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Summary: El conocimiento completo de Dios

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Vamos a Eclesiastés 12:13, 14 en este día. Estamos en la serie "Conociendo a Dios." Es maravilloso, como hijos de Dios, el tener conocimiento de nuestro Padre Celestial y de Jesús, su Hijo. El creyente tiene un tesoro en esto de conocer a Dios, en el cual no tiene comparación alguna con todo lo que el mundo pueda ofrecer.

Salomón dijo en Proverbios 8, que el conocimiento de la sabiduría son duraderas. Y que su fruto es mejor que el oro refinado.

Nos beneficia y trae bendición a nuestras vidas, más de lo que podamos nosotros imaginarnos. Por que al conocer más y más a Dios, nos ayudará a tratar con el pecado en una manera drástica.

Pablo nos enseña de qué somos miembros del cuerpo de Cristo. Al unirnos con el Señor, somos un espíritu con él. Y nuestro cuerpo, ahora, es el templo del Espíritu Santo (I Corintios 6).

Luego en II Corintios 7:1, nos dice que debemos de limpiarnos de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Debido a esto, nuestras oraciones serán contestadas, porque Jesús dijo que si permanecíamos en él y en sus palabras permanecen en nosotros, podemos pedir todo lo que queramos y nos sería hecho (Juan 15:7). Por supuesto, que está hablando todo aquello que esté dentro de su voluntad (I Juan 5:14).

Hoy vamos a estar en el tema que trata con la omnisciencia de Dios. Esto quiere decir que tiene conocimiento completo de todas las cosas. Sabe y posee la calidad de saber todo. Para que Dios sea soberano y ejerza toda autoridad suprema sobre toda la creación tiene que ser omnisciente. El apóstol Juan dijo en su primer epístola en el capítulo 3:20, que él sabe todas las cosas. Esto quiere decir que cada detalle de toda la creación él la conoce.

Él sabe si un gorrión y si un cabello cae a la tierra, porque los tiene contados a cada uno de ellos (Mateo 10:29,30). Él conoce todos nuestros pensamientos por igual. Conoce toda la historia, desde el principio hasta el fin. Dios no necesita aprender nada.

En Isaías 40, Dios le dijo al profeta: "¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová o le aconsejó enseñándole?."

No hay nada en esta creación suya que le pueda enseñar algo. Y esto nos lleva al siguiente pensamiento: ¿Cómo puede el hombre comprender a Dios quien no tuvo principio?

Por eso dice en este capítulo: ¿A qué pues me compararán o me harán semejante? ¿No has oído, no sabes que Dios es eterno? No desfallece, ni se fatiga con cansancio y su entendimiento no hay quién lo alcance."

No hay cambio en él ni hay nada imposible para él. Él es la Verdad y no puede mentir.

La Biblia está llena de versos y pasajes en cuanto a su poder y su conocimiento. El tiempo le pertenece a él. Solo él puede dar la ley perfecta. Y dado a que Dios sabe todas las cosas perfectamente, no necesita descubrir las cosas a medida que pasa el tiempo o los eventos. No se sorprende o asombra cuando ocurren. Él no necesita pedir información a nadie ni necesita preguntar algo a su creación para que pueda crecer en conocimiento.

I - Eclesiastés 12:13,14 - Dios traerá toda obra a juicio

Así que, ¿Cuál es la mejor manera de responder ante el tema de la omnisciencia de Dios? Pablo nos dice lo que debemos de hacer en Colosenses 3:23 y 24 - "Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia, porque al Señor sirven."

Saben, esto me pegó con todo en cuanto a la manera que debo servir a Dios. Vamos a Mateo 25:35 - 45. Jesús dijo: Tuve hambre, tuve sed, fui forastero, estuve desnudo y estuve enfermo. Y le preguntaron: ¿Cuándo te vimos así? Y Jesús les dijo: Por cuanto lo hicieron a uno de estos pequeños a mí me lo hicieron.

Necesitamos observar esto qué es muy importante: El ser humano es bien limitado en su entendimiento y le cuesta aplicar la palabra de Dios en su vida. En el Salmo 69:4 y Juan 15:25, habla de aquellos que lo aborrecen sin causa. La palabra, causa, quiere decir que provoca una acción. Tenemos que entender que aquellas personas que vienen a la iglesia, no tienen el conocimiento de Dios, ni tienen temor a Dios. Sin causa aborrecen a otros, porque hasta que no tengan vida nueva dada por Dios, no podrán amar como Dios ama y esto traerá división y tropiezo a otros. Por igual, si el creyente desconoce lo que Dios dice en su palabra o peor aún, si conoce y todavía quiere causar divisiones, el Señor Jesús dijo: ¡Ay de aquel por quién vienen los tropiezos!

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