Yo soy el Camino- Juan 14:6
Intro. Hoy comenzamos una de las celebraciones históricas de la fe cristiana. Recordamos hoy ese día cuando Jesús causó alboroto en Jerusalén cuando al entrar montado sobre un pollino, la gente tendía sus mantos y tomaba palmas celebrando su entrada a la ciudad. Recordamos también que ese día las autoridades religiosas no estuvieron nada de acuerdo con lo que ocurría y cómo reprendieron a Jesús por lo que clamaban sus seguidores: “hosanna al hijo de David. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en las alturas”. Recordamos cómo Jesús les respondió: “Si ellos callaran, las piedras clamarían” Recordamos ese evento que se ha llegado a llamar la Entrada triunfal de Jesús.
Pero esta entrada a Jerusalén no fue un hecho aislado relatado en el Nuevo Testamento. Esa entrada triunfal tenía un significado profundo, era el cumplimiento de profecías, de expectativas que tuvieron generación tras generación. Ese día en Jerusalén, estaba ocurriendo algo mucho más significativo que un simple desfile de un puñado de personas con un fervor religioso.
Para entender su importancia tenemos que ir cientos de años atrás al tiempo en el que el renombrado rey David estaba ya en los momentos finales de su vida, según nos narra el primer libro de Reyes en el capítulo 1.
1.David era muy viejo. El heredero al trono debía ser establecido pronto, porque de un día a otro, la vida de David se extinguiría. Y recordemos que David había tenido muchos hijos (varios candidatos al trono).
2.Adonías, uno de sus hijos, se autoproclama rey, a espaldas de su padre.
3.Betsabé, la madre de Salomón, le recuerda a David que había prometido que Salomón sería su sucesor. David manda llamar al Sacerdote Sadoc y a Natán y les dice: “Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a Gihón; y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón! (v.33-34)
4.Lo hicieron como David lo indicó. Sadoc ungió a Salomón como Rey, luego tocaron la trompeta y todo el pueblo subió tras él. La gente tocaba flautas y se regocijaba con tal regocijo que la tierra se partía con el estruendo de ellos.
5.El heredero legítimo del trono de David viniendo sobre un animal de carga y la gente recibiéndolo como el rey legítimo. Como el único y legítimo rey sobre Israel.
Este es el trasfondo histórico que tenemos en la entrada triunfal de Jesús. Lo que estaba ocurriendo ese día a las afueras de Jerusalén era el reconocimiento del Rey legítimo al trono, el Hijo de David, cuyo reino no tendrá fin. El único Rey. Bien lo decían las profecías: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9) Así como Salomón entró a Jerusalén sobre la mula de David, así Jesús, el único rey, entró cientos de años después, a Jerusalén como el único rey legítimo, el heredero de David, como el rey de reyes y Señor de señores.
La Entrada triunfal, lo que recordamos este día, establece que Jesús es el único heredero del trono de David, nadie más puede ocupar su lugar. El es el Señor.
Unos días después de este episodio tan significativo, Jesús estaba en vísperas de ser entregado, y tiene una plática bastante extensa con sus discípulos. En el evangelio de San Juan 14, tenemos parte de este diálogo. Desde el versículo 1, Jesús comienza a tranquilizar a sus discípulos porque estaban desesperados ante el anuncio de su partida. El les confirma que regresará a ellos, pero primero tiene que partir. Tomás pregunta: ¿A dónde vas? ¿Cuál es el camino? Jesús le responde en el versículo 6: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí”(v.6)
El heredero al trono de David, que había entrado a Jerusalén confirmando ese hecho, ahora afirma, no que conoce el camino, conoce la verdad y la vida, sino que Él ES CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Y aún más….NADIE, NADIE, NADIE puede llegar al Padre sino es por Jesús.
Sólo Jesús es el camino al Padre. El heredero legítimo de David, es el único camino al Padre. No hay nadie más, ni nada más. Si no es por medio de él, nunca llegamos al Padre…”nadie viene al Padre sino es por mí” – dice Jesús.
Notemos la exclusividad que denotan estas palabras. Jesús no dice. “Yo soy un camino”. Como si hubiera varios. Quizá algunos piensen que hay varios caminos a Dios.
Puede ser que piensen que las religiones son caminos a Dios. O bien que hay varios iluminados o profetas que nos llevan a Dios. Pero aquí Jesús está proclamando exclusividad: “Yo soy el camino”. “Yo soy la verdad” “Yo soy la vida”. Nadie más que él. Así como entró a Jerusalén anunciando que él era el único Rey, ahora nos dice yo soy el único camino.
