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Summary: MAntenga el enfoque en Cristo, y como Cristo enfrento con amor a la gente escojidad de El

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Mantengan el Enfoque

Introducción:

En esta mañana quiero habarles sobre cuarto diferentes hombres de Dios que en alguno momento pierderon su enfoque y hasta su propósito dentro los planes de Dios. Porque a veces nosotros quitamos nuestra vista y perdemos el camino. Y cuando pasa esto nos da hasta medio o temor. Porque el enfoque en el propósito de Dios es el cual nos da dirección para nuestra vida, también nos da visión, propósito y enfoque en el Señor.

Cuerpo:

Éxodos 3:1-5

1 Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto y llegó hasta Horeb, monte de Dios.2 Allí se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés se dijo: «Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema». 4 Cuando Jehová vio que él iba a mirar, lo llamó de en medio de la zarza: ¡Moisés, Moisés! Aquí estoy --respondió él. 5 Dios le dijo: No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”

Vemos a Moises en un lugar donde llevaba muchos anos. De un persona que estaba en línea para ser phiaron ahora un pastor. Estaba aquí porque estaba huyendo. Trato de hace algo con su propia fuerza. Huyendo de su verdadero propósito. Pero Moisés se encuentro con Dios.

Muchas veces Dios tiene que enfrentarse con nosotros. Porque cuando ahí un desenfoque perdemos la dirección el propósito de Dios para nosotros. Mira lo que paso con Elías.

1Reyes 19:9-10

9 Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?10 Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.

Elías el gran profeta de Dios. Acaba de tiene una victoria de donde mato a mas de 450 profetas de baal, y solo por las palabra de la reina Jezabel que lo mataría, perdió su enfoque. Se confundió y tuvo temor. Porque cuando uno pierde el enfoque se olvida de la cosas que Dios hecho con uno y no puede ver lo que el quiere sigue haciendo con uno. Esto pasa cuando uno ya no tiene su vista y su enfoque en lo que es verdadero, Dios.

La otra persona es Pedro

Juan 21: 15-17

15 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: « ¿Me quieres?», y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Ya Pedro estaba en su vieja vida. Pecando de nuevo todo para el se había acabado. Paso lo que paso ya como hice lo que hice no hay nada mas para mi. Pero Dios tenía otros planes para Pedro. Tuvo que confortar a Pedro. Lo conforto pero con amor, Jesucristo sabia lo que Pedro iba hace. Lo tuvo que enfocar de nuevo en su dirección. Muchas veces nosotros mismo perdemos esa dirección y nos des enfocamos.

Porque cuando estamos desenfocado no tenemos la visión de Cristo. No vemos como El, y no podemos llevar a cabo nuestro propósito dentro de la obra de Dios para nuestra vida.

Miramos la última persona que es Pablo.

Hechos 9: 1-6

1 Saulo] respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al Sumo sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajera presos a Jerusalén. 3 Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 Él, temblando y temeroso, dijo:-Señor, ¿qué quieres que yo haga? El Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que debes hacer

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