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Summary: Muestra la importancia de mantener nuestra vida espiritual ferviente delante de Dios.

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TEMA: MANTEN EL FUEGO ENCENDIDO

TEXTO: Lev. 6:8-13

Introduccion: Hace algún tiempo atrás en la ciudad de Nueva York, una dama decidió visitar el Museo Metropolitano de Arte. El museo estaba exhibiendo las pinturas del artista francés Monet. Una de las pinturas más famosas de este pintor es la de un bote con su imagen reflejada sobre el agua, al igual que un espejo. Esta mujer estuvo observando la pintura detenidamente y se convenció de que algo estaba mal con ese cuadro. Ella se acercó a un guardia de seguridad y después al encargado del museo y les expresó su inquietud. Ambos le dijeron que no había nada malo con esa pintura, era auténtica, y que no debía esperar convertirse en una experta en arte en un solo día.

Frustrada, la mujer salió del museo y se fue a una librería, donde compró un libro de las pinturas de Monet, que incluía la obra en cuestión. Con el libro en la mano, regresó al Museo y comparó el libro con la pintura. Luego llamó al crítico de arte del New York Times, y juntos dieron a conocer por los medios de comunicación que por un período de casi 4 meses, delante de miles de visitantes y numerosos críticos de arte, la pintura del bote sobre el agua estuvo colgada al revés. Se necesitó de una mujer con pasión para hacer notar la diferencia.

¿Qué tiene que ver eso con el mensaje de esta mañana? Vivimos inmersos en una cultura donde algo parece andar mal. Cuando comparamos lo que vemos en la Palabra de Dios con lo que vemos en el mundo, las cosas parecen estar al revés. El pecado es exaltado, la justicia es ridiculizada. Y se nos dice que todo está bien.

¿Qué es necesario hacer para corregir la nave de la decadencia moral de nuestra sociedad en el día de hoy? Se necesita de hombres y mujeres, como muchos de ustedes, que tengan pasión por Cristo.

Abran sus Biblias conmigo al tercer libro del AT: Levítico. Yo sé que de sólo escuchar el nombre de este libro se nos doblan las rodillas. Este es el libro donde la mayoría de cristianos se empantanan en su programa de lectura de la Biblia. Pero esta mañana he seleccionado algunos pocos versículos en el cap. 6 que nos sirven de base para el mensaje de hoy. Miremos el versículo 8 “Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: Manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él.” Ahora saltemos al v. 12 , por favor “y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.”

No es mi intención esta mañana hablarles acerca de las leyes levíticas. Una cosa es evidente a través de estos versículos. El fuego del altar debía estar permanentemente encendido, no debía debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser continuo y constante. Tres veces en estos cortos versículos Dios dice: “Mantengan el fuego encendido. Jamás permitan que se apague.”

I. EL FUEGO SOBRE EL ALTAR

1. La presencia de Dios. Esta mañana quiero usar la figura del fuego sobre el altar para desafiarles a conservar su pasión por Jesucristo. El fuego sobre el altar representa dos cosas para nosotros. En primer lugar representa la presencia de Dios. A menudo en la Palabra de Dios, el fuego representa Su presencia. Por ejemplo, Dios le habló a Moisés por medio de la zarza ardiendo. La nación de Israel fue guiada en el desierto por una nube de día y por una columna de fuego de noche. El sacrificio de Elías sobre el monte Carmelo fue consumido por fuego que cayó del cielo. Juan el Bautista dijo que venía uno detrás de él que los bautizaría no con agua sino con fuego. Y en el día de Pentecostés donde nació la iglesia, aparecieron lenguas como de fuego sobre los cristianos. El fuego representa la presencia de Dios.

Vean conmigo Hebreos 12:28-29 “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

2. La pasión del corazón. El fuego no sólo representa la presencia de Dios, también representa la pasión del corazón. En 1 Cor. 7 Pablo dice que es mejor casarse que andarse quemando. El fuego representa un corazón ardiente y apasionado. Es la pasión que consume los pensamientos, que enciende un discurso, que emociona el alma y carga las emociones. Es este fuego sobre el altar de tu corazón que representa la pasión por Jesucristo, y Dios dice que debes mantener el fuego ardiendo, y que nunca debes permitir que se apague.

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