo.
Como vemos, nuestro enfoque debe estar en lo interior…en el corazón…Porque lo que importa es lo que Dios ve
2. Se concentra en la gloria futura v. 17
“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”
Hay un contraste en el sufrimiento externo en este tiempo y la gloria futura que aguarda a los que confían en Dios. Este tiempo de sufrimiento es leve y momentáneo, mientras la gloria pesa y es eterna. Pablo no minimiza sus sufrimientos evidentes, pero el asunto está en que al compararlo con la gloria venidera, las tribulaciones se vuelven leves y momentáneas. Porque la gloria pesa y es eterna. No se concentra el prestigios, la fama, el simple bienestar temporal, sino centra su corazón en lo que Dios ha prometido. Centro su corazón en Dios, porque lo importante es lo que Dios ve
3. Se concentra en lo invisible v.18
“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
Pablo dice, esas cosas que el ojo humano puede ver, a las que dedicamos nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestra vida…no durarán. Pero aquellas cosas que son invisibles al ojo humano, pero que Dios ve…ésas son para siempre. ¿Dónde quieres concentrarte? ¿En lo que dure o lo que fenezca? Como vemos, Lo que importa es lo que Dios ve.
Comienza a aplicar esta verdad contra la mentira que dice: lo que importa es lo que se ve. No. Aniquílala con la Verdad de Dios.
• Cuando te sientas inconforme con tus medidas corporales, come sanamente y haz ejercicio, pero enfócate mejor en lo que Dios ve.
•Cuando tengas tentación de quejarte de tu nariz, de tu cabello o tus orejas, recuerda…”lo que importa en verdad es lo que Dios ve”
•Cuando vayas a endeudarte con tal de aparentar un estatus económico que no es real según tu presupuesto actual…aférrate a la verdad: “lo que importa es lo que Dios ve”
•Cuando te veas tentado a sólo guardar las apariencias ante la sociedad de lo deteriorado de tu relación matrimonial, refúgiate en la verdad de lo que importa es lo que Dios ve y busca ayuda para cambiar con el poder de Dios tu matrimonio.
•Cuando quieras poner una máscara de religiosidad para aparentar que estás bien con Dios, recuerda “Lo que importa es lo que Dios ve” y da los pasos necesarios para poner tu corazón a cuentas con Dios.
Dios nos da la gracia de conocer la verdad en Jesucristo. Nos da el poder del Espíritu Santo para poder dar esos pasos difíciles. Por eso, confiando en él y en su gracia, no en nuestras propias fuerzas. Desecha la mentira y abraza la verdad que nos hace libres: “Lo que impor+ta es lo que Dios ve”. Vivamos ante él y para él.