La Buena Reputación: Responsabilidad
Mateo 5:33-37
Intro. Cada verano pasábamos las vacaciones en Chuburná Puerto. Casi pasábamos un mes allí. Hacíamos amistad, no sólo con los niños que asistían al campamento, sino también con los niños de los vacacionistas que venían de Mérida y se hospedaban en las casa aledañas. En una ocasión estaba jugando con uno de estos niños y fuimos a su casa. Su papá estaba en la sala de la casa acostado en su hamaca. No recuerdo como pero comenzó a platicar conmigo. Y mucho menos recuerdo cómo llegamos a una plática muy extraña acerca de una persona. El señor comenzó a hablar mal, ¡Pero mal! de cierto hombre, y me mencionó su nombre. Me dijo muchas supuestas malas hazañas de ese hombre. Se notaba en sus palabras y su expresión el rencor y el desprecio que sentía hacia ese hombre. Ya después de varios minutos de desprestigiar a ese hombre, el papá de mi amigo me preguntó: ¿Lo conoces? Refiriéndose al hombre que acaba de despedazar ante mí. Yo le respondí: “Sí, es mi tío”.
¿Te ha ocurrido algo así? ¿Te han preguntado alguna vez si conoces a tal o cual persona y tú no sabes que contestar porque no sabes que te van a decir de esa persona? Y peor aun, ¿Te han preguntado ‘¿va a tu iglesia?’ con una expresión de asombro? Yendo aun más profundo, ¿Cómo eres conocido? ¿Qué dicen los demás de ti? ¿Cuál es tu fama, tu reputación? ¿Por qué cosas eres conocido?
Cómo hemos hablado ya la semana pasada, la buena fama, la buena reputación, el buen nombre, no es algo opcional para los que se identifican como seguidores o creyentes en Cristo, pues al estar ligados a él y a su iglesia, nuestra reputación afecta la reputación de Dios. Proverbios 22:1 dice: “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas y la buena fama que la plata y el oro”.
Entonces, la buena reputación no sólo es importante porque te afecta a ti y a los tuyos, sino aun más importante, puesto que estás ligado a Dios, tu reputación afecta Su reputación.
Uno de esos ingredientes importantes de la buena reputación que debemos cuidar y fomentar es la responsabilidad. Una buena reputación se forja siendo responsable en lo que dices y haces. Soy responsable cuando cumplo oportunamente lo que se espera de mí.
Por otro lado, la reputación de Dios se afecta cuando decimos que haremos algo, y no lo hacemos para nada, lo hacemos a medias, o lo hacemos a destiempo. O cuando hemos adquirido compromisos de realizar cierta tarea y somos descuidados y negligente en cumplir con lo que se espera de mí.
Jesús, en sus tiempos, encontró problemas que habían encontrado una manera para no ser responsables con sus compromisos. Es decir, que habían encontrado una forma para no cumplir lo que habían prometido o para no cumplir con lo que se esperaba de ellos. Y lo peor de esto, es que los que se habían vuelto expertos en hacer esto, eran personas muy religiosas.
En Mateo 5:33-37 Jesús pone al descubierto la estratagema que estas personas habían ideado para ser irresponsables, para no cumplir lo que se esperaba de ellos.
Los juramentos y los votos formaban parte de la vida civil y religiosa del pueblo judío. Dios había establecido que su pueblo podía hacer votos y promesas o juramentos en su nombre. Entonces, cuando alguien usaba el nombre de Dios para hacer un voto o una promesa, ese juramento era considerado inviolable. Es decir, que no había forma de echarse para atrás, debías cumplir responsablemente lo que habías prometido.
Entonces, estas personas, comenzaron a idear maneras para jurar o prometer sin verse forzados a cumplir su palabra responsablemente. Comenzaron a decir, no jures en el nombre de Dios porque no podrás echarte para atrás, pero si juras por el cielo o la tierra, o por Jerusalén, o por tu cabeza, entonces podrás zafarte de tu compromiso si así conviene a tus intereses.
