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Summary: Consideraremos cuatro cosas que podamos aprender por medio de la historia de Naamán.

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¿Quién conoce la historia de Naamán? Bueno, voy a contarles un resumen de la historia que está escrita en el capítulo cinco del Segundo Libro de Los Reyes. Por favor, búscalo en tu Biblia.

Naamán vivía durante el tiempo del profeta Eliseo. Naamán era general del ejército del rey de Siria. El rey de Siria lo tenía en alta estima, porque por medio de él, había dado Jehová victoria a Siria. Este hombre era muy rico y valeroso en extremo, pero era leproso.

Una muchacha de Israel, cautivada por medio de una incursión servía a la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: "Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra."

El rey de Siria le dio permiso de ir a Israel y también envió cartas al rey de Israel que decían asi: "Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envió a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra." Naamán salió con las cartas y regalos incluyendo setecientas cincuenta libras de plata y ciento cincuenta libras de oro.

Después de leer las cartas, el rey de Israel estaba muy preocupado. Él supo muy bien que solo Dios puede sanar una persona de la lepra y temió que el rey de Siria estaba buscando ocasión contra él.

Cuando Eliseo, el profeta de Dios, oyó de la preocupación de su rey, le dijo: " Envíame a Naaman y sabrá que hay profeta en Israel."

Entonces vino Naamán con sus sirvientes, sus caballos y su carro y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo no salió de su casa pero le envió un mensajero, diciendo: "Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará y serás limpio.

Se fue Naamán enojado, diciendo: "Estaba pensando que saldría él luego, y estando en pie invocaría el nombre de Jehová su Dios, y alzaría su mano y tocaría el lugar, y sanaría la lepra."

Mas sus criados se le acercaron recomendándole que haga lo que el profeta le dijo. Por fin descendió él y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra de Eliseo y como la Biblia dice: "su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio."

Volvió inmediatamente Naamán a Eliseo y se puse delante de él, y dijo: "He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel."

Hay muchas cosas que podamos aprender por medio de esta historia. Consideraremos cuatro de ellas:

[1] Primero, podamos ver la importancia que Dios da a la humildad.

Naamán pensaba que saldría Eliseo de su casa para recibirlo y se sintió insultado cuando el sirviente de Eliseo fue el medio de comunicación entre ellos. Naamán pensaba que saldría Eliseo y estando de pie, se presentaría delante de él para servirlo y honrarlo. Naamán pensaba que con mucha ceremonia alzaría Eliseo su mano y tocaría el lugar leproso y sanaría la lepra.

Pero lo que Dios quería de Naamán era humildad y obediencia. Miqueas 6:8 dice: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios."

El pastor famoso Dwight Moody notó que "la lección más difícil de aprender es la humildad. No se enseña en los colegios humanos sino en la escuela de Cristo. Es el más raro de los dones. Pocas veces encontramos a un hombre que sigue de cerca las pisadas del Maestro en mansedumbre y humildad. Moody pensó que aprender a ser humildes fue la lección más difícil que recibieron los discípulos del Senor aquí en la tierra. Jesús no les dijo, ’Aprended de mí, que soy el más grande de los pensadores de este siglo. He hecho milagros como ninguno. He demostrado de mil maneras mi poder sobrenatural.’ No, la razón que les dio era: ’porque soy manso y humilde de corazón.’(Mateo 11:29)"

[2] Segundo, notamos que los pensamientos de Dios no son como nuestros pensamientos.

Las instrucciones de Dios para Naamán eran sencillas, y fáciles. Pero a Naamán no le parecían razonables y se fue.

Es muy interesante notar que muchos hombres hoy en día tardar venir a Dios por razones semejantes a las de Naamán. Las instrucciones de Dios para con nosotros son muy fáciles. Y como Naamán, a menudo no nos gusta la idea de humillarnos y obedecer instrucciones tan sencillas. Naamán pensaba "me lavo siete veces en el Jordan ... ¡¡absurdo!! No voy a humillarme así. Mucha gente hoy en día piensa "creer, arrepentir, confesar ... y ¿ser bautizado?" ... ¡¡ridículo!!

Debemos recordar lo que Dios nos dijo en Isaías 55:9 "Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."

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