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Summary: Él fue condenado para que fuéramos perdonados

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Libres de Condenación

Intro: El 10 de mayo de 1994 fue ejecutado John Wayne Gacy habiendo sido condenado por 33 asesinatos. Gacy aparentemente vivía una vida normal. Era un próspero empresario de la industria de la construcción. En las fiestas infantiles se vestía de payaso para divertir a los niños. En su vecindario era conocido por dos cosas: por ofrecer las fiestas más divertidas y memorables y porque su jardín despedía un hedor muy raro. En 1978 una madre desesperada llamó a la policía porque su hijo de 15 años no regresaba a casa. El fue a una entrevista de trabajo temporal con un tal Sr. Gacy. La policía investigó y atando cabos logró obtener una orden de cateo de su domicilio. En el jardín encontraron los restos de 33 personas. No fue muy difícil sentenciar a Gacy y condenarlo a la inyección letal.

Cuando escuchamos historias como estas, quizá pensamos: personas como estas de verdad que merecen ser condenadas eternamente en el infierno. Personas como estas en verdad necesitan urgente e irremediablemente un salvador. Alguien que las salve de la condenación, no sólo de los hombres sino del justo juicio e ira de Dios. Personas como estás en verdad están condenadas a enfrentar la ira de Dios.

Pero yo preguntaría. ¿Y qué tal de:

• El esposo que hoy fue áspero con su esposa cuando se preparaban para venir a la iglesia

• La esposa que guarda amargura en su corazón contra su esposo

• El joven que miró con impureza la foto de la portada de una revista en la fila para pagar en el supermercado.

• La señorita que hace lo que sus compañeras le digan, aunque sea algo malo, sólo para que no la vayan a excluir del grupo.

• Del Padre o la madre que no busca intencionalmente relacionarse con sus hijos

• Del hijo que es rebelde e irrespetuoso con sus padres.

• Del patrón que no le paga a tiempo a sus empleados, pero se va de vacaciones y se compra cosas innecesarias con el dinero que le correspondía a sus trabajadores.

• Del empleado que no llega a tiempo o se va antes de tiempo, o cobra viáticos que no consumió.

• Del niño que se burla de su amiguito por no ser tan hábil en el futbol como él.

¿Qué tal de gente como esta? ¿También están condenados a la ira de Dios como el asesino de 33 personas?

Si pensabas que no…quiero decirte que la Biblia dice que “sí”. La Biblia enseña que personas “normales” con pecados “normales” también están condenados a la ira de Dios y condenados a la perdición eterna.

Romanos 5:18-19

…por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres…

…por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores…

Por la transgresión de uno (Adán) vino la condenación a todos los seres humanos. ¿Te das cuenta? Cuando Adán, nuestro representante como humanidad, cayó en pecado, todos caímos con él. La condenación ha venido sobre todos…no hay excepción. Niños, mujeres, varones, jóvenes, ancianos…¡todos! Por la desobediencia de un hombre (Adán) hemos sido constituidos pecadores. Dios traerá su justo juicio sobre los pecadores. La condenación está sobre nuestra cabeza, no sólo por el hecho del pecado de Adán, sino porque también nosotros hemos pecado y pecamos de diversas maneras. La condenación está sobre nuestra cabeza.

Date cuenta entonces que estamos un gran peligro: En Adán estamos condenados. Estamos bajo la ira de Dios. Estamos separados de Dios. En Adán, esa condenación es eterna e irreversible

Es muy importante que entiendas y creas esto porque sólo el que se sabe condenado podrá ver y apreciar lo que Jesucristo hizo. Sólo el que sabe que está enfermo buscará al médico. Sólo el que ve con claridad la realidad de su condenación podrá recibir con gratitud las palabras que nos dice el evangelio de Juan 3:16-18

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.

Ciertamente en Adán, estamos condenados, pero hay buenas noticias para los que sabemos que no tenemos oportunidad de entrar al cielo, para aquellos que saben que no pueden sostenerse en pie delante de la santidad de Dios. Las buenas noticias es que Dios hizo algo grandioso por medio de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Ese día que Jesús llevaba a cuestas una cruz rumbo al monte calvario, en medio de burlas, empujones, latigazos, gritos, estaba cumpliendo el amor de Dios para el mundo. El era el hijo unigénito dado para recibir la condenación que merecíamos.

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