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Summary: Si queremos estar listos para la venida del Señor, necesitamos escuchar su voz.

Mayor Gerardo Balmori

El Ejército de Salvación

Prepararnos para Navidad nos prepara para Cristo. Isaías 40:3-5

2ndo Domingo de Adviento

El profeta Isaías se refiere a una voz, la voz nos anuncia la venida del Señor.

C. TESIS: Si queremos estar listos para la venida del Señor, necesitamos escuchar su voz.

I. ¿DONDE ESCUCHAMOS LA VOZ? (v. 3)

A. La oímos en el desierto.

1. Bastante a menudo la palabra "desierto" en la Biblia no se refiere simplemente a una posición geográfica, sino a algún aspecto del desierto y el efecto que esta tierra tiene sobre la gente. Los israelitas vagaron en el desierto durante 40 años. El rey David huyó al desierto por causa del Rey Saúl. Jesús fue tentado en el desierto.

El desierto es un lugar estéril y aterrador donde la gente no puede vivir fácilmente.

Es un lugar seco, donde el agua es raramente encontrada y la gente está sedienta. Un sitio abandonado, a veces caracterizado por una soledad que amenaza y asusta. Ese vacío, a menudo suele simbolizar la desolación que ha encontrado la nación de Israel debido a su pecado.

B. Los tiempos de desierto en nuestras vidas son secos y estériles, pero la voz de Dios llama, no importa donde estemos. Tal vez usted puede sentir que está pasando por un desierto. El desierto de su vida se puede parecer a una tierra espiritualmente estéril. Su alma se torna seca y vacía. Tal vez está cansado y sediento, en la necesidad del rió de agua viva de Dios. Usted puede encontrarse viviendo por rutina, sin tomar tiempo para orar, o le parece difícil adorar a Dios o testificar de Cristo; ya nada parece complacerle o darle la paz. El clima de su vida es extremoso, calor intenso y presión durante el día, frío glacial que llega a los huesos por la noche. Y aún así, Dios la lanza una voz de esperanza, para usted y para mí. En el desierto. En la tierra baldía. Donde es seco. Donde estamos cansados. Donde hay pocos signos de vida. Donde nos sentimos abandonados. Donde nos sentimos distantes. Donde nos sentimos perdidos o desalentados o aturdidos. Donde nos hemos aislado. ¡La voz de Dios clama, hay esperanza!

Y el sonido alarmante de la voz clama y nos recuerda del amor infinito de Dios.

¡Él quiere tomar la residencia en nuestras vidas otra vez!

II. ¿PORQUE CLAMA LA VOZ? (v. 3-4)

A. Porque tenemos que hacer algunas preparaciones

1. El lenguaje de Isaías 40:3-4 parece sugerir a un representante enviado por adelantado, para preparar el camino para un rey que viene de visita.

2. Un camino gigantesco debe ser hecho, es decir, un camino que esté completamente libre de obstáculos, (lea v. 4) ¡una súper carretera solamente para Dios!

Dios mismo volverá a Jerusalén. Él tomará la residencia allí con su gente, y ellos lo verán cuando él habite entre ellos. ¡Él viene para encontrarlos allí, y su nombre es Jesucristo, Jesús el Mesías! ¡Prepare el camino para él! Deshágase de cada obstáculo en su corazón y en su vida que El está de pie en su camino esperando que usted lo reciba.

B. La voz nos llama para arrepentimiento.

1. En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista se convirtió en esta voz y preparó el camino para Jesucristo diciendo, ¡Arrepiéntase, porque el reino de los cielos está cerca! (Mateo 3:2)

2. En otras palabras, “arrepentirse” quiere decir “cambiar de vida”

Dejemos los hábitos pecadores y las prácticas que nos dañan, abandonemos esa vida para siempre. Arrepentirse es tirar hipocresía, falsedad e indiferencia hacia la voluntad de Dios. ¡Eso es el cambio que Dios espera de nosotros! Jesucristo viene para habitar en nuestras vidas. Nació como un bebé humilde, pero ahora es exaltado a la mano derecha de Dios Padre, él espera ser invitado en nuestros corazones como Señor y Salvador.

III. ¿QUE PROMETE LA VOZ? (v. 5)

A. Que veremos la revelación de la Gloria de Dios.

1. Dios promete que la señal de su presencia y de su poder será visible y experimentado en Jerusalén (y en nuestras vidas también) otra vez.

El día viene, dice el profeta, cuando Dios caminará entre nosotros.

2. Todo ojo lo verá, toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará, que Jesucristo es El Señor. No es un secreto. La Palabra de Dios ha hablado por los siglos de estos acontecimientos. Voz del que clama en el desierto... ¡Jesucristo viene otra vez!

Prepararnos para Navidad finalmente nos debe preparar para Cristo.

No nos arrepentimos y limpiamos nuestras vidas del pecado solamente para que podamos celebrar la Navidad de un modo más espiritual. Nos arrepentimos y hacemos estas preparaciones para que estemos listos a dar la bienvenida a Cristo en el día de su aparición. Debemos retirar cualquier obstáculo, arrepentidos de haberle fallado, para que Nuestro Señor tome posesión y haga su residencia en nuestros corazones otra vez, obedeciendo su voluntad y sus caminos viviendo cada día sabiendo que el puede regresar en cualquier momento.

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