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La Enemistad Contra Dios Series
Contributed by Rolando Delgado on Nov 28, 2017 (message contributor)
Summary: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios".
¿Qué quiero decir cuando digo que ellos “comían” la Biblia como maná, y Dios los alimentaba por ella? ¿Qué significa? Significa que estos hombres santos se sentían satisfechos al comer con deleite la Palabra de Dios. Esta satisfacción tipifica la misma que tuvieron los hebreos cuando comieron con contentamiento el maná en el desierto. Ellos hallaban a Dios y su voluntad, cuando comían su Palabra.
Pero sin embargo, el hombre con su mente carnal, no sometida a la voluntad del Espíritu, jamás sentirá que Dios le está ministrando y alimentando cuando lee la Biblia. ¿Por qué? La respuesta es muy simple, hay un velo cubriendo su corazón. Como dijo el Apóstol Pablo: “Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.” (2 Corintios 3:15).
Ese “velo” fue puesto allí por Satanás para cubrir su corazón, para detener su mente carnal, inconversa de alimentarse de la Palabra de Dios Y de poder adquirir todos los beneficios espirituales que esta le otorga.
El propósito por lo cual el enemigo trata de encubrir la palabra de Dios en la mente de los incrédulos, es para que no le resplandezca la luz del evangelio.
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo (satanás) cegó el entendimiento de los incrédulos para que no le resplandezca la luz del evangelio” (2 Corintios 4:3-4).
El diablo es el que pone ese velo sobre el corazón. Por esa razón, es que no se recibe ningún beneficio espiritual al leer la Biblia; por el simple hecho, de que este no tiene la luz suficiente para poder ver y entender lo que el Espíritu Santo le esta transmitiendo.
Las buenas noticias: El velo será quitado
Pero hay ¡muy buenas noticias!,… la Biblia dice: “Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. (2 Corintio 3:16-17)
Cuando rendimos nuestras vidas al gobierno del Espíritu Santo, este comenzará un proceso de renovación espiritual en nuestra mente que nos llevará a la transformación total. Los deseos carnales que antes teníamos comienzan a desaparecer. Ahora, anhelamos y deseamos más las cosas espirituales, de tal manera, que estas llegan a transformarse en nuestro único y verdadero deleite.
El proceso renovador
Primeramente la persona tiene que tener el deseo de cambiar. En muchos, las ganas de cambiar se convierten en una gran necesidad. Estos, son los que se entregan desde el principio de todo su corazón y Dios hace una obra tan rápida que los que lo conocen se quedan perplejos y preguntándoles: ¿Qué te pasó? ¿Qué fue lo que sucedió contigo? Esas preguntas acontecen, por el cambio tan contundente y palpable que Dios a hecho en la persona que se ha dejado procesar.
El agente renovador es el Espíritu Santo. Este se muda a vivir contigo, para hacer de tu vida su habitación permanente (1 Corintios 3:16, 6:19). Todos los días y a toda hora esta conversando contigo y mostrándote lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto y todas las cosas en general, para que puedas vivir una vida en libertad.