El Nuevo Nacimiento

EL NUEVO NACIMIENTO (Jn. 3:1-16)

Tres hombres murieron y estaban en la puerta del cielo y tocaron:

-San Pedro: ¿por qué debo dejarlos entrar al cielo?

-Yo fui un buen policía, combatí el crimen y no pedía mordidas.

-¿y tú? Yo fui muy rico y di mucho dinero para obras de caridad.

-¿y tú? Yo fui homgusman, luché por los derechos humanos, contra la corrupción.

-San Pedro: muy bien por todas sus buenas obras van a poder estar en el cielo solo 15 minutos, pasen. ¡corre tiempo!

La Biblia dice que por buenas obras no podremos tener derecho al cielo ni un instante, porque la salvación es por gracia.

El Señor Jesucristo nos enseña en este texto del “Nuevo Nacimiento. El contesta las siguientes preguntas:

¿Qué es el nuevo nacimiento? ¿por qué debo nacer otra vez? ¿cómo puedo nacer otra vez? ¿Para qué debo nacer otra vez?

Primero: ¿Por qué debo nacer otra vez? Porque estás muerto en tus pecados y delitos.

“Y dijo Dios; hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza, y creó Dios al hombre a su imagen de Dios los creo” (Gén 1:26,27)

Lo creó inmortal, con alma racional, libre albedrío, con señorío sobre los peces del mar y sobre toda la tierra.

La imagen que Dios puso en el hombre consiste en ciencia, justicia y santidad (Ef. 4:24)

Cuando el hombre fue creado fue lleno de amor, había amor en sus palabras y acciones, estaba lleno de justicia, misericordia y verdad.

Recién salido de las manos del creador, el hombre era puro, sin malicia, “y vio Dios que todo lo que había hecho era bueno en gran manera”

En su libre albedrío escogió caer en la tentación del Diablo y no permaneció en el estado original, perdió todo, decidió rebelarse al gobierno de Dios, su libre albedrío lo llevó a buscar la felicidad en lo carnal y mundano y murió. “el día que de él comiéreis morirás” quedó separado de Dios = muerte espiritual.

En ese mismo momento Adán notó que el amor a Dios se había extinguido y un gran miedo a Dios lo suplantó al grado de querer huir de la presencia de Dios.

Se hundió en la soberbia, deseos sensuales, en las mentiras exactamente a la imagen de su padre el Diablo.

Todos los descendientes de Adán vienen al mundo muertos espiritualmente, separados de Dios, sin la imagen de Dios, (ciencia, justicia y santidad)

Rom 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”

Esta es la doctrina de la total depravación que hemos estado estudiando.

Nicodemo: ¿ya te diste cuenta por qué te es necesario nacer de nuevo?

No importa que hayas venido encubierto en las sombras de la noche en secreto, dáte cuenta que te es necesario nacer de nuevo.

- Pero Maestro, si yo soy un hombre religioso, estudiado, respetado del pueblo, soy un judío ejemplar, cómo me dices también a mí que debo nacer de nuevo?

- Te digo la verdad, nadie puede ver el reino de Dios si no naciere de nuevo.

- ¿Nacer de nuevo? ¿entonces qué es eso? ¿no pretenderás que me meta en el vientre de mi mamá, pobrecita, ya está muy viejita, peso 80 kgs, y que haga el trabajo de parto, verdad?

- No, lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. El nuevo nacimiento es de lo alto.

Un bebé antes de nacer, no ve la luz aunque tiene ojos, no oye no siente las cosas que lo rodean, hasta que nace, se puede decir que vive, ve, oye, respira, y siente plenamente.

Así es el que experimenta el nuevo nacimiento del ES. Se abren los ojos del entendimiento, es traído de las tinieblas a la luz de Jc, y puede escuchar la voz de Jc:

“ten fe, hijo, tus pecados te son perdonados, ve y no peques mas”

Puede sentir la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento; su corazón reboza de gozo por el Espíritu que le es dado y le da testimonio que es un hijo de Dios.

Sus alabanzas y oraciones ascienden ante el trono de Dios, su fe y su carácter crecen hasta que vuelve a formarse a la imagen de Jc.

El nuevo nacimiento ocurre cuando crees y recibes a Jc como tu Señor y Salvador.

Jc. Ilustró esto a Nicodemo cuando Dios envió serpientes venenosas por los pecados del pueblo y Dios ordenó a Moisés que levantara una serpiente de bronce para que el que la viera se salvara.

Jn. 3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.