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Summary: La mesa de comunión es la mesa de la obediencia de Cristo a su Padre

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Intro: Seguramente alguna vez has estado en la víspera de un evento importante en tu vida con la expectativa de lo que pasará. Quizá antes de una cirugía, quizá antes de tu boda, o tal vez antes del parto, quizá antes de una reunión de trabajo determinante, de alguna competencia deportiva o cualquier evento de tu vida que sabes que marcará el rumbo de muchas cosas.

Allá estás, parte de ti no quiere que llegue ese momento, otra parte de ti, sabe que no hay plazo que no se cumpla. Que tienes que enfrentar lo que venga. Y lo que inquieta más es no saber a ciencia cierta qué es lo que va a pasar: Cuál será el resultado de la operación, cómo será el matrimonio, qué repercusiones laborales tendrá la reunión, cuál será tu desempeño en la competencia, cómo será el pequeño ser que está a punto de nacer. La incertidumbre nos consume por dentro y nos tiene alerta.

Ahora bien, qué pasaría si sabes exactamente cómo será el proceso al enfrentar ese evento en tu vida, si conoces el programa punto por punto que se irá desarrollando, si sabes todo lo que involucrará este proceso y el costo real para ti; si sabes de antemano que no será nada fácil y el final no es precisamente algo para lo cual habría muchos voluntarios. ¿Te imaginas tal circunstancia? ¿Qué harías? ¿Lo enfrentarías de todas maneras, aun sabiendo el final nada favorable para ti? ¿O te retirarías o tratarías de evitar entrar en ese proceso?

En una noche como la que recordamos hoy, Jesús, el Cristo, el Mesías, estuvo en una circunstancia similar. El plazo estaba por cumplirse. Estaba en la víspera del evento que marcaría la diferencia universal de la relación de Dios con el mundo. El conocía de principio a fin el programa punto por punto de lo que pasaría; conocía el proceso y el costo real para él; sabía cuál sería el final de este proceso y lo que implicaba para él.

Esa noche estaba con sus discípulos celebrando la última pascua, la última cena que tendría con ellos. Esa noche al sentarse a la mesa les dijo: “—He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer, pues les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios” (Lucas 22:15-16)

Sabía muy bien que iba a padecer, estaba en la víspera de enfrentar los eventos más desgarradores de su vida. Y se sentó a la mesa, compartió el pan y la copa con sus discípulos, estableciendo esa noche lo que aun celebraremos hoy mismo. Y en esa misma mesa nos dio la promesa de que la próxima vez que vuelva a beber de esta copa y a comer de este pan será en la consumación de los tiempos, en las bodas del Cordero con su iglesia, rescatada por su sangre.

Pero antes de celebrar el triunfo final, tenía que pasar por todo un proceso tormentoso. El sabía el camino y sabía a donde conducía y qué implicaba para él.

El programa incluía una serie de eventos nada alentadores, ¿Qué incluía?

Incluía TRAICIÓN. Marcos 14:17-18 dice: Al anochecer llegó Jesús con los doce. Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.

La traición es un golpe muy bajo para cualquier persona. Le das tu confianza, le das información, recursos y todo lo que necesita. Crees en ella, la defiendes, la proteges, y luego, en la primera oportunidad, recibes una puñalada por la espalda, y usa todo lo que le has dado en tu contra.

Jesús iba a ser traicionado por uno de los que lo habían visto hacer milagros, escuchar de primera mano sus enseñanzas, lo habían visto caminar sobre el agua y perdonar a los pecadores. Alguien que estaba en su círculo más íntimo, que estaba comiendo con él esa noche. Sin duda esto causaba un gran dolor en su corazón.

¿Qué más incluía el programa? Incluía ser ABANDONO, DESERCION y NEGACIÓN. Marcos 14: 26-27 nos dice: Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos. —Todos ustedes me abandonarán —les dijo Jesús—, porque está escrito: »“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas.

Cuando les anunció esta parte del programa, los discípulos se indignaron y comenzaron a jurar que ellos jamás lo harían. Pedro, entre ellos, le dijo que aunque todos sean unos cobardes y lo abandonaran, él jamás haría tal cosa. Incluso si tenía que morir por él, estaba dispuesto a hacerlo. Jesús le respondió que esa misma noche antes de que el gallo cantara él lo negaría. Y así sucedió, más tarde esa misma noche, incluso por medio de maldiciones, Pedro negó a Jesús tres veces y cuando el gallo cantó, él recordó estas palabras y se echó a llorar.

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