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Summary: Somos llamados a acompañar al que sufre

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Por la gracia del Señor, he sido pastor por 26 años y he tenido el privilegio de estar en momentos muy alegres en la vida de muchas personas. He compartido los momentos de alegría que se experimentan en una boda, en un nacimiento, en un regreso a casa después de estar muchos días en el hospital, en una bendición material para una familia, en una reconciliación después de un tiempo de distanciamiento, en fin… he podido estar en momentos muy felices en la vida de personas.

Pero también en estos 26 años me ha tocado estar en momentos muy difíciles de sufrimiento en la vida de muchas personas. He compartido los momentos de tristeza que se experimentan en un fallecimiento inesperado, en un embarazo no logrado, en un diagnóstico desesperanzador, en una ruptura de una relación, en la pérdida total de algún bien material, en el sufrimiento de una agonía en una cama de hospital, en la angustia por no saber qué más puede ir mal en la situación de una persona, en fin…he podido reír con los que ríen y llorar con los que lloran.

Pero esto no es algo que solo hacemos los pastores. Todos los que somos creyentes en Cristo, somos llamados a ser parte de la vida de otros cuando estos están sufriendo. Somos llamados a reír con los que ríen y a llorar con los que lloran. Por eso, todo este mes en nuestra serie de sermones: “En valle de sombra” hemos estado considerado el tema del sufrimiento desde la perspectiva del libro de Job.

Hemos dicho que debemos esperar el sufrimiento, aprender en el sufrimiento y aferrarnos al Señor en nuestros sufrimientos, pero hoy queremos agregar algo más a estos aprendizajes. Y lo haremos no necesariamente desde la perspectiva del que sufre, sino desde la perspectiva de los que estamos alrededor de alguien que sufre. Este día queremos hablar, desde el libro de Job, de qué hacer cuando estamos cerca de alguien que está sufriendo. Qué actitudes tener y qué acciones emprender. Hoy recordamos que somos llamados a acompañar al que sufre. Acompaña al que sufre.

Y para derivar la enseñanza de este día, consideremos las actitudes y acciones de las personas que estuvieron cercanos a Job en medio de sus sufrimientos. Aprenderemos de sus aciertos y sus desaciertos para que cuando nos toque a nosotros responder al llamado de acompañar al que sufre, podamos aplicar con sabiduría los principios bíblicos para ser de bendición para otros.

Recordemos que en el libro de Job se nos narran los sufrimientos de un hombre que era, de acuerdo con la evaluación de Dios mismo, era recto delante del Señor. Por la agencia directa de Satanás, Job queda de la noche a la mañana, sin patrimonio, sin descendencia y sin salud.

Y es en ese contexto de sufrimiento brutal, que aparecen en el libro tres amigos de Job cuyas acciones y actitudes pueden enseñarnos tanto, lo que se debe hacer, como lo que no se debe hacer, cuando estamos acompañando a alguien que sufre.

Consideremos primero algunos aprendizajes basándonos en sus aciertos.

Job 2:11 dice: Tres amigos de Job se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido, y de común acuerdo salieron de sus respectivos lugares para ir juntos a expresarle a Job sus condolencias y consuelo. Ellos eran Elifaz de Temán, Bildad de Súah, y Zofar de Namat.

Aquí encontramos la primera línea de acción para acompañar al que sufre: Muestra claramente tu interés por el que sufre.

Nos dice el pasaje que estos hombres Elifaz, Bildad y Zofar al enterarse de todo lo que le había pasado a su amigo Job, salieron de sus respectivos lugares, que no estaban a la vuelta de la esquina, y vinieron a consolar a Job.

La distancia no fue obstáculo. Las ocupaciones personales no fueron pretexto. De común acuerdo emprendieron el camino y vinieron desde lejos para estar con Job. Cuando alguien está sufriendo estas muestras claras de interés por uno sin duda son de aliento y ánimo.

Me ha tocado alguna vez tener una enfermedad que me inhabilita temporalmente para asistir a mis responsabilidades dominicales. Hay algunos hermanos que al notar mi ausencia y enterarse del motivo, inmediatamente alzan el teléfono y me preguntan como estoy. Siendo yo el Pastor y siendo el que hace este tipo de cosa, la verdad no estoy muy acostumbrado a recibir estas muestras claras de interés en mi persona, que se vuelven algo muy especial y lo agradezco.

Todos los que sufrimos recibimos con mucha gratitud, todas esas muestras claras de interés.

Por lo mismo, sé intencional en hacerte presente y visible en la vida del que sufre. Quizá no tienes que hablar mucho, pero estar ahí le dirá muchísimo más que mil palabras en cuanto a tu interés genuino.

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