Ni la Biblia ni Jesús, están en contra de los juramentos o los votos solemnes hechos con plena consciencia por cosas lícitas (boda, profesión de fe, ordenación, compromiso de un ministerio, bautizo de nuestros hijos), sino estaba en contra de tener una actitud tramposa para no cumplir lo que nos comprometimos a hacer.
Jesús, en Mateo 5, no está en contra de los juramentos en sí, sino de la actitud tramposa detrás de esta práctica dolosa que tenían estas personas para no ser responsables. Jesús está en contra de la irresponsabilidad con que se pueden tratar a veces los asuntos de la vida.
Por eso en el versículo 37, dice: “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” NVI: “Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente “sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno”
Jesús nos dice que es muy importante ser responsables con nuestras palabras y acciones. Sí es sí, no es no, lo que sea más que esto, no viene de Dios, no te identifica con Dios; no glorifica a Dios, sino proviene del bando contrario.
Es decir, que cuando cumplimos lo que prometimos, cuando somos responsables con nuestros compromisos y encomiendas, estamos identificándonos con Dios y estamos trayendo gloria a su nombre. Lo inverso también es cierto, cuando no soy responsable, cuando mi sí no es sí y mi no no es no, entonces, me identifico con el maligno y traigo deshonra a Dios y a mi vida.
Por eso, parte de una buena reputación es la responsabilidad.
¿Qué implica decir sí sí, no no? ¿Qué implica ser responsable?
Decir sí, sí, no, no implica que:
1.Pienses muy bien las cosas, antes de comprometer tu palabra.
A.A veces somos muy rápidos para hablar y comprometer nuestra palabra
1.Comprometer tu palabra requiere un proceso previo de reflexión.
2.Las decisiones requieren tiempo. Pero una vez tomada, debes cumplirlas.
B.Esto tiene aplicaciones en todos los ámbitos de nuestras vidas.
1.Si estás pensando casarte, piensa bien, porque estás a punto de comprometer tu palabra.
2.Si vas a emprender un negocio, piensa bien las cosas antes de comprometerte
3.Si vas a tomar una compromiso, piensa bien las cosas
2.Cuando comprometas tu palabra no estés buscando pretextos para no cumplir.
A.Como ya dijimos, la gente en el tiempo de Jesús, planeaba maneras para no cumplir sus compromisos.
1.Hoy quizá se ponen letras chicas en los contratos para que el cliente no les preste atención.
2.Se juega con la interpretación de las leyes para ganar ventaja sobre los demás.
B.Pero Dios quiere que nuestra palabra tenga valor y cuando la hemos comprometido no debemos estar buscando la oportunidad para librarnos de ella:
1.No pude cumplir por falta de tiempo, el tráfico, el clima, la economía, el gobierno, el diablo (metió la cola, no se duerme)
2.Decir sí, sí, no, no significa cumplir aunque yo salga perdiendo. Cumplir aunque los demás no lo hagan. Cumplir sin excusas.
3.Cumplas a tiempo aquello que prometiste.
A.Jesús nos enseña que no necesitamos un juramento para comprometer nuestra palabra.
1.Debes hablar de tal forma que tu sola palabra baste para comprometerte, sí significa sí, no significa no, y en el campo de los hechos lo voy a demostrar.
B.Cuando prometes, cumple responsablemente:
1.promesas de estar: puntualidad, asistencia algún lugar; promesas de pago: devolución de préstamos; Si debes, no te deben ir a cobrar, tú debes ir a pagar en la fecha indicada; Promesas de trabajo. Encargos, entregas; Promesas de ayuda.
C.Habrá ocasiones en que no puedas cumplir: 1. Reconocer la falta; 2. Responder por las consecuencias de nuestras acciones,
Conclusión: La reputación de un hombre se forja por sus palabras y acciones.¿Cómo seremos conocidos? Como los que cumplían su palabra, como los responsables o como los incumplidos, los desobligados, los frescos, los sinvergüenzas, los deudores, etc. La Biblia nos dice: Que tu sí sea sí, y tu no, sea no. Y lo que está en juego, para ti y para mí que creemos en Cristo, es la reputación de nuestro Dios que nos ama tanto y nos da todas las cosas fielmente.