Sólo Jesús es el camino exclusivo al Padre.
Por lo tanto, en tu vida y en mi vida, también él debe tener esa misma exclusividad. Sólo por medio de Jesús veremos a Dios, sólo él es el camino.
Notemos la Suficiencia que denotan estas palabras. Al decir, Yo soy el camino, está implicando que no es necesario otro camino. Cuando dice, “nadie viene al Padre sino por mí” está implicando que no hay necesidad de buscar otro medio para ir al Padre, porque él es el único y suficiente camino hacia Dios. El es suficiente.
Sólo Jesús es el camino suficiente al Padre.
Por lo tanto, en tu vida y en mi vida, también él debe ser suficiente. No hay nada más que agregar para poder llegar a Dios. Ni siquiera nuestras buenas obras, que son en realidad, una respuesta a su gracia en nuestras vidas. Pero nunca serán la base de nuestra relación con Dios. Sólo Jesús es suficiente. Sólo por medio de Jesús veremos a Dios, sólo él es el camino.
Es claro que Jesús es el camino exclusivo y suficiente para ir al Padre. Pero, cuántas veces nosotros pensamos que existen otros o sentimos que necesitamos agregar algo más parar llegar a Dios…Es decir, decimos “está bien Jesús…pero es necesario agregar algo más”. Por ejemplo,
•El camino de la religiosidad. Pensamos que nuestra relación con Dios está basada en seguir ciertos rituales, rutinas religiosas, o prácticas litúrgicas. Pensamos que estas cosas nos procuran un lugar con Dios. Pero hoy decimos, Sólo Jesús es el camino al Padre (exclusivo y suficiente).
•El camino de la moralidad. Pensamos que si nos portamos bien, Dios nos aceptará más. Es decir, que nuestra relación con Dios está basada en las cosas buenas que hagamos. Pero hoy decimos, Sólo Jesús es el camino al Padre (exclusivo y suficiente).
•El camino del activismo. Pensamos que por hacer muchas cosas en servicio a Dios y los demás, estaremos seguros de nuestro lugar con el Padre. Pensamos que mientras más haga servicios para Dios, más me amará Dios. Pero hoy decimos, sólo Jesús es el camino al Padre (exclusivo y suficiente).
No estamos diciendo que no participemos con pasión en las prácticas de devoción bíblicas como la oración, la lectura de la palabra, la adoración congregacional, etc. Tampoco estamos diciendo que no abandonemos toda clase de pensamientos, acciones y palabras de deshonren a Dios. Mucho menos estamos diciendo que no nos comprometamos a servir a Dios en los ministerios diversos que avanzan el Reino de Dios. Al contrario, por supuesto que debemos practicar la vida devocional, debemos buscar la santificación y el compromiso con Cristo y su Iglesia.
Lo que estamos diciendo que todas estas cosas son la respuesta, la consecuencia, el efecto de haber sido aceptados por el Padre, gracias a haber sido llevados hasta él, por gracia, por medio del único camino exclusivo y suficiente, que es el Jesucristo.
Estas cosas no son la base de nuestra relación con Dios, sino el efecto, consecuencia, la respuesta a la relación que por la gracia del Dios, hemos recibido por medio de Jesús, el único camino al Padre. No hay nada que nosotros agreguemos a la obra de Jesucristo como nuestro mediador. El es exclusivo y él es suficiente.
Conclusión
Por eso, este día, al recordar la entrada triunfal de Jesucristo, cuando llegó a Jerusalén montado en un animal de carga, significando con esto que él era el único rey legítimo, el heredero del trono de David, cuyo Reino no tendrá fin. Este día también afirmamos que este nuestro rey legítimo, también dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”. Nuestro rey Jesucristo es quien nos lleva a Dios. Sólo Jesús es el camino al Padre. Es un camino exclusivo y suficiente. No necesitamos a nadie ni nada más. Sólo Jesús nos lleva al Padre. Afirma tu fe en Jesús. Crece en tu confianza en Cristo. Acrecienta tu lealtad a Jesús.
Al acercarte este día a la mesa, confirma tu fe en Jesús, pues gracias a su obra de redención, tenemos libre acceso al Padre, que nos amó tanto que lo envió para que todo aquel que él cree no se pierda más tenga vida eterna para la gloria de Dios.