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Summary: Dios es único. No existe otro ser con semejante santidad. Por eso, cantamos su santidad. Por eso, hemos repetido la palabra tantas veces hoy. Él es SANTO, SANTO, SANTO.

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Introducción

En las canciones de hoy, repetimos la palabra “santo” muchas veces. Hoy estamos enalteciendo la santidad de Dios. Dios es completamente santo. En una visión, Isaías describió lo siguiente: “…vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.» 4 Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo” (Isaías 6:1-4).

También en el Nuevo Testamento, específicamente en Apocalipsis, el apóstol Juan recibió una visión en la cual se destaparon los cielos y Juan vio el trono de Dios. Esto es lo que escribió: “Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, 6 y había algo parecido a un mar de vidrio, como de cristal transparente. En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes…Y día y noche repetían sin cesar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir.»” (Apocalipsis 4:5-6, 8).

Moises preguntó, “¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses?” Hizo una pregunta retórica. O sea, la respuesta de dicha pregunta es obvia. ¡No hay otro como Dios! Luego hizo otra pregunta, “¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible [asombroso] en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Éxodo 15:11 RV60). Dios es único. No existe otro ser con semejante santidad. Por eso, cantamos su santidad. Por eso, hemos repetido la palabra tantas veces hoy. Él es SANTO, SANTO, SANTO.

Dios es SANTO, SANTO, SANTO

I. El Concepto Judío de Santidad

A. Los serafines (Son como ángeles pero tienen un papel diferente. Son la guardia del trono de Dios.), según Isaías 6 y Apocalipsis 4, repetían “…Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso…” ¿Por qué repetían el término 3 veces? ¿Por qué repetían la frase sin cesar? La respuesta sencilla es que Dios es el único tan santo. El merece esa clase de adoración. Sin embargo, un estudio del concepto judío de santidad nos ayuda a captar la profundidad de este atributo de Dios.

B. En primer lugar, necesitamos recordar que el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, el idioma de los hebreos, también conocidos como los israelitas y los judíos. La gran mayoría del tiempo leemos las Escrituras sin pensar en los idiomas originales. El problema con eso es que podemos perder los significados originales de los términos. Los conceptos profundos y las imágenes descriptivas muchas veces se pierden en la traducción al español o a otros idiomas. En español leemos la palabra “santo” en Isaías 6 muy rápido y sin pensar tanto. Sin embargo, el término hebreo está repleto de significado. Los judíos no perdían el concepto porque entendían la historia y las raíces de la palabra.

C. El significado en hebreo

1. “Santo” en el hebreo significa literalmente inaccesible. Cuando los serafines proclamaban, “Santo, santo, santo”, estaban diciendo a Isaías que no tenía acceso al trono de Dios, que no tenía el permiso de acercarse al que estaba sentado en el trono. Los serafines “…se cubrían el rostro…” (Is. 6:2) para que no fijaran los ojos en el Señor de los ejércitos. Isaías se llenó de temor porque sus ojos habían visto “…al Rey, al Señor Todopoderoso” (6:5). La santidad de Dios es tan pura que nadie puede resistirla. Por lo tanto, el término significa literalmente inaccesible.

2. Además, “santo” expresa el estado de separación total de las cosas comunes, profanas o sensuales en el sentido físico y también espiritual. Dios es perfecto, impecable e incapaz de pecar o hacer el mal. ¿Recuerdan el pasaje que leí el domingo pasado? Santiago dijo que “Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie” (Santiago 1:13). Este concepto es difícil para entender porque nunca hemos vivido un minuto fuera de la presencia del pecado. Nuestra naturaleza es pecaminosa. O sea, nuestra tendencia es pecar en vez de hacer el bien. Profundizaremos más en este tema la próxima semana cuando comenzamos la siguiente serie de charlas.

D. La raíz del término

1. La raíz del término “santo” proviene del asirio, el idioma del reino de Asiria. Interesantemente, significa brillante, radiante, iluminado, luminoso, con mucha luz.

2. La santidad de Dios es tan pura que brilla radiantemente como un fuego. En Éxodo 15:11 lo cual acabamos de leer, Moisés pregunta, ¿Quién como tú, magnífico en santidad…? La imagen aquí es que Dios está envuelto con su santidad. Todos los atributos de Dios que hemos considerado en esta serie de charlas están envueltos en la santidad de Dios. Su existencia, lo bueno que es, su omnisciencia, su omnipresencia, su soberanía, lo confiable que es, están envueltos con este atributo de santidad. El Señor está envuelto en las llamas de su propia santidad, sin embargo no se consume. Su ser mismo arde intensamente con un fuego santísimo.

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