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Summary: Lo mejor que puedes hacer es someter tu vida a Jesucristo

El hijo del hombre 12/12/10

Daniel 7:13-14

Intro: Recuerdo una Navidad en particular cuando tenía como unos 15 años. Habíamos terminado la celebración familiar y ya eran las primeras horas de la madrugada cuando comenzamos a recoger todo y prepararnos para ir a descansar. Por la fiesta, los vehículos familiares los habíamos estacionado en otro sitio para aprovechar el espacio de la cochera y era momento de retornarlos a su lugar. Como mi padre, por esos días, me había comenzado a enseñar a manejar, yo me sentí listo para hacer la maniobra de retornar los carros a su sitio. Mi papá me dijo que lo esperara para que me dirigiera y me indicara cómo hacerlo. Yo me adelanté y me subí al carro que estaba en el predio de enfrente y pensé, “¿Para qué tengo que esperar la dirección de mi papá? Yo puedo hacerlo solo, ya se manejar, no necesito que me ayuden o me guíen para hacer esto…no tengo que obedecer a mi papá en esto”.

Acto seguido, quité el freno de mano y arranqué el vehículo y lo puse en punto muerto. No contaba con dos cosas: que estaba yo en una rampa y que el sereno de la madrugada tenía totalmente cubiertos todos los cristales del carro, de tal forma que tenía visibilidad nula por todas partes. En cuestión de segundos, el carro comenzó a descender de la rampa sin estar yo en control, y mientras buscaba donde se prendían los limpiaparabrisas, el carro agarró cierto vuelo hasta que se detuvo al colisionar el carro del vecino que estaba estacionado en la calle.

La lección esa Navidad fue lo importante que es el estar sometido a una autoridad que sabe y te dirige. Lo importante que es estar sujeto a la autoridad apropiada y seguir sus instrucciones fielmente.

Aunque fue costosa esa experiencia y aprendí una buena lección, la verdad es que todavía hay ocasiones en mi vida en que tiendo a pensar que sé qué es lo mejor para mí, cuando pienso que lo que YO quiero hacer es lo mejor. Hay ocasiones cuando quiero dar oídos sordos al consejo sabio porque se opone a lo que en mi necedad quiero hacer.

Pero me imagino que no soy el único que lucha con esto. Seguramente, a veces tú también quieres hacer lo que quieres hacer y que nadie te diga nada, te dé una opinión o te aconseje que no lo hagas. Tendemos a pensar que nosotros sabemos mejor que nadie qué es lo que debemos hacer. Pensamos, “¿Para qué tengo que seguir estas instrucciones? Yo puedo hacerlo solo, como yo pienso y eso es lo mejor”.

Quizá no te gusta que te digan como debes llevar tus finanzas, como debes educar a tus hijos, cómo debes vestirte, cómo debes dirigir a tus empleados, cómo debes relacionarte con las personas del sexo opuesto, cómo debes organizar tu tiempo, cómo debes divertirte…en fin. Tenemos un problema serio para estar sometidos a alguien o alguna autoridad.

Lo triste de todo esto es que al final de cuentas, cuando comienzas a recoger los pedazos rotos en el piso por tus malas decisiones, te dices a ti mismo, ¿Por qué no hice caso? ¿Por qué no seguí las instrucciones? ¿Por qué seguí mi necesidad y no hice lo correcto?

Para todos nosotros que luchamos con esta tendencia queremos decir la verdad de la Escritura este día: Lo mejor que puedes hacer es someter tu vida a Jesucristo. Jesús ha sido establecido como la autoridad infalible para tu vida y mi vida. Sólo bajo su autoridad y obedientes a sus instrucciones podemos tener una vida plena y abundante y para la gloria de Dios. Lo mejor que puedes hacer con tu vida es someterla a Jesús.

De todos los títulos o maneras en que la Biblia habla de Jesús, hay uno en particular que hace alusión, precisamente, a esta autoridad absoluta que Jesús tiene sobre toda la creación. Este título fue una de las maneras preferidas del mismo Jesús para autonombrarse. Es decir, en los evangelios tenemos más de 70 menciones de este título y es el mismo Jesús que se refiere a sí mismo de esta manera. Este título es “el Hijo del hombre”.

Esto es muy interesante porque cualquiera podría pensar que este título de Jesús hace alusión más bien a su humanidad, sin embargo, el trasfondo bíblico de este término hace más bien alusión a su divinidad. ¿Cómo es esto posible? Después de todo, el sentido directo de estas palabras parecerían estar diciendo que Jesús es simplemente humano, un hijo de la humanidad o del ser humano.

Pero como la mayoría de los términos del Nuevo Testamento debemos encontrar su trasfondo en el Antiguo testamento, éste no es la excepción. Para entender mejor esto necesitamos considerar un pasaje del Antiguo Testamento en Daniel capítulo 7:13-14.

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