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Buscando Lo Perdido, Parte I Series
Contributed by Timothy Archer on Mar 2, 2004 (message contributor)
Summary: En las parábolas de la oveja perdida y la moneda perdida, Cristo nos enseña sobre nuestra actitud para con los "pecadores" de este mundo.
Lucas 15:1-10
I. “¡Recibe a pecadores!”
A. En Lucas 14, vimos cuando Jesús llamó la gente a hacerse discípulos, como llamó a la gente a entregarse por completo al Señor. Terminó diciendo: “El que tenga oídos, que oiga.”
B. Los “pecadores” oyeron y respondieron. Eran los marginados de la sociedad, los menospreciados, rechazados por los líderes religiosos. No eran personas excepcionalmente malas. Eran los que no se conformaban a las normas estrictas de los escribas y fariseos, como los que cobraban impuestos para Roma.
C. Los “religiosos” se escandalizaban. El término ‘fariseo’ quiere decir “el separado,” y ellos eran los que se habían separado de los pecadores, manteniéndose alejados. Sobre todo, se escandalizaban al ver que Jesús COMIA con esa gente; compartir una comida era señal de aceptacíón y comunión en esa cultura.
II. Jesús hizo algunas comparaciones. Eso es lo que quiere decir “parábola.” Quiere decir “poner al lado,” poniendo una cosa al lado de otra para ver sus similitudes y diferencias. Aquí compara personas de la vida cotidiana con la forma en que él trataba a los pecadores (y, por implicación, la forma en que los fariseos trataban a los pecadores).
A. El Pastor y Las Ovejas
1. Observa que el pastor hace lo que hubiera hecho cualquier pastor de aquel entonces. Este no es un hombre excepcional. Jesús presenta la situación y dice, “¿Y qué hará este hombre?” La gente ya sabe la respuesta.
2. El pastor pone su atención en lo perdido. Hay 99 que están a salvo. Podemos entender que el pastor los deja en un lugar seguro, quizás bajo el cuidado de otra persona. La atención del pastor está puesta en el que está en peligro, el que no está con los demás.
3. El pastor deja los muchos para buscar a los pocos. Esta es una lección que vemos en la vida de Jesús. No buscó las multitudes. Buscó a los individuos y las multitudes buscaron a él. Nuestras iglesias necesitan aprender esto. Cuando atendemos las necesidades de los individuos, cuidaremos al rebaño entero.
4. Jesús dice que hay más regocijo por uno que se arrepiente que por muchos que no necesitan arrepentirse.
B. La Mujer y Las Monedas
1. Otra vez, la mujer hace lo que cualquier persona hubiera hecho. Esas monedas no eran dinero que le sobraba; pueden haber sido sus ahorros. Entenderíamos mejor hoy en día si habláramos de billetes de cien dólares. Los oyentes originales hubieran entendido de inmediato por qué la mujer se molestó tanto.
2. La mujer one su atención en lo perdido. No dice, “Está bien. Me quedan nueve monedas todavía.” No. Hace lo que sea necesario para encontrar la décima moneda.
3. La mujer hace lo que sea para encontrar le moneda. La imagen es de una búsqueda sin descanso, con sumo cuidado. Va a encontrar esa moneda, sí o sí.
4. Se repite el mensaje principal de estas dos parábolas: Hay más regocijo por uno que se arrepiente que por muchos que no necesitan arrepentirse.
III. Mirando el Espejo
¿Y yo? ¿Quiero llevar el mensaje a los menospreciados de este mundo? Cuando veo a borrachos y drogadictos y prostitutas, ¿me conmueven o me repugnan?
Tengo que confesarlo… a mí me gusta una iglesia limpia y desinfectada. Quiero que ustedes se vean lindos y que huelan bien. Cuando pienso en “aquella gente,” pienso en la misma gente que no quiero que se acerque a mis hijos. No quiero tener que preguntarme en cuanto al muchacho al lado mío en la reunión si tiene drogas en su bolsillo o no. Quiero que alguien lleve el mensaje a esa gente. Pero que no sea yo. Que no sea mi iglesia.
Pero ¿qué ve Dios cuando mira las discotecas y casas de droga y prostíbulos de este mundo? Nosotros vemos PECADORES, vemos a gente que nos da miedo, gente con quien no queremos estar.
Nosotros vemos “pecadores.” Pero Dios ve a una ovejita perdida.