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Summary: La eternidad es una realidad en donde pasaremos el resto de nuestras vidas.

Viviendo a la luz de la eternidad

Texto: Juan 14:1-6

Propósito: Que los oyentes, al oír el mensaje de salvación decidan, por fe, recibir el regalo de la

vida eterna en Cristo.

Introducción:

A través del curso de la historia el ser humano se ha aferrado e interesado profundamente en lo que es la eternidad.

Los griegos de la antigüedad pensaban que el hombre podía producir palabras y obras que trascendieran más allá de su existencia física. De tal modo que cuando una persona después de dejar este mundo, a través de la puerta de la muerte, todo lo que quedaría de ella sería únicamente los rastros imperecederos de lo que fue su existencia.

Viene a mi mente una canción de Julio Iglesias, padre del conocido Enrique Iglesias, que se titula “La vida sigue igual”. En uno de sus versos dice: “Al final, las obras quedan, la gente se va. Otros que vienen las continuarán. La vida sigue igual...”.

El mensaje de dicha canción deja ver claramene que lo material a veces nos tiene encadenados y ciegos que por eso fallamos en no mirar más allá. Estamos tan ocupados y afanados por lo que vemos y por lo que tenemos, que no nos detenemos a pensar en la eternidad. Lo material ha eclipsado lo eterno a tal punto que no hacemos planes para la eternidad siendo que pasaremos el resto de nuestra vida allí.

Por lo general siempre pensamos y hablamos en términos de hoy y no del mañana. Se vive como si nunca tendremos que enfrentarnos a la muerte. Se vive tan aceleradamente como si la muerte fuera el fin de todo. Por eso hay un conocido refrán en inglés que dice: “life is tough, and then you die”. La vida es difícil, dura y luego te mueres. He escuchado a muchas personas decir cuando alguien muere: “Pero gozó y disfrutó. Viajó, comió y se dio gusto. Por lo menos eso se llevó”

Aún así y en medio de este mundo materializado y cómodo hay una conciencia profunda de que hay más. Por eso el hombre moderno todavía continúa en la misma búsqueda de la realidad más allá de nuestro mundo. Es más, hay una organización que se ocupa de preservar los cuerpos de algunas personas con la falsa esperanza de que algún día se descubrirá la manera para volverlos a la vida. Para esto tenemos que plantearnos dos preguntas: 1) ¿Termina todo con la muerte? y 2) ¿Es la muerte la puerta para entrar a un nuevo y extenso capítulo de nuestra vida?

Transición:

La brevedad de la vida nos debe llevar a vivir a la luz de la eternidad. Puesto que ésta no se encuentra a una distancia inalcanzable. La eternidad se encuentra a unos segundos de distancia de este mundo. Por lo tanto, necesitamos vivir y reflexionar sobre este gigante que está cerca de nosotros como lo es la eternidad, puesto que es una realidad en donde pasaremos el resto de nuestras vidas.

¿Qué nos dice el Señor Jesús respecto a la eternidad en este pasaje? Veremos tres verdades en cuanto a este tema.

1. Jesús nos afirma que la eternidad está lista para recibirnos (v.1a)

“No se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí.”

Todos sabemos que la muerte es la fase transitoria hacia la eternidad. Y la muerte es a lo que más le temen la mayoría de los seres humanos. ¿Saben por qué? Porque si bien es cierto que la eternidad está lista para recibirnos, la humanidad no está lista para entrar en ella porque no se ha preparado.

Tan cierto es el temor a la muerte que a veces aún Los mismos que profesan creer en Cristo para vida eterna evaden el tema. Pero como algo paradójico, hablamos de la eternidad, sabemos lo que encontraremos y estamos seguros de la vida eterna, pero casi ni tocamos el tema de la muerte. ¿Y qué podemos decir de los que ni siquiera tienen temor de Dios en sus corazones? Por eso es que cuando llega lo inesperado, el llanto y la desesperación se apoderan de ellos y los que quedan en vida hacen todo lo posible por ver “cómo le ayudan al muerto en el más allá”.

Pero esta es la gran verdad y lo inevitable de la vida terrenal: tarde o temprano tendremos que enfrentarnos con la eternidad. Por ello, para vivir la vida a la luz de la eternidad tenemos que aceptar que la eternidad es una realidad irreversible.

Matín Lutero decía que en su agenda solo habían dos días: hoy y aquel día. La vida terrenal, por muy larga o corta que sea, en riqueza o en pobreza, en salud o enfermedad, en juventud o ancianidad, es un breve lapso de tiempo en donde debemos prepararnos para enfrentarnos con Dios cara a cara y responder personalmente por nuestras accciones hechas en la vida.

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