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Summary: En las Sagradas Escrituras no se encuentra, no hay enseñanza, ni ejemplo que autorice el bautismo de niños. El Nuevo Testamento autoriza a la iglesia para que provea la presentación pública de los niños. Esto no es bautismo. Es una dedicación, una pres

Dedicación de niños

En las Sagradas Escrituras no se encuentra, no hay enseñanza, ni ejemplo que autorice el bautismo de niños. El bautismo neotestamentario es una manifestación de arrepentimiento y fe en nuestro Señor Jesucristo, lo que no cabe en los que no han llegado al uso de la razón.

El Nuevo Testamento autoriza a la iglesia para que provea la presentación pública de los niños. Esto no es bautismo. Es una dedicación, una presentación del niño a Dios, una acción de gracias y de fe, una súplica de bendición divina.

(Que se entone un himno alusivo mientras los padres pasan al frente. El padre traerá al niño para entregarlo al ministro). Léase:

Marcos 10:13, 16—Presentábanle, entonces, unos niños para que los tocase; mas los discípulos reprendieron a los que los presentaban. Al verlo, Jesús se indignó y les dijo: Dejad los niños venir a mi; no se los estorbéis, porque de los tales es el reino de Dios. En verdad os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Entonces los abrazó, puso las manos sobre ellos y uno por uno los bendijo.

Las Sagradas Escrituras nos enseñan muy bien cuáles son las responsabilidades espirituales de los padres. Deuteronomio 6:4 y 9 dice—Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno solo es. Y amarás a Jehová tú Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que te ordeno hoy, han de permanece sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas, sentado en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y al levantarte; y las atarás por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos; y las escribirás sobre los postes de tu casa y tus puertas.

En Mateo 18:10 y 14 nos dice de la importancia de los niños—Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeñitos; porque os digo, que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos. No es la voluntad de nuestro Padre, que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

Conforme a la práctica de la Iglesia de Cristo, vamos a dedicar este niño a Dios.

Reconocemos la soberanía de nuestro Señor Jesucristo; confesamos que sobre nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos, Cristo es Rey y Señor; y nos comprometemos, en cuanto nos sea posible, instruir a los niños en su ley y en su santa voluntad.

Traemos a Dios los niños que Él nos ha confiado, los dedicamos a Él. Suplicamos para ellos el don más preciado que les pueda caber en esta vida, la bendición de Dios.

(Diríjase a los padres)

A vosotros, padres, Dios os ha confiado el cuidado de una vida que puede ser una bendición para muchos, como puede ser una maldición para muchos, y primeramente para vosotros mismos. Mirad que cumpláis tan sagrado deber en el temor de Dios.

Vuestro amor a este niño os enseñará a conocer el amor de Dios vuestro Padre, amadle pues, en toda circunstancia.

Escuchad la Palabra para vosotros: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

(Diríjase a los padres)

Hno. y Hna. , usted son los principales responsables. Ante Dios, ante el cual traen este niño para ser dedicado, les amonesto:

Que vivan una vida cristiana delante de su hijo para que aprenda lo que es ser un verdadero cristiano. Hagan de su hogar una “escuela” donde pueda recibir enseñanza de las Sagradas Escrituras. Asegúrense de llevarlo al templo para que aprenda más acerca de Dios y aprenda a tener comunión con los santos. Oren por su salvación para cuando llegue a la edad que pueda aceptar a Cristo como su Salvador. ¿Prometéis ante Dios y estos testigos?

(Responderán los padres).

(Diríjase a la congregación)

La congregación toma responsabilidad ante Dios también. Les amonesto:

Que hagan todo lo posible para proveer un ambiente de adoración y enseñanza donde este niño pueda escuchar la Palabra de Dios. Sean un ejemplo para inspirarle a desear la vida cristiana. Que orarán por su salvación. Los que están dispuestos a aceptar tal responsabilidad ante Dios contesten “Con la ayuda de Dios lo haremos”.

(El ministro tomará al bebé en sus brazos.)

(Nombre ), te dedicamos a Dios el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Te unjo con aceite que es símbolo del Espíritu Santo bajo cuya protección y guianza te sellamos. Jehová te bendiga y guarde: Haga resplandecer su rostro sobre ti y haga de ti misericordia. Alce Jehová a ti su rostro, y ponga en ti paz.

Autorizado por la Palabra de Dios, y como ministro de Jesucristo, afirmo que, si fielmente cumplimos nuestra promesa de hoy, Dios, a través de Su Santo Espíritu, traerá convicción a la vida de este niño cuando llegue a la edad de conciencia. También le hará conocer el amor de Su Hijo Jesucristo, le bendecirá y guiará a través de toda su vida.

(Concluyendo este acto, entréguelo el bebé a la madre. Haga una oración extemporánea por los padres). Puede concluir con un himno apropiado.

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